_
_
_
_

David Rieff: “Una cosa es tener un mal presidente y otra tener a un loco”

El editor, ensayista y analista político sostiene que los votos en las elecciones mostrarán una fuerte división entre sexos, con un apoyo masivo de las mujeres a Harris

David Rieff
David Rieff, escritor y analista político estadounidense, fotografiado en Madrid el 18 de cotubre de 2024.Claudio Álvarez
Andrea Aguilar

Puede que la toma de distancia respecto de su propio país permita a David Rieff (Boston, 72 años) hacer un análisis más certero, y le ayude a tener un encuadre más nítido y completo, una perspectiva más amplia del estado de las cosas, como si corrigiera una miopía americanocentrista. Desde que estalló la guerra en 2022 tras la invasión rusa de Ucrania, el editor, ensayista, y analista político reparte su tiempo principalmente entre Nueva York y Kiev. Pero no es esta su primera incursión en una zona bélica: ya en los noventa viajó a Bosnia, a una guerra sobre la que también escribió su madre, Susan Sontag. Así que los conflictos armados y su resolución, la justicia internacional, la inmigración o el humanitarismo han centrado gran parte de su trabajo, plasmado en libros como Una cama por una noche: el humanitarismo en crisis, A punta de pistola: sueños democráticos e intervenciones armadas o Elogio del olvido. Su próximo libro, Desire and Fate, saldrá el 21 de noviembre en EE UU y en español en 2025. De paso por Madrid camino a Nueva York, Rieff habla sobre “la crisis nerviosa que sacude EE UU desde 2015″, el efecto aún no cuantificado del nuevo lugar que ocupan los medios tradicionales frente a plataformas como TikTok, o la polarización que ha recortado el espacio común que compartían el conjunto de los estadounidenses.

Pregunta. El efecto sanador de la desmemoria en las sociedades, sobre la que ha reflexionado en sus libros, toma otro cariz en estas elecciones.

Respuesta. EE UU lleva inmerso en una crisis nerviosa desde 2015, cuando Donald Trump saltó a la política. Y no digo que todo sea culpa suya, porque ese ataque de nervios ha tomado muchas formas en la derecha y en la izquierda, con mini insurrecciones tras el asesinato del joven George Floyd o el surgimiento de lo woke o el resurgimiento del nacionalismo blanco y la rebelión de ciertos grupos de hombres jóvenes desorientados por el feminismo.

P. ¿Cuál es su pronóstico para las elecciones?

R. Tal y como están las cosas ahora mismo los resultados van a ser realmente ajustados y eso es desastroso porque significa que el ala dura de cada uno de los candidatos se negará a aceptar los resultados. Kamala Harris ganará en número de votos, pero no hay una elección directa. Un candidato puede perder en número de votos de forma estrepitosa y, si gana en determinados Estados clave que tienen mucha representación, será presidente. Así ganó Trump en 2016. Y ahora, si se lleva, digamos, Michigan, Pensilvania y Wisconsin solo por dos votos, pues ganará otra vez.

P. ¿Cómo explica la incertidumbre que rodea estas elecciones?

R. No es el número total de votos lo importante, sino cuántos estados votan por ti y cuántos votos tienen esos estados. Por eso entras en el combate electoral peleando por 9, 10 o 13 estados. Y no sabemos aún qué efecto va a tener la relativa marginación de los medios tradicionales. Se mueven muchas cosas en medios que gente como yo apenas conoce: sabemos de su existencia, pero poco más. ¿Hasta qué punto es efectiva la presencia en TikTok de Trump? Este es el tipo de cosa que puede ser determinante, mucho más que si te apoya el editorial del Boston Globe o del New York Post. EE UU está en un momento muy complicado, muy polarizado.

P. ¿Qué haría falta para superar esa división?

R. Un verdadero líder capaz de hablar a todo el mundo. Por otro lado, cuando se habla de las redes sociales… Como cualquiera que tenga memoria histórica de lo que eran los medios en EE UU antes de, digamos, 1945, soy bastante escéptico con esto de la posverdad.

P. ¿Qué efecto tendrán las guerras en estos comicios?

R. Ucrania tendrá muy poco impacto, y lo lamento dado que paso allí mucho tiempo y doy clases en Kiev. La causa ucraniana despierta simpatía en EE UU, incluso en lugares que no son los evidentes, como por ejemplo entre la comunidad LGTBIQ. Hay bastante apoyo, pero no creo que eso vaya a influir en el voto de forma significativa en esos estados que están en juego.

P. ¿Y Gaza?

R. Israel siempre ha sido un tema de política interior en EE UU. Ucrania es una guerra que resulta más impactante para Europa que para EE UU. En Alemania, en Polonia o Hungría la guerra está muy presente, en EE UU es algo remoto. Para el establishment que se ocupa de la seguridad del país, Rusia es algo secundario. A izquierda y a derecha lo que les preocupa y obsesiona es China.

