El líder de Egipto rechaza ir a la Casa Blanca si Trump mantiene la idea de deportar a los palestinos de Gaza
El presidente Al Sisi se suma a la oposición del rey de Jordania de exigir a los dos países que acojan a los gazatíes que viven en la Franja
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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no está acostumbrado a encontrar resistencia frente a la apisonadora diplomática desplegada en las primeras semanas de su segundo mandato. Pero su agenda para Oriente Próximo se ha topado, de momento, con el muro opositor de dos países, Egipto y Jordania, sobre los que pretende apoyar su plan de deportación de cientos de miles de habitantes de Gaza. El presidente egipcio, Abdelfatá al Sisi, descarta acudir a cualquier reunión con la nueva Administración en Washington si el republicano insiste en su plan de expulsar a los palestinos de la Franja. Unas horas antes, el rey jordano Abdalá II también se había manifestado en contra de ese proyecto, aunque él sí se reunió con Trump el martes. Ambos líderes, aliados de Washington en la región, han hablado por teléfono este miércoles para unificar posturas y se han plantado ante la política de chantaje de Trump pese a las posibles consecuencias que su negativa les puede acarrear para las millonarias ayudas de las que se benefician.
Por el momento, el mandatario estadounidense se muestra convencido de que ambos acabarán aceptando y no ha detallado represalias, como sí ha hecho en otros casos en los últimos días. Así ha ocurrido con Colombia, que finalmente se plegó y dejó llegar vuelos con deportados desde Estados Unidos para no sucumbir a la presión de los aranceles. Egipto recibe de EE UU anualmente alrededor de 1.500 millones de dólares (unos 1.450 millones de euros), de los que unos 1.300 corresponden a ayuda militar. Jordania, por su parte −más dependiente todavía que Egipto−, recibió en 2023 casi 1.700 millones de dólares, que suponen un flujo mucho más importante para su economía.
El Cairo se prepara para acoger a finales de febrero una cumbre de emergencia de la Liga Árabe con la que hacer frente al plan de Trump y tratar de ahondar en la reconstrucción de la Franja una vez concluya la guerra que ha dejado, de momento, más de 48.000 víctimas mortales, la mayoría mujeres y menores. Naciones Unidas calcula que en los próximos años serán necesarios al menos 53.000 millones de dólares (unos 51.000 millones de euros) para recuperar las infraestructuras destruidas por los ataques israelíes y afrontar la más grave crisis humanitaria de una población de 2,3 millones de personas.
Al Sisi no ha esperado a que Trump ponga fecha a una cita en Washington para anunciar que no va a acudir si el líder republicano insiste en su plan de expulsar a los palestinos de la Franja, confirman dos fuentes egipcias a la agencia Reuters. Ambos mandatarios conversaron por teléfono el pasado 1 de febrero y dejaron la puerta abierta a mantener una reunión, algo que no está previsto, salvo cambio repentino de guion, en estos momentos.
La negativa egipcia se ha manifestado pocas horas después de que el rey Abdalá II de Jordania saliera de la Casa Blanca negándose también de manera “firme” a aceptar el plan del presidente Trump, que, además de deportar a los gazatíes, pretende quedarse, con el beneplácito de Israel, con el control del enclave mediterráneo palestino. El presidente estadounidense, sin embargo, considera que las probabilidades de que los dos Estados ofrezcan “parcelas” para realojarlos es del “99%”.
Hamás se ha apuntado el tanto y agradece a los “hermanos” de Jordania y Egipto que rechacen “el desplazamiento” del pueblo palestino y apoyen el proceso de reconstrucción de Gaza sin necesidad de expulsar a sus habitantes. “Trump pretende borrar la identidad de nuestro pueblo y poner fin a su justa causa”, según un comunicado del grupo palestino, que gobierna en Gaza desde 2007. En el texto, el movimiento islamista da las gracias también al resto de países del mundo que se han opuesto a la agenda marcada por el líder republicano.
También el presidente y líder de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas, aplaude las “valientes posturas” del líder del reino hachemí, que preservan el derecho de los palestinos a un Estado con capital en Jerusalén Este, señala en un comunicado. Abbas agradece también que el rey Abdalá II haya aceptado acoger a 2.000 menores procedentes de Gaza que necesitan atención médica, algo muy lejos de los cientos de miles de palestinos que Trump pretende endosarle a Jordania. Egipto acepta asimismo dejar salir cada día varias decenas de gazatíes enfermos o heridos –van casi 500 durante la tregua– hacia su territorio a través del paso fronterizo de Rafah, pero eso dista mucho de que El Cairo vaya a ceder espacio en el desierto del Sinaí a decenas de miles de palestinos en campamentos, como pretende el presidente estadounidense.
La postura de Amán y El Cairo coincide con la de los países árabes y con la de la inmensa mayoría de la comunidad internacional, incluida la ONU. Pero los anuncios de Trump afectan también en el plazo más inmediato del conflicto, pues han ayudado a poner contra las cuerdas el delicado proceso de alto el fuego en vigor desde el 19 de enero. Hamás ha enviado una delegación negociadora a El Cairo liderada por uno de los máximos responsables del grupo, Khalil al Khaya, con la intención de seguir avanzando por la senda de ese alto el fuego en conversaciones con las autoridades egipcias. Israel, de momento, no ha informado de que participe.
La tormenta diplomática se cierne sobre la región en un momento en el que la tregua en la Franja puede saltar por los aires por las acusaciones mutuas de incumplimiento de lo pactado entre movimiento islamista palestino y el Estado judío, que deberían llevar a cabo este sábado un nuevo canje de rehenes por prisioneros. Trump, estrecho aliado de Israel, ha amenazado con convertir Gaza en un “infierno” si ese día no son entregados todos los rehenes, hasta 76 entre vivos y muertos que quedan, lo que contraviene lo consensuado entre las partes, que prevén intercambios semanales. El primer ministro Benjamín Netanyahu no ha dejado claro si va a aceptar que Hamás libere a los tres secuestrados previstos, pero ha movilizado a más tropas y advierte de la posibilidad de “intensos” ataques.
Trump reiteró a Abdalá II: “Hamás debe liberar a todos los rehenes, incluyendo a todos los estadounidenses, el sábado”. Y reclamó la ayuda del monarca para que el grupo palestino entienda la “gravedad de la situación”, señala la Casa Blanca en un comunicado. Por su parte, Steve Witkoff, enviado especial para Oriente Próximo de Trump, ha afirmado que el presidente “espera que ocurra algo diferente” el próximo sábado, en referencia al canje, y, en caso contrario, “va a haber un gran problema”, según unas declaraciones publicadas por varios medios israelíes.
Hamás reconoce que se están llevando a cabo contactos con los países mediadores (Qatar, Egipto y EE UU) en torno al proceso de alto el fuego, según Hazem Qassem, un portavoz del grupo. “Nuestra posición es clara y no aceptamos el lenguaje de las amenazas estadounidenses e israelíes”, advierte Qassem en un comunicado.
El brazo armado de la Yihad Islámica, uno de los grupos participantes en la matanza del 7 de octubre de 2023 con la que comenzó la guerra y que, a su vez, mantienen a rehenes en Gaza, ha contestado al órdago de Trump con respecto a las liberaciones. Este grupo supedita la salida de los cautivos a que se cumpla el plan de alto el fuego que se ha firmado con Israel. “La única forma de recuperar a los rehenes y de que vuelva la estabilidad es a través de un acuerdo de intercambio”, ha señalado un portavoz del grupo en la red social Telegram, informa Reuters.
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