Hamás ofrece liberar a todos los rehenes de una vez si Israel da por terminada la guerra
Israel confirma que los cadáveres que va a recibir este jueves son de los dos niños y la madre de la familia Bibas y del octogenario Oded Lifshitz


En un nuevo órdago negociador, tras anunciar que este jueves entregará cuatro cadáveres y que el sábado liberará a seis cautivos en vez de a los tres previstos, Hamás ofrece devolver de golpe en la segunda fase del alto el fuego a todos los rehenes que mantiene en Gaza (unos 60). Lo haría a cambio de que Israel dé por terminada la guerra, aunque eso es algo que ya estaba previsto en las bases del acuerdo. Esa salida en grupo no está especificada en los términos de la tregua, pero va en línea con los deseos del Gobierno de Israel y de su más fiel aliado, Estados Unidos. El Gobierno de Benjamín Netanyahu, sin embargo, no ha dado muestras de querer dar por concluida la contienda.
El jueves va a ser un día “desgarrador” por la llegada, por vez primera en este alto el fuego, de los cuatro cuerpos desde Gaza, pronostica el mandatario israelí a través de un vídeo difundido este miércoles, poco antes de que las autoridades confirmaran la identidad de todos ellos. Tres de los cadáveres corresponden a la familia Bibas, una mujer y sus dos hijos pequeños, según anunció Hamás el martes. El cuarto nombre ha sido confirmado hoy por la milicia palestina: se trata de Oded Lifshitz, de 83 años, cuyo hijo Omri, de 51, reconocía hace pocos días a este diario que si su progenitor salía con vida del cautiverio sería “un milagro”.
El entorno de Netanyahu atribuye los avances anunciados en las últimas horas no a la voluntad de Hamás, sino a los cambios que ha efectuado Israel en su equipo negociador. Tras apartar a los dos jefes de los servicios secretos, la delegación negociadora la encabeza ahora la mano derecha del primer ministro: Ron Dermer, el ministro de Asuntos Estratégicos. Los logros, según interpreta la oficina de Netanyahu en un comunicado, han llegado también gracias a la amenaza militar israelí y al ultimátum del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para que Hamás llevara a cabo una liberación en grupo. El texto califica de “absurdo” y “propaganda” que se atribuya al grupo palestino cualquier avance.
El Estado judío anunció el martes que se dispone a emprender, con más de dos semanas de retraso sobre el calendario marcado, las negociaciones sobre la segunda etapa del alto el fuego. Poco después, Hamás ha movido ficha haciendo pública su oferta en un comunicado de su portavoz Hazem Qassem. “Estamos listos para una segunda fase en la que el intercambio de prisioneros se lleve a cabo de una vez en el marco de alcanzar un acuerdo que conduzca a un alto el fuego permanente y una retirada completa de la franja de Gaza”, donde han muerto más de 48.000 personas durante ataques israelíes, según las autoridades sanitarias gazatíes.
En una línea similar se ha manifestado uno de los máximos responsables del movimiento, Jalil Jaya: llevar a cabo un solo canje de prisioneros palestinos de cárceles israelíes a cambio de todos los rehenes que permanezcan en la Franja una vez concluida la primera fase, que serían unos 60 entre vivos y muertos. “Insistimos en que el movimiento y la resistencia están listos para participar de inmediato en negociaciones para implementar los términos de la segunda fase”, añade Jaya, lo que incluiría “un alto el fuego completo” y “sostenido” así como “la retirada total de las fuerzas de ocupación de la franja de Gaza”.
Llevar a cabo esa liberación en grupo encajaría, por un lado, en los deseos del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que ha irrumpido en las últimas semanas en el conflicto como el más fiel aliado de Israel. El líder republicano ha amenazado a los islamistas palestinos con “abrir las puertas del infierno” si no sueltan a todos los cautivos a la vez. Y exigió, de hecho, que esa liberación colectiva se hiciera efectiva el pasado sábado. Algo a lo que Hamás no accedió.
Aunque esté recogido en lo acordado para la segunda fase, Netanyahu no parece dispuesto a dar por concluida la contienda. Además de conseguir el regreso de todos los secuestrados, el primer ministro israelí insiste en que quiere aniquilar a Hamás tanto en lo político como en lo militar. Sobre el mandatario, además, pesan las presiones, con declaraciones a diario, de los más ultranacionalistas del Ejecutivo. Un sector que, a su vez, sostiene la coalición que le permite gobernar.