P. ¿Se pagará un precio en las urnas por el apoyo a Israel?

R. Los estadounidenses no están tan interesados en la política exterior. A la mayoría, incluidos los que están educados, no les interesa el resto del mundo, pero hay determinados asuntos como la inmigración o Gaza que se convierten en asuntos internos. Ahora, hemos visto a un grupo de gente joven muy ruidosa y desencantada, que realmente siente que la sociedad en la que vive es horrible, y quiere que cambie. La ayuda estadounidense a Israel es, desde su punto de vista, lo que hace que la guerra de Gaza sea posible. El sionismo era una religión estadounidense tanto como judía y ahora hay una contrarreligión: el antisionismo, el antimperialismo. En términos electorales esto no importa tanto, salvo en los estados que están en juego, y que tienen mucha población árabe estadounidense. Si ellos se quedan en casa y no votan por los demócratas, que es lo que hicieron en las últimas elecciones, eso podría hacer que Trump gane, por ejemplo, en Michigan.

P. ¿Hasta qué punto son estas elecciones lo mismo de siempre o en qué medida son absolutamente excepcionales?

R. Dependerá de los resultados. No es la elección del siglo en el sentido político, pero el problema es que el candidato republicano no está cuerdo. Una cosa es tener un mal presidente y otra tener a un loco. Trump es totalmente impredecible. Me contaron que, cuando estaba en la Casa Blanca, en el despacho semanal de los militares con el presidente, tenían muchos problemas en conseguir que estuviera atento a lo que decían hasta que al final comprendieron que la única manera de conseguirlo era decir su nombre cada 30 segundos. Es un personaje que parece sacado de un libro de Nathaniel West. Es el id, el ello freudiano versión EE UU, sin control, sin freno, todo deseo y avaricia, y vulgaridad sin sonrojo. Es una figura de pesadilla, despiadado a la hora de buscar la satisfacción de sus deseos y urgencias. Y eso es muy estadounidense.

P. ¿Va en contra de Harris el ser mujer?

R. No, es un punto a favor porque sería muy difícil convencer a esos hombres jóvenes que están con Trump, así que mejor apostar por tu fuerte, que son las mujeres. Esta va a ser una elección en la que el género dividirá al electorado, la parte racial es obvia, pero el sexo va a ser más importante. Habrá mayorías de mujeres que voten por Harris y de hombres por Trump, y esto incluye a los latinos, muchos de los cuales de forma sorprendente son pro Trump. Lo que piensan las mujeres latinas no se ve tan claro en las encuestas, pero las mujeres afroamericanas sí saldrán a apoyar a Harris. De nuevo, con los hombres afroamericanos no está tan claro.

P. ¿El apoyo a Trump tiene que ver con esa Trumpnesia y el olvido del caos que generó o de su gestión del COVID?

R. Sí, hay mucho olvido, y no es del tipo que yo elogiaría. La gente no está pensando en el Covid. Biden hizo un buen trabajo con esa crisis y con muchas otras cosas, sin embargo, no tiene mucho reconocimiento. En muchos sentidos ha sido mejor presidente que Obama, que era encantador e inteligente y una figura muy atractiva, pero quizá lo más importante que hizo fue lograr llegar a la Casa Blanca. Y Trump es ese tipo de persona que tiene tan poca vergüenza que consigue salir de todo. Harris es razonable, informada, competente, profesional, una política de centro que no emociona.

P. ¿Mejor candidata que Hillary Clinton?

R. Menos arrogante. Hillary perdió esas elecciones tanto como las ganó Trump. Sabemos que en el Medio Oeste la pifiaron. No podían creer que no iban a ganar o que ese tipo a quien consideraban una broma fuera a llegar a la Casa Blanca. No creo que Harris tenga tanta confianza en su victoria.

P. ¿Qué espera de una administración Harris?

R. Es una centrista, no va a cambiar mucho, decepcionará a la izquierda pero será bastante woke como Biden en términos prácticos. Como argumento en mis escritos sobre este tema, lo woke es congruente con el capitalismo. Lo interesante será ver si, en caso de que pierda, Trump seguirá controlando el partido o habrá republicanos que lo reorienten. ¿La victoria de la extrema derecha en el partido ha sido tal que no puede haber vuelta atrás, que no puede ser ya nunca el partido de John McCain?

P. ¿Y el Senado? Según los sondeos, parece claro que lo ganarán los republicanos.

R. Esto quiere decir que aunque gane Harris habrá muchas cosas que no podrá hacer: cualquier reforma profunda no pasará y los jueces que quiera nominar tendrán que ser más centristas de lo que su gente querría. Un Senado republicano con Trump en la presidencia sería muy diferente a uno con Harris en la Casa Blanca. La clave en cualquier caso es que los demócratas tengan la mayoría en el Congreso. Si esto ocurre bueno, habrá un empate de fuerzas y, si miramos la historia del país, a los estadounidenses esto les gusta.

P. ¿Dónde pasará la noche electoral?

R. Estaré en Nueva York, así que probablemente vaya a casa de algún amigo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Andrea Aguilar
Es periodista cultural. Licenciada en Historia y Políticas por la Universidad de Kent, fue becada por el Graduate School of Journalism de la Universidad de Columbia en Nueva York. Su trabajo, con un foco especial en el mundo literario, también ha aparecido en revistas como The Paris Review o The Reading Room Journal.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_