Malí exigirá hasta 8.600 euros de fianza por visado a los estadounidenses en respuesta a una decisión similar de Trump
Washington endureció en agosto los requisitos para estancias por turismo y negocios a los ciudadanos de varios países africanos


El Gobierno de Malí comenzará a aplicar la reciprocidad a Estados Unidos en materia de visados, lo que supone exigir entre 4.300 y 8.600 euros de fianza a cada ciudadano de dicho país que desee viajar a Malí por turismo o negocios. Esta es la respuesta de las autoridades del país africano tras la decisión del Ejecutivo estadounidense, hecha pública el pasado 10 de octubre y que entrará en vigor la próxima semana, de incluir a Malí en la lista de Estados, todos ellos africanos, a los que se aplica dichas exigencias para la concesión de un visado.
La medida fue anunciada este domingo por el Ministerio de Asuntos Exteriores maliense mediante un comunicado. “El ministerio lamenta la decisión unilateral del Gobierno estadounidense que atenta contra las disposiciones del acuerdo de institución de visados de larga duración con entradas múltiples entre los dos Estados, que entró en vigor el 14 de abril de 2005. En aplicación de la reciprocidad, Malí ha decidido instaurar un programa de visados idéntico, imponiendo a los ciudadanos estadounidenses las mismas condiciones y exigencias que se apliquen a los ciudadanos malienses”, asegura la nota. Asimismo, el Gobierno maliense recuerda que “siempre” ha colaborado con Estados Unidos “en materia de lucha contra la inmigración irregular con respeto a la ley y la dignidad humana”.
En el marco de la intensificación de sus políticas contra la emigración irregular desde la llegada de Donald Trump a la presidencia, Estados Unidos puso en marcha el pasado 20 de agosto un programa piloto de 12 meses que aplica fianzas de entre 4.300 y 12.900 euros a los ciudadanos procedentes de varios países africanos. En principio fueron incluidos Zambia y Malaui, posteriormente se extendió a Gambia y el próximo 23 de octubre se aplicará también a Malí, Tanzania, Mauritania y Santo Tomé y Príncipe. De todos ellos, solo Malí ha respondido con la aplicación de una política de reciprocidad.
Las citadas fianzas deben ser depositadas al iniciar el trámite de visado y son devueltas en dos casos: si el ciudadano no consigue la visa o si la consigue y regresa a su país en el plazo establecido. Si, por el contrario, permanece en EE UU más allá de dicho plazo, el dinero no es devuelto.
Los motivos esgrimidos por la Administración Trump para incluir a un país en dicha lista son diversos, desde altas tasas de permanencia irregular en EE UU de sus ciudadanos, falta de colaboración en las expulsiones o “consideraciones de política exterior”. Desde su llegada al poder, Trump ha adoptado medidas para prohibir la entrada a EE UU a los ciudadanos de 12 países, entre los que se encuentran Afganistán, Irán, Somalia o Yemen. Asimismo, ha restringido los visados a otros siete, como Sierra Leona, Cuba o Venezuela.
Desde hace cinco años, Malí está gobernado por una junta militar que ha roto lazos con los organismos internacionales, Naciones Unidas y la Unión Europea y se ha aproximado a Rusia, su nuevo gran aliado internacional en materia de seguridad, China y Turquía. Junto a sus vecinos Burkina Faso y Níger, también regímenes militares, se salió de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao) y creó la Alianza de Estados del Sahel (AES), todo ello apoyado en un discurso soberanista. Su política interior está marcada por la prolongación sine die del régimen militar, su combate contra el yihadismo y los rebeldes tuaregs en el norte con el apoyo de mercenarios rusos, la prohibición de toda actividad política y la persecución de toda voz crítica.
El país atraviesa una grave crisis económica, de lo que son un buen ejemplo los frecuentes cortes de luz en Bamako, capital del país, que se han visto acrecentados por el intento de bloqueo económico que le imponen los grupos yihadistas. Cientos de miles de malienses han huido del país en los últimos años, sobre todo hacia países vecinos como Costa de Marfil o Mauritania, y algunos de ellos hacia Europa, sobre todo a través de Canarias.
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