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El regreso de Trump resucita el debate del Brexit en el Reino Unido

Cinco años después de que el Reino Unido abandonara la UE, un nuevo informe de 40 académicos señala que Bruselas sigue condicionando la vida diaria de los británicos

Keir Starmer y Ursula von der Leyen
Keir Starmer y Ursula von der Leyen, en la Asamblea General de la ONU, en Nueva York, el 25 de septiembre.Leon Neal (via REUTERS)
Rafa de Miguel

El 31 de enero se cumplirán cinco años desde que el Reino Unido abandonó la UE. Desde entonces, el debate económico y académico sobre las consecuencias del Brexit se ha movido entre lo malo y lo pésimo; entre los que sostienen que la economía británica es un automóvil que avanza con una rueda pinchada, cada vez más plana, y los que siguen creyendo que se estrelló irremediablemente contra un muro. Lo que parece evidente es que, a pesar de la obstinación de los políticos -tanto conservadores como laboristas- de enterrar en un cajón un asunto tóxico que dividió al país y a los partidos, cada nueva sacudida geopolítica, como el “huracán Trump”, resucitará una discusión condenada a ser perpetua.

“El peligro para el Reino Unido reside hoy en que las acciones de Donald Trump nos obliguen a elegir entre Estados Unidos o la UE. Por ejemplo, puede ofrecernos un acuerdo sobre aranceles que vaya en detrimento de nuestras relaciones comerciales con Bruselas. O quizá el precio sea la compra de más material estadounidense de defensa, algo que socavaría nuestra capacidad de cooperar con la UE”, señala Anand Menon, profesor de Política Europea y Asuntos Exteriores en el King´s College de Londres.

Junto a otros 40 académicos, Menon ha preparado el informe más exhaustivo realizado hasta la fecha sobre los prolegómenos, el desarrollo y las consecuencias del divorcio político más doloroso del siglo XXI: The Brexit Files (Los Achivos del Brexit) es un intento impulsado por la organización UK in a Changing Europe de mantener viva la cuestión que más ha influido en el devenir del Reino Unido, y que seguirá influyendo en un mundo en constante convulsión.

El nuevo primer ministro laborista, Keir Starmer, prometió un “reinicio” de las relaciones con la UE, después de años de polémicas agrias fomentadas por los conservadores. Más allá de las buenas palabras, sin embargo, Downing Street ha sido incapaz de concretar sus objetivos respecto a Bruselas. Su temor a dar alas a Reform UK, el partido populista liderado por Nigel Farage que hoy representa una amenaza tanto para laboristas como para conservadores, ha llevado a Starmer a rechazar cualquier acercamiento, ya sea una mayor libertad de movimiento para los jóvenes o un alineamiento más estrecho en materia aduanera.

La llegada de Trump, y su indisimulada hostilidad hacia la UE, ha vuelto todavía más inciertas y dudosas las maniobras de Starmer y su equipo. “La reacción inmediata del Gobierno británico ha sido utilizar el Brexit como un potencial escudo. Si Trump se empeña en cargar contra la UE, Starmer puede recordarle que el Reino Unido ya no forma parte de ese club, y pedirle que no dirija la carga contra el aliado británico”, explica con ironía John Curtice, el sociólogo y analista político más respetado en el Reino Unido, que también ha participado en el informe. “Curiosamente, esto acerca al Gobierno laborista a la posición que tenía el Ejecutivo conservador anterior, que estaba más interesado en estrechar lazos con Washington que con Bruselas”, señala.

El futuro es Europa

La mayoría de los expertos, sin embargo, advierte contra el “espejismo Trump”. Starmer puede verse tentado a elegir lo mejor de ambos mundos –”cherry picking, se llama en inglés: elegir las mejores cerezas”-, pero la lección de la historia ha dejado claro que el destino del Reino Unido está en Europa.

“Una de las lecciones de la prolongada relación que el Reino Unido ha cultivado con Estados Unidos es la de que, de hecho, nuestro destino nos conduce a permanecer alineados con la EU, tanto en términos comerciales como de seguridad y defensa. Pero a corto plazo, es comprensible que el Gobierno de Starmer intente evitar lo que podría ser un daño colateral innecesario”, justifica Curtice.

Se trata ahora, coinciden los expertos a la hora de dar consejos a Downing Street, de avanzar en un posible acercamiento a Bruselas sin despertar la serpiente del Brexit. O en realizar una diplomacia económica y sutil con Washington para evitar el fuego amigo. Cinco años después del divorcio con la UE, dos cosas han quedado claras. Las exportaciones de productos manufacturados han sufrido las consecuencias de una mayor fricción aduanera, pero el Reino Unido sigue siendo una potencia de primer orden en el sector servicios. Y Estados Unidos, su principal mercado.

“El Reino Unido se sostiene fundamentalmente con la exportación de servicios a Estados Unidos y de productos manufacturados a la UE”, señala Sara Hall, profesora de Geografía de la Universidad de Cambridge y vicedirectora de UK in a Changing Europe. “Por eso el Gobierno de Starmer ha comenzado ya a articular una estrategia para convencer a Washington de que tenga en cuenta esta particularidad, y nos mantenga fuera de una futura guerra comercial con la subida de aranceles”, resalta Hall.

No todos los expertos creen que el Gobierno británico podrá jugar mucho tiempo a doble banda. “Todas las decisiones que pueden provocar cambios significativos -en materia de seguridad, sobre todo- han quedado apartadas. Son decisiones que suponen una mayor integración de la industria de defensa, o una política conjunta de adquisiciones. Todo eso tiene implicaciones financieras y de seguridad nacional”, indica Simon Usherwood, profesor de Política y Estudios Internacionales en la Open University. “Me temo que lo que tenemos por delante será más embrollo y confusión, antes que la articulación de una estrategia concreta”, expresa con un pesimismo resignado.

La gran paradoja con que concluye el informe de los expertos es que aquella aspiración con que el Brexit tuvo alas, que el Reino Unido recuperara el control de su destino -take back control, era el eslogan- es un sueño imposible: “Cinco años después del Brexit, la UE continúa perfilando nuestra vida diaria de modo muy importante, aunque ya no formemos parte del club”, afirma.

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Sobre la firma

Rafa de Miguel
Es el corresponsal de EL PAÍS para el Reino Unido e Irlanda. Fue el primer corresponsal de CNN+ en EE UU, donde cubrió el 11-S. Ha dirigido los Servicios Informativos de la SER, fue redactor Jefe de España y Director Adjunto de EL PAÍS. Licenciado en Derecho y Máster en Periodismo por la Escuela de EL PAÍS/UNAM.
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