Día Internacional VPH: la necesidad de vacunar tanto a niños como a niñas para minimizar su propagación
Esta enfermedad afecta a ocho de cada 10 personas sexualmente activas y es responsable del cáncer de cuello uterino, el segundo más frecuente en las mujeres entre los 15 y los 44 años
Una de las grandes paradojas sobre el Virus del Papiloma Humano (VPH) es que, a pesar de su alta prevalencia, continúe siendo todo un desconocido para gran parte de la población. Se estima que esta enfermedad de transmisión sexual podría afectar a entre el 75 y el 80 % de las personas sexualmente activas en algún momento de su vida, y es responsable de varios tipos de cáncer, sobre todo de casi el 100 % del de cuello de útero, el segundo más común (tras el de mama) en mujeres de entre 15 y 44 años. Este jueves, 4 de febrero, se celebra el Día Internacional de Concienciación sobre este virus, y la campaña #ElVPHesCosaDeTodos pone esta vez el foco de atención en la necesidad de vacunar tanto a los niños como a las niñas para minimizar su propagación.
“Piensa que, en este momento, hay unos dos millones de mujeres infectadas con el VPH en España, y entre los 18 y los 25 años, una de cada tres también lo estará. Pero si la prevalencia es alta entre las mujeres, aún lo es más entre los varones, porque prácticamente uno de cada dos o tres está infectado. Y aunque no presenten síntomas, sí pueden transmitirlo”, explica el doctor Juan José Hernández-Aguado, jefe del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Clínico Infanta Leonor. Los efectos del VPH pueden incluir desde la aparición de verrugas genitales (de las que hay unos 100.000 casos en España) hasta lesiones más serias: “En realidad, el VPH es una familia de unos 150 virus, de los que 14 de ellos son de alto riesgo, pero también pueden provocar lesiones precancerosas que, si no se detectan ni se tratan, acabarán ocasionando un cáncer invasor”. Entre ellos, y además del de cuello uterino, el de vulva y el de vagina entre las mujeres; el de pene en los hombres; y los de ano y orofaringe en ambos sexos.
El VPH, un virus del que existe un bajo nivel de conocimiento entre los jóvenes, es el responsable del 5 % de los cánceres que pueden ser diagnosticados tanto a hombres como mujeres. Por ello, mejorar el conocimiento sobre el virus es crítico para que tomen conciencia del alto riesgo de infección y de sus posibles consecuencias: “La vacuna del VPH ha probado ser efectiva contra el cáncer de cuello uterino, y sin embargo, los movimientos antivacunas están en Internet y en las redes sociales, y generan desinformación sobre si hay efectos secundarios o que no es segura, cuando de hecho esta ha sido una de las vacunas que más con lupa se han mirado”, advierte Hernández-Aguado.
“Hay que transmitir la información correcta para que una mujer, cuando vaya a la consulta, tampoco piense que por tener VPH tiene cáncer, porque no es así”, explica el experto. Otra de las de las falsas ideas sobre esta enfermedad es que, al tratarse de una ETS, es consecuencia de una infidelidad, algo que desmiente, o que el preservativo es suficiente para protegerse contra el contagio: “Esto no es como la sífilis o la gonococia, donde la bacteria está en una lesión y el preservativo actúa como una barrera que impide el contacto. El virus del papiloma es una infección de campo, no está localizada en un sitio y basta el contacto de la piel con la piel para que quedes infectado”.
Sin vacuna para todos
La vacuna contra el VPH está contemplada en el calendario vacunal de las niñas a los 12 años (y, de rescate, hasta los 18, si no se vacunaron en su momento), cuando normalmente no han iniciado las relaciones sexuales y se obtiene un nivel óptimo de protección; pero aún no se ha incluido a los niños. 28 países europeos (todos menos Grecia, Irlanda, España, Bulgaria, Lituania, Estonia y Letonia) ya han incorporado al varón o lo van a hacer de forma inminente, “pero en España, desgraciadamente, parecemos una aldea gala... Dicen que van a estudiarlo, pero todavía sigue sin incluirse. Por eso es importante este día, para concienciar no solo a la población, sino a las administraciones públicas”, argumenta Hernández-Aguado. La campaña #ElVPHesCosaDeTodos está impulsada por la biofarmacéutica MSD y otras 55 organizaciones biosanitarias.
Para el médico, la vacuna a niños y niñas está justificada por múltiples razones: “Primero, porque hay unas enfermedades asociadas a la infección que también afectan a los varones. Luego, por equidad, para proteger de esos cánceres tanto a los hombres como a las mujeres. Y finalmente, porque si vacunamos a todos, la circulación del virus se va a reducir drásticamente”. La financiación de la vacuna sí está incluida para determinados grupos de riesgo: mujeres que han tenido una lesión en el cuello de la matriz y han sido tratadas por ello (independientemente de su edad); trabajadores del sexo (hombres y mujeres) hasta los 26 años; personas con HIV positivo hasta los 26; y varones que practiquen el sexo con varones hasta esa misma edad.
¿Cómo se detecta?
El rayo de luz entre todos estos números es que, en el 90 % de los casos, en que una mujer resulta infectada eliminará el virus por sus propios medios, sin que le cause trastorno alguno. El otro 10 % es el de aquellas en las que el virus persiste y que, con el tiempo, podrían desarrollar lesiones precancerosas y cáncer.
“Durante muchos años, para el caso del cáncer de cuello uterino hemos utilizado la citología como método de despistaje, aunque esta no detectaba la infección, sino las posibles lesiones producidas por esta”, explica Hernández-Aguado. “Actualmente ya tenemos una prueba analítica, una PCR que detecta la presencia del ADN viral en el tracto genital. Si detectas ADN de uno de esos 14 genotipos de alto riesgo, esa mujer estará en riesgo de poder desarrollar una lesión cancerosa”. Al ser asintomático, el Virus del Papiloma Humano puede permanecer en el organismo durante muchos años: “Desde que una mujer se infecta hasta que pueda desarrollar un cáncer, pasan de 10 a 15 años, por lo que hay que valerse de la prevención secundaria de esos cribados para buscar las lesiones o la presencia del virus”.
El VPH puede incluso terminar infectando a los niños, ya que estos, aun sin ser sexualmente activos, pueden exponerse al virus en el momento del parto, si la madre estaba infectada o tenía en ese momento verrugas genitales, o si las secreciones vaginales de la madre terminan por entrar accidentalmente en contacto con el niño, “porque la madre no se haya limpiado bien las manos y vaya, por ejemplo, a limpiarle el culete al pequeño. Lo que hay que ser es muy cauteloso para no pensar rápidamente en la existencia de un abuso sexual como origen de esa infección”.
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