¿Gobierno Petro sin petrismo? Y las preguntas del caso ‘Papá Pitufo’
El presidente se queda sin algunos de sus alfiles más leales, y veremos si logra dar un timonazo que le sirva a la izquierda; o si quienes tomen las banderas de este sector deciden desmarcarse de un presidente errático
![Gustavo Petro](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/UOJ6EE7KY5DSXKJMI3ZDMDVEKI.jpg?auth=92e3630cf22051771af3ab8f5257381b1135665beeadb318248d79732dff6596&width=414)
Se cruzan tantos elementos en el momento de crisis del Gobierno Petro que cuesta ordenar todas las fichas del rompecabezas para intentar entender. A la división interna se suma el calendario electoral que, se sabía, iba a generar cambios porque los funcionarios con aspiraciones políticas tenían que salir para no inhabilitarse. El Consejo de Ministros televisado, la presencia de Armando Benedetti como jefe de despacho y el escándalo de los dineros de alias Papá Pitufo, que entraron y salieron de la campaña presidencia, crean un momento particularmente difícil. Todo es tan complicado que podemos estar a las puertas de un Gobierno de Gustavo Petro sin petrismo en el gabinete o con una escasa cuota.
Es también la ruptura de la izquierda, que hoy está lejos de poder presentarse unida a las elecciones del 2026. Por supuesto, en política nada está escrito. Basta revisar este Gobierno: al comienzo el presidente nombró un gabinete amplio que incluyó distintos sectores desde el centro hasta la izquierda. Después de la primera gran crisis, a pocos meses de su posesión, con la salida de Alejandro Gaviria, Cecilia López y José Antonio Ocampo, entre otros, el presidente se atrincheró con una dosis mayor de petristas en cargos importantes. La pregunta ahora es cuál es el camino que va a elegir cuando es claro que decidió apoyar a Armando Benedetti por encima de los petristas de vieja data. Al momento de escribir esta columna no se sabe aún cómo impacta esa decisión en la conformación de un gabinete que tendrá cambios en ministerio claves.
La salida del ministro del Interior Juan Fernando Cristo y las ministras de Ambiente Susana Muhamad y de Trabajo Gloria Inés Ramírez sumadas a la renuncia de Jorge Rojas tras su paso efímero por el DAPRE, dejan muy cojo a un Gobierno que presenta grietas en varios frentes. Al presidente le queda la última oportunidad para rearmar un gabinete que intente llevar a buen puerto un proyecto político que hace agua desde adentro. Debe hacerlo intentado equilibrar la gestión y las reformas que busca con la campaña porque, como todos los presidentes, Petro quiere que el sucesor sea de su sector político.
Me detengo en las dos ministras porque, al margen de sus aspiraciones políticas en las razones de su salida, las dos son consideradas por la mayoría de analistas como estrella del gabinete, pues lograron sacar proyectos centrales de la agenda el Gobierno como la COP 16 y la reforma pensional. Las dos argumentaron en su renuncia la preocupación por la violencia de género. Sin mencionar a Benedetti, la ministra Gloría Inés Ramírez dijo en su carta de renuncia que “es claro que la violencia contra la mujer es incompatible con los mandatos del Gobierno”, y la ministra Muhamad fue clara en el consejo de ministros en el rechazo al jefe de despacho presidencial y así lo recuerda en la carta.
Este puede ser un punto de ruptura del presidente con las mujeres y la agenda feminista que se comprometió a sacar adelante y que ha cumplido a medias. Por un lado, presentó por primera vez terna de mujeres para Fiscalía y Defensoría, comenzó con un gabinete paritario y planteó proyectos de inclusión, pero al mismo tiempo mantuvo un discurso misógino y machista mientras ha nombrado y sostenido en sus cargos a varios funcionarios acusados de violencia de género, entre ellos el propio jefe de gabinete. Petro se aparta del feminismo y, quien lo creyera, del “petrismo pura sangre”. Todo esto va a impactar en la campaña porque será difícil conciliar las distintas vertientes en las que queda dividida la izquierda.
Como si fuera poco, la revista Cambio denuncia que dineros del zar del contrabando Diego Marín, alias Papá Pitufo, ingresaron en efectivo a la campaña Petro y aunque el entonces candidato ordenó devolverlo, caben muchas preguntas: ¿Por qué se mantuvo en la campaña y luego en el Gobierno al español Xavier Vendrell, quien recibió los 500 millones de pesos de dudosa procedencia? ¿Era normal recibir dineros en efectivo en la campaña? ¿Se registraban esos dineros en las cuentas de la campaña? ¿No era necesario denunciar ante las autoridades si había sospechas de dineros sucios? ¿Quién es el militante del Pacto que se embolsilló 50 millones de esa plata?
Pedir que devolvieran el dinero fue un acierto del entonces candidato, pero hay muchas dudas pendientes. Una más: ¿La historia lanzada por Augusto Rodríguez Ballesteros al final del Consejo de ministros televisado fue un error en medio de la calentura en torno a Benedetti o un intento de explosión controlada de este nuevo escándalo? Falta mucho por conocerse en este caso. Por ejemplo, saber si más dinero pudo ingresar a la campaña Petro y si hubo aportes a otras campañas, porque ya es sabido que la influencia de Papá Pitufo viene de tiempo atrás. Varias décadas con sus tentáculos metidos en el Estado.
Es bueno recordar que este país vive de crisis en crisis y esta no es la mayor que ha enfrentado un Gobierno, pero es una importante, que mide una vez más el carácter de un presidente que ha salido de varias sin poder concretar del todo el proyecto político que lo llevó a la presidencia. Ahora se queda sin algunos de sus alfiles más leales y se inclina por la política tradicional. Moverá las fichas del ajedrez y veremos si logra dar un timonazo que le ayude a dejar algún legado que le sirva a los sectores de izquierda para agitar en una campaña o si quienes tomen las banderas de este sector deciden desmarcarse de un presidente errático. ¿Estará ahí la clave de la salida de las ministras? Así como estamos ante la posibilidad de un Gobierno sin petrismo, tal vez estamos también ante la alternativa de una izquierda en campaña sin Petro, que le apunte a un proyecto diferente. Nada es seguro. En política todo puede pasar y es fácil renacer de las cenizas. Para la muestra Armando Benedetti, quien pasó de ángel caído al centro del poder.
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