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Los feudos conservadores de EE UU registran colas de seis horas para votar de forma anticipada

La alta participación de las minorías raciales vuelve competitivos a los Estados de Georgia y Texas

Antonia Laborde
Decenas de personas esperan en fila para votar anticipadamente en las presidenciales, en Augusta, Georgia, el pasado 12 de octubre.
Decenas de personas esperan en fila para votar anticipadamente en las presidenciales, en Augusta, Georgia, el pasado 12 de octubre.Michael Holahan (AP)

A menos de 20 días de las elecciones presidenciales, el voto anticipado está haciendo historia. Cerca de 15 millones de estadounidenses ya han votado, ya sea por correo o en persona, en medio de la pandemia del coronavirus. En los comicios de hace cuatro años, por estas mismas fechas, había votado un millón y medio de ciudadanos. En Texas y Georgia, feudos conservadores con una creciente población latina y afroamericana, algunos votantes han hecho colas durante seis horas para ejercer su derecho, lo que no ha estado exento de dificultades. Se han registrado fallos técnicos en las máquinas de votación, y ha habido una reducción de los buzones habilitados para depositar la papeleta. Una alta afluencia de electores en el voto anticipado suele indicar una elevada participación general en las elecciones.

Los ciudadanos de Georgia han solicitado casi 1,6 millones de boletas de voto ausente, con casi un tercio de ellas ya devueltas y aceptadas. En 2016, el número apenas superó los 200.000. En los dos primeros días del voto anticipado, ya han votado un récord de 242.000 electores: casi el 40% negros y de ellos, 56% mujeres, según los datos estatales. La alta participación de una comunidad que suele favorecer a los demócratas, pero que no acostumbra ir en masa a las urnas, embona las esperanzas de la campaña del exvicepresidente Joe Biden.

Los sondeos en el sur conservador apuntan a que este año puede haber sorpresas. El mandatario republicano ganó en Georgia por cinco puntos en 2016 y, según el portal especializado en política Real Clear Politics, Biden lo supera ahora por el mínimo (0,4 puntos). Georgia no vota a un presidente demócrata desde 1992. Trump, que lleva toda la semana realizando mítines en Estados bisagra, tiene previsto viajar este viernes al territorio sureño, dejando en evidencia que no lo da por sentado.

La gran alarma para los republicanos sonó en las legislativas de 2018, cuando la demócrata Stacey Abrahams estuvo a 75.300 votos de convertirse en la primera gobernadora negra de Georgia, un territorio donde el 31% de la población es afroamericana. La derrota estuvo plagada de polémicas por miles de papeletas rechazadas y las dificultades para votar —sobre todo por los problemas para registrarse en el censo— en las ciudades habitadas principalmente por minorías raciales. En los pocos días que han transcurrido del voto anticipado, ya se han presentado una serie de quejas: la lentitud de los ordenadores para registrarse, errores en las máquinas de votación y que el lunes no abrieron las oficinas electorales de 35 de los 159 condados del Estado.

La duda acecha Texas, un bastión republicano que desde hace cuatro décadas no vota a un presidente demócrata. Pero el segundo Estado en votos electorales (38), después de California, ha cambiado en la última década. Más de la mitad del crecimiento de su población ha sido de latinos, representando el 30% del electorado en las presidenciales. La retórica contra los inmigrantes de Trump y el elevado impacto de la pandemia pueden cambiar las preferencias de voto. Trump ganó en dicho Estado en 2016 por casi 10 puntos. Ahora los sondeos le dan una ventaja de cinco.

La batalla por el acceso al voto ha cobrado protagonismo en Texas, especialmente después de que el gobernador republicano, Greg Abbott, redujera a menos de un mes de los comicios los sitios para depositar las papeletas solicitadas por correo, limitándose a un solo sitio por condado. La medida afecta significativamente al condado de Harris, que tiene una población de 4,7 millones de habitantes y que se convirtió en demócrata con Barack Obama. Jill Biden, esposa de Joe Biden, viajó el martes al Estado para animar a los ciudadanos a participar en el primer día de votación anticipada. La posible primera dama hizo paradas en El Paso, Houston y Dallas. En su último evento dijo a los activistas demócratas que la escuchaban desde sus coches: “Por primera vez en mucho tiempo, es posible ganar Texas”.

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Sobre la firma

Antonia Laborde
Periodista en Chile desde 2022, antes estuvo cuatro años como corresponsal en la oficina de Washington. Ha trabajado en Telemundo (España), en el periódico económico Pulso (Chile) y en el medio online El Definido (Chile). Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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