Aprender a sacudirse el miedo al coronavirus en clase
Dos profesores de Gran Canaria han diseñado diversas jornadas de reflexión para que sus alumnos atenúen el temor a la covid
Empezar el colegio nunca es fácil. El mes de septiembre significa para miles de niños y adolescentes en toda España la incertidumbre de estrenar profesores, centros y compañeros de clase. Este año, sin embargo, docentes y alumnos coinciden en que arrancar ha sido más difícil que nunca. A una pandemia mundial que obligó a cerrar las aulas a cal y canto el pasado mes de marzo y a improvisar un final de curso a distancia se ha sumado un inicio del curso escolar preocupante.
En la mirada de todos, las cifras de contagio por coronavirus, que no han hecho más que subir desde que los municipios españoles volvieron a moverse al ritmo de sus escuelas. Los primeros en notar el aumento de la preocupación han sido los propios niños, que durante el último mes han tratado de asimilar, a la vez, la idea de que hay que seguir viviendo y la de que nada puede ser como era antes para evitar ponerse en riesgo a ellos mismos y a sus familiares.
Conscientes del estrés y el temor con el que sus alumnos habían empezado el curso, Rosa María Arias Febles y Esteban Gabriel Santana, tutores de sexto de Primaria del CEIP Arucas, en la isla de Las Palmas de Gran Canaria, decidieron tomar cartas en el asunto. Así, partiendo de la canción Mejor vivir sin miedo, de la artista conejera Rosana, elaboraron tres jornadas de reflexión con sus alumnos para establecer rutinas de pensamiento que los ayudaran a alejar los pensamientos negativos o, al menos, a manejarlos de un modo más sano. “Llevábamos medio año sin ir a clase, y vi que mis hijos me preguntaban cosas como que si sus profesores llevarían trajes aislantes”, explica Santana. Había que afrontar la cuestión.
El resultado de su planteamiento es un conjunto de actividades distribuidas en varias jornadas. Estas incluyen, entre otras cosas, la visualización de videos que exploran el tema de los temores como el corto titulado Piper; la elaboración de un microrrelato que lleva por título Mis miedos y que deben leer en voz alta para grabarlo en plataforma iVoox; la lectura del cuento Mis nuevos héroes, de Begoña Ibarrola; y, finalmente, la versión de los alumnos de la canción de Sin miedo, que deben escribir trabajando en equipo (y respetando la distancia de seguridad).
“Cuando nos empezamos a plantear cómo sería este curso con la pandemia, mi primer temor fue que tuviéramos que volver al esquema antiguo del profesor limitándose a impartir la clase magistral. Toda la vida diciéndoles que tienen que compartir, y ahora nos pasa esto”, relata Arias. Poco a poco, sin embargo, estos profesores aprendieron a lidiar con la nueva situación sin renunciar por ello a generar en el aula un ambiente cercano. “Ahora les damos herramientas distintas. Si queremos que colaboren, nos valemos de nuevas tecnologías y evitamos que tengan que manipular objetos. Nos han venido muy bien los videos, las presentaciones y los debates”, explica Santana.
A diferencia de lo que sucede muchas veces con los adultos, la adaptación de los jóvenes a su nueva realidad ha sido casi inmediata. Esto, explica Arias, se ha dejado notar incluso en los recreos: “Estamos muy sorprendidos. Aquí no hemos tenido que llamar la atención a ningún niño por saltarse las normas de distancia social. En el recreo, han aprendido a jugar a pillarse sin tocarse”. No se trata de un hecho aislado ni de una casualidad. En el blog de la clínica de psicología Parentepsis, en Palma de Mallorca, abordaron hace meses las consecuencias psicológicas del coronavirus y subrayaron entre estas el miedo. No obstante, Miguel Ángel Paredes, psicólogo del centro especializado en autoestima e inteligencia emocional, matiza: “Los niños tienen una gran capacidad de adaptarse a las nuevas situaciones y aprender. Si nos fijamos, lo hacen constantemente, y cuando no terminan de entender algo, que no nos quepa duda de que lo preguntarán”.
De esta manera, para el experto, la mejor estrategia para afrontar el miedo al virus con los más pequeños, es, tal y como han hecho en el CEIP Arucas, hablar sobre ello, afrontarlo de cara y ser transparentes. “Si lo desdramatizamos y si damos a los niños la información que tenemos, eso les va a tranquilizar porque van a ver que no hay dobles mensajes, que todo está bajo control”, detalla Paredes. Todo, con un objetivo en mente: que los niños vuelvan a ser felices en clase. “Debemos transmitir un mensaje de esperanza y olvidarnos de la política del miedo. Los alumnos deben estar a gusto otra vez y debemos acompañarles en el proceso”, concluye Arias.
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