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Una de cada dos mujeres sufre ansiedad y estrés a causa de la pandemia

Malasmadres lanza por tercer año consecutivo La hora de cuidarse. Para Laura Baena, su fundadora, el autocuidado es esencial y más si cabe en este año de pandemia, en el que la culpa y no llegar a todo ha sido una constante en la vida de muchas madres

Malasmadres presenta su encuesta 'La hora de cuidarse'.

La crisis sanitaria del coronavirus lleva un año entre nosotros. Doce meses donde la enfermedad, el encierro y la muerte han sido parte de nuestro día a día. Toda esta situación de incertidumbre nos ha desestabilizado a todos, grandes y pequeños, y ha traído consigo consecuencias psicológicas que afectan a nuestra rutina, a nuestra vida, a nuestra convivencia familiar. Uno de los grupos sociales más afectados en este tiempo han sido las mujeres, debido al sentimiento de culpa constante de no poder llegar a todo: crianza, teletrabajo, vida familiar y de pareja, y autocuidado. Exactamente, “cinco de cada 10 -o lo que es lo mismo, una de cada dos- mujeres sufren ansiedad y estrés a causa de esta situación de pandemia”, según los datos del estudio La hora de cuidarse, realizado por el Club de Malasmadres y DKV Salud, y presentado este jueves 18 de marzo. Y, además, según añaden, siete de cada 10 mujeres se sienten tristes, apáticas o desmotivadas, padeciendo, a su vez, síntomas que se correlacionan con ambos trastornos, como son la pérdida de cabello o erupciones cutáneas [en el 17% de los casos].

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El informe hace hincapié en una realidad que no le es ajena a muchas: “Nueve de cada 10 se sienten culpables cuando dedican tiempo para sí mismas, porque restan tiempo a la atención de sus familias”. Los datos ponen de manifiesto que las mujeres están afrontando sus problemas solas, a pesar de necesitar ayuda de especialistas, la mayoría no ha hecho nada al respecto. “Solo un 41% acudió a un experto. Si este dato se compara sobre la base total de la encuesta, destaca que un 12% de las mujeres españolas ha acudido a un especialista para tratar un problema de salud mental”, según informan. Otras han recurrido al deporte y en menor medida a la meditación, “y un 12% que ha necesitado ayuda externa ha decidido automedicarse”, se desgrana de la encuesta.

“La principal razón de la angustia que están padeciendo muchas mujeres es la sensación de no poder llegar a todo: responsabilidades laborales, familiares y el cuidado de los hijos e hijas, seguida de la incertidumbre y no poder hacer planes. En tercer lugar aparece el miedo por la situación sanitaria, concluye en el informe”. “El teletrabajo, durante el periodo de confinamiento domiciliario, ha supuesto una carga mental adicional, que ha recaído sobre los hombros de la mujer principalmente, afectando a su salud mental”, explica Maite Egoscozabal, responsable de Investigación Social del Club de Malasmadres. Según mantiene, para el 52% de las mujeres la sensación de no llegar a todo, debido a la carga mental de trabajo, ha sido la principal preocupación que ha afectado a su psique. “La falta de corresponsabilidad para repartir la carga de trabajo con las parejas o con las redes de familiares y amigos ha provocado que sean ellas las que asumen los roles de cuidadoras y profesionales simultáneamente, incrementando así los niveles de estrés y ansiedad. Además, el hecho de no poder separar los espacios de trabajo y los tiempos para cada actividad no ha facilitado la desconexión. Por eso, las mujeres han tenido la sensación de no llegar a todo o de no cumplir bien con ninguna de las responsabilidades asignadas”.

La importancia de autocuidarse sin culpa

Los datos nos demuestran que las mujeres estamos acarreando con todas las responsabilidades extra derivadas de la pandemia, como el cuidado de los hijos e hijas, pero también con la carga mental que supone la incertidumbre respecto al futuro y la crisis económica”, enfatiza Laura Baena, fundadora del club de Malasmadres. Cuidarse en estos meses de pandemia ha sido todo un reto, pero al mismo tiempo más necesario que nunca. “Buscar ratos de soledad aunque fuera encerrada en el baño para alargar una ducha era la única manera de desconectar. Imagina si lo compaginas con un postparto. Echo la vista atrás y me da hasta vértigo pensar en todo lo pasado”, confiesa Baena. “Pero en mi caso, la clave es hacer equipo. Mi pareja y yo nos organizamos y agendamos hasta esos momentos de descanso, si no es imposible”, añade esta madre.

Según mantiene, durante los meses de confinamiento no sentía culpa por autocuidarse porque era tan poco tiempo, tan necesario y además en casa, “y muchas veces entrenando con ellas al lado -tiene tres hijas-”. “Pero ahora que comienzo a buscar mis espacios y mis tiempos y sobre todo salir a caminar, correr o estar en contacto con la naturaleza, que tanto hemos aprendido a valorar, cojo mi culpa y me la llevo conmigo”, añade. La recomendación de Baena es clara: “Hazlo con culpa, pero hazlo y poco a poco la culpa se va silenciando o, como dices, aprendes a vivir con ella. La culpa es algo que tenemos tan interiorizado culturalmente que pensar que vamos a acabar con ella al 100% genera frustración. Pero no nos puede paralizar o empujar a rendirnos”.

