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Una mayoría de países de la UE pide al Banco Europeo de Inversiones más financiación para la defensa europea

España y otros 18 Estados miembros envían una carta a la presidenta de la entidad, Nadia Calviño, reclamándole que aumente los préstamos a la industria bélica

Manuel V. Gómez
Banco Europeo de Inversiones
La presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI), Nadia Calviño, en una jornada celebrada en Madrid el pasado octubre.J.J. Guillén (EFE)

La carrera armamentista a la que se quiere sumar Europa necesita dinero. Mucho. Y para eso hay que echar mano de todos los recursos y herramientas al alcance. Una de ellas es el Banco Europeo de Inversiones (BEI), al que 19 países de la UE, entre ellos, España, Alemania, Italia y Francia, acaban de enviar una carta para que “ajuste su política crediticia para aumentar el volumen de financiación disponible en el campo de la Seguridad y la Defensa”. La misiva, firmada por los primeros ministros de estos Estados, llega tres días antes de la cumbre que se celebrará el próximo lunes, en la que se abordará un solo tema: la defensa europea.

Desde que Nadia Calviño llegó a la presidencia del BEI, hace ahora un año, se le ha reclamado que la entidad que dirige preste más dinero para proyectos de seguridad y defensa. Y lo ha hecho. En un solo año ha duplicado las inversiones en este campo al pasar de 500 millones de euros a 1.000 millones en 2024. También modificó sus criterios para facilitar la concesión de préstamos a este tipo de actividades. Y este mismo jueves, en la presentación de los resultados del banco del año pasado, la española anunció que duplica el objetivo de créditos para defensa, hasta los 2.000 millones.

Pero todo esto no es suficiente para la mayoría de líderes de la UE. En la carta enviada, los 19 Estados exigen al BEI que “reevalúe la lista de actividades excluidas” en su política crediticia, que destine más líneas de crédito a los proyectos de defensa y que estudie la “posibilidad de que el BEI emita deuda específica y reservada para financiar proyectos de seguridad y defensa”.

Por ahora, el BEI se ha limitado a dar cuenta de que ha recibido el texto y recuerda que Calviño ya el jueves afirmó que la entidad estaba calibrando sus “instrumentos financieros para evaluar si son necesarios nuevos cambios en nuestras normas de elegibilidad”, es decir, ampliar los criterios para dar más créditos a estas actividades.

Es cierto que en los últimos años, el mayor banco público europeo ha cambiado su política para financiar proyectos vinculados a la industria bélica. Eso se ha intensificado en el último año, especialmente desde que el pasado abril eliminó obstáculos para invertir en este campo y abrió canales que facilitaran la comunicación con el sector. Sin embargo, los préstamos concedidos a esta industria todavía tienen un peso muy bajo en la cartera total: esos 1.000 millones de crédito nuevo otorgado el año pasado suponen apenas el 1,1% del total (en 2024 la inversión nueva ascendió a 89.000 millones), y los 2.000 previstos para este ejercicio solo elevarían el porcentaje hasta el 2,1%.

Calviño nunca ha rehusado aumentar la apuesta del BEI por la defensa. Tampoco puede hacerlo, puesto que los accionistas de esta entidad ―una suerte de ICO de la UE— son los propios Estados que componen la Unión y su consejo está integrado por los ministros de Finanzas de la Unión. Pero ella siempre ha advertido de que “es importante que cada actor en este mercado se centre en los ámbitos en los que tiene un mayor valor añadido”. Con estas palabras, viene a decir que al BEI le corresponde financiar actividad industrial y de investigación, pero no la compra de armas o municiones por parte de los Estados.

No parece que sea esta sea la intención de los mandatarios, puesto que en la propia carta indican que se trata de favorecer la inversión empresarial en este campo: “La mejora del acceso a la financiación del BEI y la aceleración de las inversiones en seguridad y defensa en la UE impulsarían la financiación privada y tendrían un fuerte efecto de señalización frente a otros inversores y operadores del mercado”.

Que la carta, que también cuenta con la firma del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, llegue en vísperas de la cumbre europea del lunes deja muy claro por dónde van las intenciones de los líderes de la Unión para esa cita. La misiva no solo se dirige a Calviño, sino que también tiene como destinatarios a António Costa, presidente del Consejo Europeo, y a Donald Tusk, primer ministro de Polonia, el país que preside el Consejo de la UE durante la primera mitad de 2025. Esto también quedó definido en el propio texto de la convocatoria que escribió Costa el pasado 13 de enero, en el que figuraba de forma destacada la expresión: “Europa necesita asumir más responsabilidad en su propia defensa”.

Esta última frase es, sin duda, un mensaje al nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien ha reclamado a los socios de la OTAN que aumenten el gasto en seguridad hasta el 5% del PIB, más del doble del mínimo que fija ahora la Alianza Atlántica como objetivo (2%).

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.
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