En todo caso, el grupo islamista se niega a desaparecer de la Franja y a aceptar la desmilitarización del enclave, como el martes exigió el ministro israelí de Exteriores, Gideon Saar. “Que Hamás sea expulsado” forma parte de “una guerra psicológica ridícula” y “la salida o el desarme de la resistencia de Gaza es inaceptable”, advierte el portavoz Qassem. “Cualquier acuerdo para el futuro de la franja de Gaza se basará en el consenso nacional”, agrega en referencia a los planes de intentar un gobierno de unidad que englobe a diferentes facciones palestinas que lleven las riendas tras la guerra.
Para la comunidad internacional, que Hamás, que gobierna Gaza desde 2007, siga en el poder no es una opción. Tampoco lo es que la población —2,3 millones de habitantes— sea deportada al extranjero. Pero Israel y Estados Unidos, con el aldabonazo de Trump, defienden un plan de limpieza étnica que prevé la expulsión de los gazatíes y que el enclave mediterráneo quede bajo control de Washington. Para el presidente español, Pedro Sánchez, además de fuera de la ley, se trata de una propuesta “inmoral”, según ha comentado tras recibir este miércoles al presidente de Egipto, Abdelfatá al Sisi.
De momento, el alto el fuego avanza pese a la incertidumbre y las acusaciones entre las partes. Lo más inmediato será este jueves la entrega por parte de Hamás, en una operación no prevista en los términos iniciales de la tregua, de cuatro cadáveres de los ocho anunciados en la primera fase. Los otros cuatro serán devueltos la semana que viene.
Entre los que regresarán a Israel en sacos mortuorios se encuentran los tres miembros de la familia Bibas que seguían cautivos (el padre, Yarden, fue liberado el pasado 1 de febrero). Se trata de los pequeños Ariel, que hoy tendría cinco años, y Kfir, de dos, junto a su madre, Shiri, de 35, secuestrados el 7 de octubre de 2023, cuando en la matanza liderada por Hamás fueron asesinadas unas 1.200 personas y secuestradas unas 250, dando comienzo a la actual guerra. Ofri, hermana de Yarden, ha cargado contra Netanyahu por darlos por muertos antes del retorno de los cuerpos y sin la aprobación familiar, según una publicación en su perfil de la red social Facebook, informa el diario Haaretz.
Por su parte, la familia del octogenario Oded Lifshitz se estaba preparando para lo peor. Incluso su esposa, Yocheved, hoy de 86 años, que pasó secuestrada 17 días antes de quedar en libertad por razones humanitarias. Yocheved y Oded, conocidos por participar como activistas en un programa para sacar a enfermos gazatíes de la Franja para que fueran atendidos en Israel, fueron secuestrados en el kibutz Nir Oz aquel 7 de octubre.
Este sábado, como muestra de buena voluntad ante la petición de los negociadores cataríes y egipcios, argumenta Qassem, el grupo liberará a seis rehenes en vez de los tres previstos a cambio de reos palestinos. Estos son los últimos con vida de la lista prevista para la primera fase de la tregua, que incluía a 25 secuestrados vivos y ocho cadáveres. Del grupo de seis, dos fueron capturados hace una década y el resto fueron secuestrados durante el ataque liderado por Hamás el 7 de octubre de 2023.
Eso supone que se adelantan al calendario acordado, que debía concluir el primer fin de semana de marzo, dando paso a la segunda fase —también de seis semanas— cuya entrada en vigor ha de negociarse estos días. Entre los cientos de palestinos que está previsto que Israel excarcele a cambio se encuentra un conocido médico y director del hospital Kamal Adwan de Gaza, Husam Abu Safieh.
Indignación de las familias
Más que a la buena voluntad del grupo islamista, fuentes oficiales israelíes citadas por medios locales atribuyen los avances al nuevo equipo negociador de Netanyahu. Tras apartar a los jefes de los servicios secretos internos (Shin Bet), Ronen Bar, y del exterior (Mosad), David Barnea, ahora lo lidera el ministro Dermer. El líder opositor Yair Lapid califica de “cobarde” que desde el entorno del primer ministro se ataque a Bar y Barnea para ocultar lo que él considera errores del propio Netanyahu.
El foro que agrupa a la mayoría de familias de los secuestrados exigen “aclaraciones urgentes” a Netanyahu ante lo que consideran “fracaso de las negociaciones sobre la segunda fase”, lo que “significa un peligro” para las decenas de cautivos. Consideran, a través de una misiva dirigida al primer ministro, que el Gobierno israelí no está haciendo todo lo que puede, ya que creen que, visto el impulso en las últimas horas del final de la primera etapa, “es posible acelerar el calendario y traer a todos en un periodo de tiempo mucho más corto”.
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