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El presidente de Rumania dimite para evitar que el Parlamento lo destituya y profundice la crisis política

Los parlamentarios debían discutir el martes la suspensión del mandatario, que ya había vencido su mandato pero que seguía en el cargo tras la anulación de las pasadas elecciones por sospecha de injerencia rusa

Klaus Iohannis presidente Rumania
El presidente de Rumania, Klaus Iohannis, en el palacio de Cotroceni, en Bucarest, el pasado 23 de diciembre.ROBERT GHEMENT (EFE)

El presidente de Rumania, el liberal Klaus Iohannis, anunció este lunes su dimisión para adelantarse a un intento de destitución por parte de los partidos de la oposición, que le han acusado de “usurpar” su puesto tras la anulación de las elecciones presidenciales del pasado noviembre por una supuesta injerencia rusa. El anuncio de Iohannis se ha producido instantes después de que tres formaciones opositoras de extrema derecha, que controlan alrededor del 30% de los escaños del Parlamento, aprobaran iniciar el proceso de suspensión previo a un referéndum para relevarlo de su cargo. Con esta decisión, Iohannis se convierte en el primer jefe de Estado de un país de Europa del Este que renuncia a su cargo desde la caída del comunismo en 1989.

El país europeo, fronterizo con Ucrania y miembro de la OTAN y de la UE, se sumió el año pasado en una profunda crisis política cuando Calin Georgescu, un hasta entonces desconocido político, filorruso y nacionalista, ganó la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Tras las acusaciones de injerencia rusa —negadas por Moscú— que habrían dado la victoria a Georgescu, el Tribunal Constitucional anuló la primera vuelta de estos comicios, suspendió la segunda y declaró que Iohannis, cuyo mandato expiraba el 21 de diciembre, permanecería en el cargo hasta que se eligiera a su sucesor en la repetición de las elecciones de mayo de 2025. Esta medida desencadenó que los partidos de oposición ultras, a la que se sumó a última hora el partido de centroderecha, la Unión Salvar Rumania (USR), presentaran la moción para destituirlo, aprovechando el enfado popular contra las formaciones proeuropeas, envueltas en acusaciones de corrupción.

Iohannis hará efectiva su dimisión este miércoles. Previamente, el martes, los diputados y senadores del Parlamento deberían reunirse para decidir si siguen adelante con el procedimiento de destitución, aunque esa votación ya carece de sentido.

Pese a que la coalición gubernamental formada por el Partido Social Demócrata (PSD), el Partido Nacional Liberal (PNL) y la minoría húngara (UDMR) anunció que votaría en contra de la suspensión del presidente, el temor a que esta lograra ser aprobada ha provocado su abrupta salida. Iohannis había prometido que continuaría al frente hasta las elecciones presidenciales de los próximos 4 y 18 de mayo. El actual presidente del Senado, el también liberal Ilie Bolojan, será el nuevo presidente interino.

“Hoy se ha puesto en marcha en el Parlamento rumano el procedimiento para suspender al presidente. Es un proceso inútil porque, de todos modos, iba a dejar el cargo dentro de unos meses, después de la elección del nuevo presidente”, declaró Iohannis visiblemente molesto, este lunes en una rueda de prensa. “Es un planteamiento infundado, porque yo nunca, repito, nunca he incumplido la Constitución”, prosiguió el mandatario, que tachó el proceso de “perjudicial”. El presidente subrayó que un plebiscito para destituirlo habría tenido consecuencias nocivas tanto dentro como fuera del país. En el plano interno, asegura, habría aumentado la polarización; mientras que en el exterior, Rumania habría sido “el hazmerreír del mundo”. “Ninguno de nuestros socios comprenderá por qué Rumania destituye a su presidente cuando, de hecho, ya ha comenzado el procedimiento para elegir uno nuevo”.

“Victoria del pueblo rumano: ¡Klaus Iohannis ha dimitido! ¡Ahora es el momento de volver al Estado de derecho y de reanudar la segunda vuelta de las elecciones!”, ha escrito Georgescu en su cuenta de la red social X al conocer la noticia. El líder de la formación ultraderechista Alianza para la Unión de los Rumanos (AUR), George Simion, también celebró inmediatamente la decisión. “Es una victoria nuestra, ahora es el momento de devolver la segunda vuelta”, señaló en su cuenta de Facebook.

Por su parte, Elena Lasconi, de USR, que tenía que haber disputado la segunda vuelta del pasado diciembre contra Georgescu, remarcó que la dimisión llega tarde. “Ni siquiera nos trae respuestas a las preguntas que han estado atormentando a este país durante dos meses: ¿por qué cancelaron las elecciones?, ¿cómo nos protegemos del juego de los rusos?, ¿quién nos protege de la manipulación?, ¿podemos garantizar la seguridad de las próximas elecciones?”, incidió Lasconi, que denunció que Rumania “es más vulnerable que nunca”.

La cancelación de las presidenciales ha sacudido Rumania, donde la espiral de división creciente ha generado la mayor crisis política y social desde la caída del comunismo en Navidad de 1989. El Tribunal Constitucional validó al principio la primera ronda en la que Georgescu, un completo desconocido, se posicionó como favorito para dirigir el devenir del país. Pero el Consejo Supremo de Defensa, compuesto por los servicios secretos, la Presidencia y el Ministerio de Interior, entre otros, informaron de que se produjo una interferencia de un “actor” estatal, sin precisar de qué país se trataba. Estados Unidos reveló que se trataba de Rusia.

Tras haber pasado dos meses desde lo sucedido, todavía no se han hecho públicas las pruebas que demuestran la intervención de Moscú en el desarrollo del proceso democrático, lo que impulsa las teorías conspirativas. Georgescu, con su mensaje mesiánico y patriótico al estilo del presidente de Rusia, Vladímir Putin, está captando a un importante segmento de la ciudadanía, harta de la muy arraigada corrupción, que ahoga las expectativas de mejora económica.

El analista político Cristian Pirvulescu cree que el gesto del aún presidente no acabará con la crisis política, sino que la amplificará. “Surgirán otros problemas porque la extrema derecha utiliza la tensión con fines políticos”, explica el experto, que cree que se benefician las facciones nacionalistas porque fueron las que pidieron insistentemente su dimisión.

Mientras se conocía la dimisión, cientos de simpatizantes de Georgescu se manifestaban frente a la sede del Gobierno después de que este candidato pidiera boicotear los supermercados e instara a la gente a comprar productos nacionales. Durante las protestas, las fuerzas de seguridad se vieron obligadas a utilizar gases lacrimógenos contra los asistentes que pedían la organización de la segunda vuelta de las presidenciales.

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