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Hong Kong eleva a 128 la cifra de muertos por el devastador incendio en un complejo residencial

Los equipos de rescate continúan rastreando piso por piso las torres en busca de posibles supervivientes. “No sonaron las alarmas”, dicen unas supervivientes del inmueble

Inma Bonet

Las hermanas Chan, de 65, 62 y 59 años, desayunan fideos y té con leche sentadas en un bordillo. Han pasado dos noches durmiendo sobre esterillas y mantas en el centro cívico de Kwong Fuk, en el distrito hongkonés de Tai Po. Son residentes de Wang Fuk Court, el complejo de viviendas donde el miércoles por la tarde se desató la mayor tragedia de la historia reciente de Hong Kong, un megaincendio que ha causado al menos 128 muertos y 79 heridos, una decena en estado crítico, según el último recuento de las autoridades ofrecido este viernes. Además, el paradero de alrededor de 200 personas es “incierto”. Esa cifra incluye 80 cuerpos que “no han podido identificarse”, ha informado el ministro de Seguridad, Chris Tang.

“Nos avisó un vecino que tocó a nuestra puerta. Las alarmas no sonaron”, asegura la mayor de las hermanas, mientras remueve el contenido de su plato con los palillos. El director del servicio de bomberos, Andy Yeung Yan-kin, ha confirmado este mediodía que las sirenas “no funcionaron” en ninguno de los bloques. “No sé qué hubiera sido de nosotras”, murmura la señora Chan. Las tres están cansadas, pero, sobre todo, consternadas por lo que consideran una negligencia. La conmoción está dando paso a la indignación en los alrededores de Wang Fuk Court, donde se multiplican las preguntas sobre cómo el fuego pudo engullir en cuestión de minutos siete de los ocho rascacielos que componen la urbanización. Los vecinos exigen responsabilidades.

Aunque las causas del incendio siguen sin conocerse ―hay varias investigaciones en curso y cinco detenidos―, el ministro de Seguridad ha explicado este viernes que el fuego se originó en la planta baja del bloque llamado Wang Cheong House, y que se propagó rápidamente en vertical. Si bien inicialmente la policía investigaba la malla utilizada para revestir los edificios, que estaban en obras, Tang ha confirmado que no era inflamable. Sin embargo, ha señalado que fue la presencia de planchas de poliestireno (estas sí, altamente combustibles) adheridas a las ventanas lo que aceleró de forma inusual la propagación de las llamas, ya que, al arder, generaron temperaturas tan altas que hicieron estallar los cristales, lo que permitió que penetraran en el interior de las viviendas.

El andamiaje de bambú, un material que se sigue utilizando en construcción en Hong Kong, también se ha señalado como un factor que alimentó el fuego. El gobierno local había planteado sustituir gradualmente este tipo de andamios de caña por otros metálicos, pero algunos sindicatos se opusieron a prohibir ese material, alegando su flexibilidad, según recogen varios medios hongkoneses.

El plan de renovación de la urbanización, iniciado el año pasado y previsto hasta mediados del que viene, estaba valorado en 330 millones de dólares hongkoneses (unos 36,6 millones de euros) y contó con la oposición de gran parte de los residentes, han confirmado varios de ellos a EL PAÍS.

Según publica el rotativo hongkonés South China Morning Post, la empresa encargada de las obras, Prestige Construction & Engineering, fue condenada en 2023 por dos infracciones de seguridad en un proyecto, de acuerdo con los registros del Departamento de Trabajo de la ciudad, que solo ofrece información en su web de los últimos dos años. Las autoridades locales revelaron el jueves por la noche que la compañía tenía otros 11 proyectos en curso en urbanizaciones residenciales privadas, que ya han sido inspeccionadas. En la víspera, la policía detuvo a dos directores y un consultor de la firma, a quienes se acusa de negligencia grave. Este viernes también han sido arrestados dos directores de la consultora contratada, Will Power Architects.

El fuego ya ha sido completamente sofocado este viernes por la tarde, pero los equipos de rescate continúan trabajando sin tregua, aun cuando las esperanzas de encontrar supervivientes dentro de los rascacielos empiezan a reducirse.

El matrimonio Choy ha dormido en una tienda de campaña desde que fueron evacuados. Agradecen el trabajo “incansable” de los bomberos y de los cientos de voluntarios que se han movilizado para asistir a los afectados. La solidaridad ha inundado las redes sociales, donde circulan decenas de grupos creados para coordinar turnos de apoyo y reparto de provisiones. “He encontrado todo lo que podía necesitar en el centro”, valora la señora Choy. No obstante, comparte su preocupación por el porvenir. “Incluso cuando podamos volver a nuestra casa, no nos sentiremos seguros”, protesta.

La aseguradora del complejo incendiado, China Taiping Insurance, ofrece hasta 2.000 millones de dólares hongkoneses (222 millones de euros) para daños materiales y relacionados con el fuego. La póliza contempla una cobertura de responsabilidad civil pública de hasta 20 millones de dólares hongkoneses (2,22 millones de euros) por cada fallecimiento, de acuerdo con SCMP.

Hong Kong, antigua colonia británica que Londres devolvió a Pekín en 1997, es una de las zonas más densamente pobladas del planeta, con una enorme concentración de bloques de viviendas de gran altura y edificios muy próximos entre sí. Se calcula que en Wang Fuk Court, que cuenta con 1.984 viviendas, residen alrededor de 4.600 vecinos en unos apartamentos de entre 37 y 46 metros cuadrados. Según los datos censales de 2021, más de un tercio de los inquilinos tiene 65 años o más, y entre una cuarta parte y un tercio se sitúa en la franja de 40 a 64 años. El grupo de edificios forma parte del programa de vivienda subvencionada del Gobierno y está ocupado desde 1983.

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Sobre la firma

Inma Bonet
Es la colaboradora de EL PAÍS en Asia desde 2021. Reside en China desde 2015, primero como estudiante de chino y de un máster en Relaciones Internacionales en la Universidad de Estudios Extranjeros de Pekín (BFSU), y luego como periodista. Antes de unirse a este diario trabajó en televisión y radio.
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