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La congresista MAGA Marjorie Taylor Greene anuncia su retirada tras las acusaciones de “traidora” de Trump

La política, miembro del ala más dura del Partido Republicano, se había enfrentado al presidente por sus críticas a Israel o por apoyar la desclasificación de los papeles de Epstein

Iker Seisdedos

Este viernes, tan solo una semana después de que Donald Trump la llamara “traidora” y “chiflada” por apoyar la desclasificación de los papeles de Epstein y por criticar el exceso de atención presidencial a los asuntos de la política exterior, la congresista republicana Marjorie Taylor Greene anunció por sorpresa que lo deja. Será a partir del 5 de enero, cuando renuncie a su escaño por el distrito del noroeste Georgia (GA-14) al que representa desde 2020.

Miembro del ala más dura del partido, la representante −referente MAGA en el Capitolio, caída en desgracia para los suyos por su enfrentamiento con el líder− Greene anunció su decisión en la noche de este viernes, cuando Washington ya había recogido sus cosas para irse de fin semana. Lo hizo en un vídeo en su cuenta de X y con un largo comunicado en el que atribuye su decisión, entre otros motivos, al reciente cierre de la Administración (el más largo de la historia de Estados Unidos) y a su bronca con el presidente de la Cámara baja, Mike Johnson, por mantenerla en receso durante 54 días para evitar un voto sobre los papeles de Epstein. En su mensaje también afeó a su partido su disposición a recortar parte de la cobertura sanitaria incluida en la ley Obamacare.

En el video del viernes, en el que recalcó su lealtad a Trump salvo en algunos temas, como el apoyo a Israel en su brutal masacre en Gaza o los peligros de la inteligencia artificial para los trabajadores estadounidenses, dice que considera “injusto e incorrecto” que el presidente la criticara por disentir públicamente. “La lealtad debe ser mutua y debemos poder votar según nuestra conciencia y representar los intereses de nuestro distrito, porque nuestro cargo es, literalmente, el de ‘representante”, dijo en la grabación, de unos 10 minutos.

Greene se enfrentaba el próximo año, como el resto de los diputados de la Cámara baja, a la reelección, y Trump la había amenazado con apoyar a cualquiera que se quisiera presentar contra ella en las primarias. En la última cita con las urnas, la republicana sacó casi 30 puntos a su rival demócrata, y no estaba claro que su distrito fuera a dejar de apoyarla pese al cambio de idea de Trump, que está acumulando en los últimos días preocupantes señales de cómo se esfuma su férreo control sobre el Partido Republicanos en el Capitolio.

“Tengo demasiado amor propio y dignidad, amo demasiado a mi familia y no quiero que mi adorado distrito tenga que soportar unas primarias dolorosas y llenas de odio en mi contra por parte del presidente por el que todos luchamos. Total, ganar unas elecciones en las que es probable que los republicanos pierdan en la cita de mitad de mandato”, dice Greene en su comunicado. “Todo esto es tan absurdo y completamente irreal. Me niego a ser una ‘mujer maltratada’ esperando que todo desaparezca y mejore”.

Con su aterrizaje en Washington, la congresista se convirtió hace cinco años en el símbolo de una nueva camada de políticos MAGA, directamente llegados de los extremos al corazón del Capitolio. Rápidamente se convirtió en un personaje de la capital y de sus medios por su defensa de las salvajes teorías de la conspiración de QAnon, por su escepticismo con las políticas públicas de contención del coronavirus y por su inquebrantable fe en Trump, cuya gran mentira de que no perdió las elecciones frente a Joe Biden defendió a capa y espada. En su despedida, lamentó este viernes que nunca lograse “encajar” en la ciudad y en sus reglas.

Poco después de su estreno, la Cámara de Representantes la apartó de sus encargos en los comités parlamentarios, en lo que fue un castigo con pocos precedentes impuesto por la mayoría demócrata por el historial de la legisladora. Solo llevaba un mes en Washington, pero ya le sobró el tiempo para abrazar teorías conspirativas o expresar su apoyo a la violencia contra sus rivales políticos. El fin de semana pasado, Greene dijo en una entrevista en la CNN, cadena por la que no tenía costumbre de asomar hasta su reciente conversión en sosegada crítica con las políticas de Trump, que lamentaba su retórica crispada del pasado.

En las últimas semanas, se convirtió en una de las caras en el Capitolio de las víctimas del millonario pederasta Jeffrey Epstein, cuyos papeles ha luchado por desclasificar. Junto a otros tres republicanos, la representante por Georgia logró torcer el brazo al presidente, al que obligó a transigir con que los suyos votaran para liberar los archivos de Epstein. Tras un apoyo casi unánime en las dos cámaras, la norma aterrizó en la mesa de Trump, al que no le quedó otra que firmarla, tras meses de oponerse a la difusión de los materiales relativos al caso del financiero, del que fue amigo durante 15 años.

En una entrevista telefónica con ABC, el presidente de Estados Unidos calificó el adiós de su antigua aliada como “grandes noticias para el país”.

La renuncia de Greene obliga al gobernador republicano de Georgia, Brian Kemp, a convocar elecciones extraordinarias en los diez días posteriores al adiós de la congresista. Quien las gane representará al distrito hasta enero de 2027. Pero no tiene por qué ser necesariamente el candidato para las legislativas de noviembre del año que viene. Entre tanto, la magra mayoría conservadora en la Cámara de Representantes se verá resentida hasta la entrada del recambio de la heroína MAGA caída en desgracia.

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Sobre la firma

Iker Seisdedos
Es corresponsal jefe de EL PAÍS en EE UU. Licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, trabaja en el diario desde 2004, casi siempre vinculado al área cultural. Tras su paso por las secciones El Viajero, Tentaciones y El País Semanal, ha sido redactor jefe de Domingo, Ideas, Cultura y Babelia.
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