Cuando llega la maternidad pasas a un segundo o tercer plano, no solo laboral, sino también social y personal. “Te sientes Malamadre, te sientes invisible y tus deseos, sueños y prioridades quedan en el olvido. En nuestro proyecto de La hora de cuidarse y respirar, el autocuidado siempre lo concebimos como un derecho y no como un privilegio, algo básico que hemos sentido y vivido en este año tan complicado. Si no estamos nosotras bien, si no nos cuidamos, difícilmente podremos cuidar. Esto ayuda y anima a dar el paso. Sobre todo se trata de tomar conciencia”, explica Baena. Y no hay mejor momento que este, “en el que nos hemos dado cuenta de que la situación de estrés y desbordamiento que hemos vivido las mujeres madres nos ha afectado claramente a la salud, no solo física, sino también mental”, sostiene.

“Por desgracia cuando te das cuenta de que lo estás pasando mal”, prosigue Baena, “de que estás somatizando esa ansiedad, eres consciente de que tienes que dar un paso a la acción y cambiar esa realidad”. “La falta de conciliación, la falta de movimiento y de libertad nos ha dejado en una situación de supervivencia muy dura. Ahora toca recomponerse y buscar aquello que nos hace sentir bien”, incide esta malamadre. Baena es consciente de que al principio cuesta muchísimo, “siempre hay excusas buenísimas, sobre todo las Malasmadres nos agarramos al “no tengo tiempo” y es verdad, ojalá pudiéramos comprar el tiempo. Pero no es una razón válida cuando se trata de priorizarnos”. “Porque además hay un concepto erróneo de que el autocuidado conlleva mucho tiempo. Autocuidarse es respirar 10 minutos tranquila, autocuidarse es bañarse tranquila, autocuidarse es dedicarse un rato de placer, de mil maneras posibles, autocuidarse es DESCANSAR”, enfatiza esta madre.

Según explica, “si proyectamos en un autocuidado que supone mucho tiempo y mucho dinero no lo vamos a conseguir, porque siempre postergamos ese momento, por el esfuerzo que puede suponer”. “Para mí hay tres consejos fundamentales, partiendo de mi experiencia y como yo lo voy consiguiendo unas semanas mejor y otras, peor: agéndate contigo misma, comprométete con alguien y haz equipo”. En estos meses de pandemia a Baena le ha ayudado muchísimo a no perder la cordura su tercera maternidad: “La lactancia materna, que he alargado, me ha regalado momentos de paz porque sí o sí me obligaba a parar. Pero necesitaba mis momentos de autocuidado en soledad, así que el compromiso con el proyecto de “La hora de cuidarse” fue fundamental porque para animar a las Malasmadres y acompañarlas hacíamos un entreno semanal todas las semanas”.

Para ella, la recuperación física del postparto ha sido clave para mantenerse activa: “Esa hora era el único tiempo que conseguía desconectar del trabajo y de la pandemia, aunque escuchara niñas gritar o aparecieran a entrenar conmigo. Me comprometí con la comunidad y eso ayuda a mantener una rutina. Ahora mi autocuidado es más salir a ver el mar [Baena se trasladó a vivir a Málaga hace unos meses], buscar momentos de lectura y correr. El contacto con la naturaleza, respirar aire puro se ha convertido en una necesidad”, confiesa Baena. El estudio concuerda con lo que está haciendo esta madre. Igualmente el estudio revela que las mujeres se están cuidando, pero las cifras pueden mejorar. En líneas generales, aquellas que practican ejercicio físico valoran el hecho de hacerlo en la naturaleza o salir a pasear con su familia. El 45% que practica ejercicio físico lo hace en un entorno natural, ya sea en parques, el campo o la playa, frente a un 55% que lo hace en espacios cerrados.

Para esta malamadre, la pandemia y el confinamiento que hemos vivido nos ha reconciliado con nuestro entorno: “Creo que durante estos meses todas hemos tomado conciencia de la necesidad de cuidar nuestros espacios naturales, al mismo tiempo que hemos echado tanto en falta el salir, el sentir el mar, la montaña, el aire puro... que nos parecía fundamental. DKV Salud tiene un compromiso precioso con el cuidado medioambiental y hemos querido sumarnos este año”. “Porque además las Malasmadres necesitamos huir, sin mirar atrás. Y compartir esas rutas, animar a cuidarnos en contacto con la naturaleza, para reconectar con nosotras y respirar nos parece el mejor regalo después de lo que hemos vivido. Las dosis de naturaleza ayudan física y mentalmente a encontrarnos mejor”, concluye.

“Llevamos tres años colaborando con Malasmadres en el proyecto #LaHoraDeCuidarse. Ahora hemos decidido dar un paso más, vinculando el proyecto con el cuidado del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático. Como activistas de la salud, es una de nuestras causas por las cuales sabemos que no puede haber salud humana en un planeta enfermo. Queremos ayudar a las mujeres a incorporar al autocuidado el contacto con la naturaleza a través de consejos, podcast para la meditación en movimiento o entrenamientos al aire libre”, añade Patricia Sánchez, directora de Comunicación Corporativa de DKV.

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Sobre la firma

Carolina García
La coordinadora y redactora de Mamas & Papas está especializada en temas de crianza, salud y psicología, y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Es autora de 'Más amor y menos química' (Aguilar) y 'Sesenta y tantos' (Ediciones CEAC). Es licenciada en Psicología, Máster en Psicooncología y Máster en Periodismo de EL PAÍS.

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