La economía, la frontera, el aborto y la democracia enfrentarán en el debate a Harris y Trump
Los dos candidatos presentarán propuestas opuestas en algunos de los asuntos que decidirán las elecciones del 5 de noviembre
El debate entre Kamala Harris y Donald Trump de este martes en Filadelfia lo ganará quien logre inspirar más confianza en los votantes indecisos de los Estados clave. La forma (el carácter, el tono, la elocuencia) importará tanto como el fondo, pero estos serán algunos de los temas en que ambos expondrán visiones contrapuestas:
Economía
Los dos candidatos tienen posiciones opuestas tanto en el diagnóstico como en las recetas para la economía. Trump pone el acento en cómo han subido los precios durante el mandato de Joe Biden y tratará de responsabilizar de ello a Harris. La demócrata, en cambio, puede presumir de que la creación de empleo ha batido récords durante estos casi cuatro años con ellos en el poder, mientras que la presidencia de Trump fue una de las pocas que terminó con menos ocupados de los que empezó. En ambos casos, se sobreestima el efecto de sus políticas económicas. La responsabilidad sobre la estabilidad de precios es principalmente de la Reserva Federal y tanto los movimientos del empleo como de la inflación tienen más que ver con factores externos (la pandemia, la guerra de Ucrania, los atascos en la cadena de suministro) que con sus propias medidas, aunque los incentivos fiscales que dieron tanto Trump como Biden para reanimar la economía también han influido en la carestía de la vida.
La economía estadounidense ha tenido un comportamiento destacado frente a la europea durante los últimos años. La Administración demócrata puede apuntarse en su haber éxitos como los planes de infraestructuras, los incentivos a las inversiones industriales, especialmente en plantas de microprocesadores, y a las energías limpias. También ha tomado medidas para abaratar el precio de los medicamentos y se ha mostrado dura contra las prácticas monopolísticas de las empresas. La producción y exportación de hidrocarburos ha batido récords y la economía no ha parado de crecer. Sin embargo, las subidas de precios (especialmente de la gasolina y de los alimentos, aunque hayan cedido) y las alzas de tipos de interés (que dificultan el acceso a la vivienda) empañan el balance y han extendido el descontento en una economía boyante.
Trump presenta a Harris sin fundamento como una comunista, pese a que esta misma semana ha recibido el apoyo de decenas de directivos empresariales. Pone el acento en que subirá los impuestos, aunque ella se ha comprometido a que no afecte a nadie con rentas de menos de 400.000 dólares (360.000 euros). Dice que prohibirá la extracción de petróleo mediante fragmentación hidráulica (fracking) aunque ni lo ha hecho Biden durante su mandato ni piensa hacerlo ella (pese a que la vicepresidenta defendió esa medida en las primarias demócratas de 2019). En definitiva, augura un cataclismo económico si gana la demócrata.
El expresidente no solo prorrogará las rebajas fiscales que impulsó en su anterior mandato —y que beneficiaban sobre todo a empresas y rentas muy altas—, sino que ha prometido bajar el impuesto de sociedades a solo el 15% para las empresas que fabriquen sus productos en Estados Unidos. Asegura que eso provocará un gran crecimiento económico, pero este viernes, cuando le preguntaron qué pensaba hacer para facilitar el cuidado de los hijos, titubeó y fue incapaz de mencionar una sola medida concreta.
Harris, en cambio, propone rebajas fiscales para el cuidado de los hijos y asegura que centrará sus medidas económicas en la clase media y en las pequeñas y medianas empresas. Quiere elevar la tributación de las rentas del capital del 21% al 28%, pero menos de lo que lo planeaba hacer Biden y solo para quienes ganen más de un millón de dólares. La demócrata retratará al republicano como un millonario egoísta preocupado solo por los ricos como él.
Tanto uno como otro se deslizan por la senda del proteccionismo (como demuestra la oposición a la venta de US Steel a Nippon Steel) y ambos se apuntan a eximir de tributación las propinas, aunque los derechos de autor de la propuesta (que puede implicar grandes distorsiones, dependiendo de cómo se aplique) corresponden al republicano.
Inmigración
Trump responsabiliza a Harris del auge de la inmigración irregular y además asocia a ella la delincuencia. Los republicanos, con el expresidente a la cabeza, se refieren a la vicepresidenta como “fracasada zarina de la frontera”. En realidad, ella nunca tuvo ese título ni responsabilidad directa sobre la frontera, pero sí recibió al principio del mandato de Biden el encargo de ayudar a atajar las causas de la emigración en los países de origen, en particular en Centroamérica. Por entonces, la gente salía en masa del llamado Triángulo Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador) y también de México huyendo de la pobreza y la violencia.
De su viaje de 2021 a Guatemala y México se recuerda sobre todo una frase: “No vengan. Si vienen a nuestra frontera, serán devueltos”. El Gobierno de Biden ha tratado de abrir vías regulares de inmigración y de llegar a acuerdos para combatir la entrada irregular de migrantes y devolverlos a sus países de origen. Aunque se ha apuntado algunos éxitos en ese sentido, no han servido para parar una avalancha de inmigrantes solicitando asilo que los infradotados servicios fronterizos han sido incapaces de procesar. La política migratoria se percibe como un fracaso entre la ciudadanía y de ahí el interés de Trump en culpar a Harris.
La demócrata no solo opondrá su historial de lucha contra las bandas de su época de fiscal, sino que también contraatacará acusando a Trump de bloquear por su puro interés político una ley que habría destinado más recursos a asegurar la frontera y que inicialmente contaba con apoyo bipartidista. “Sé que podemos estar a la altura de nuestra orgullosa herencia como nación de inmigrantes y reformar nuestro maltrecho sistema de inmigración. Podemos crear una vía ganada a la ciudadanía y asegurar nuestra frontera”, dijo en la convención demócrata de Chicago.
Aborto
En el aborto es Harris la que juega al ataque y Trump, a la defensiva. La demócrata responsabiliza al republicano de la derogación del derecho al aborto por parte del Tribunal Supremo, dado que nombró a tres magistrados conservadores que fueron decisivos en la sentencia. Ella propondrá recuperar como ley la anterior doctrina, la de Roe contra Wade, y acusará a Trump de pretender lo contrario, aunque lo haya negado una y otra vez. Los demócratas aspiran a movilizar a su electorado con la casi decena de referéndums sobre el aborto que se votan a la vez que las elecciones.
El republicano no se encuentra cómodo con un asunto en el que ha entrado recurrentemente en contradicción. Ha llegado a decir que su presidencia será genial para los “derechos reproductivos”, adopatando la terminología de los activistas en favor del aborto. Intentará rehuir el tema remitiendo a la regulación por parte de los Estados, la situación actual, pero ni siquiera ahí lo tiene fácil: uno de los referéndums se celebra en Florida, para abolir la ley que limita el aborto a las primeras seis semanas. Dijo que ese plazo le parece demasiado corto, pero ante las críticas de los movimientos provida, aseguró que votaría en contra de la iniciativa de derogar la ley.
Democracia
La antigua fiscal tiene también munición ofensiva con los casos penales y las condenas en demandas civiles (fraude, difamación, abuso sexual) contra Trump. No ha usado demasiado en campaña el asalto al Capitolio y el peligro para la democracia con que tanto insistía Biden, pero sí que ha subrayado el riesgo de una segunda presidencia amparada en la inmunidad que le reconoce el Supremo. “Piensen en su intención explícita de liberar a los extremistas violentos que agredieron a los agentes del orden en el Capitolio. Su intención explícita de encarcelar a periodistas, opositores políticos y a cualquiera que considere enemigo. Su intención explícita de desplegar a nuestros militares en activo contra nuestros propios ciudadanos. Piensen en el poder que tendrá, especialmente después de que el Tribunal Supremo de los Estados Unidos acaba de dictaminar que sería inmune al procesamiento penal”, dijo en la convención demócrata. “Solo hay que imaginar a Donald Trump sin cortapisas y cómo utilizaría los inmensos poderes de la presidencia de Estados Unidos”, advirtió.
El expresidente presenta una y otra vez las acusaciones contra él como una injusta “caza de brujas” orquestada políticamente por Biden, aunque sin ninguna prueba que lo demuestre. En el debate contra el presidente, cuando le preguntaron por el asalto al Capitolio, aseguró que no tuvo nada que ver con lo que pasó aquel día en el que una turba de sus seguidores tomó el Congreso, y que fue culpa de la entonces presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, en otro de sus bulos. “El 6 de enero teníamos una gran frontera, independencia energética, la tasa de inflación más baja del mundo y nos respetaban en todo el mundo”, desvió el tema. Insistió también en la mentira de que se trató de una “protesta pacífica” de patriotas.
Otros temas
En política exterior, Trump atacará a la demócrata por la caótica retirada de las tropas de Afganistán y por las guerras de Ucrania y Gaza, que asegura que no habrían tenido lugar con él en la Casa Blanca. Harris defenderá el papel de Estados Unidos como un actor internacional clave frente a las tendencias aislacionistas republicanas.
El expresidente vinculará la inmigración ilegal con la delincuencia, convirtiendo en categoría algunos casos concretos. La demócrata podrá hacer gala de su papel como fiscal y de las estadísticas que muestran un descenso de los crímenes violentos desde la presidencia de Trump.
Con el tiroteo de un instituto de Georgia reciente, el debate puede abordar también las armas de fuego. Los dos candidatos y sus partidos tienen propuestas contrarias sobre cómo hacer frente a la epidemia de tiroteos masivos que golpea Estados Unidos de forma recurrente. Mientras Harris y los demócratas exigen endurecer la regulación de acceso a las armas y prohibir las armas de asalto, Trump y los republicanos se cierran en banda a nuevas restricciones y apuestan por reforzar la seguridad en los colegios.
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