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Nigel Farage, principal impulsor del Brexit, revienta la campaña de Rishi Sunak al anunciar su candidatura

El político populista se presenta por el partido Reform UK con la bandera contra la inmigración. La última encuesta de YouGov vaticina una victoria histórica del Partido Laborista

Nigel Farage, nuevo líder de Reform UK, durante una rueda de prensa en Londres para presentar su candidatura, este lunes.
Nigel Farage, nuevo líder de Reform UK, durante una rueda de prensa en Londres para presentar su candidatura, este lunes.TOLGA AKMEN (EFE)
Rafa de Miguel

Nigel Farage ha vuelto a abusar de su dominio del espectáculo político —del circo político, dirían sus críticos— para agitar las aguas de la actual campaña electoral del Reino Unido y reventar de paso la estrategia del candidato del Partido Conservador, Rishi Sunak. Este lunes ha anunciado por sorpresa que, en contra de su decisión de hace poco más de una semana de que no sería candidato el 4 de julio, finalmente se presentará por el partido que él mismo fundó, Reform UK (Antiguo Partido del Brexit). Si entonces justificó su decisión en el escaso tiempo para preparar una estrategia, ahora ha asegurado que sus seguidores en la calle le han implorado que vuelva.

Hasta este momento era el presidente honorífico del partido, pero claramente no era un puesto suficientemente relevante para el ego de un populista al que críticos y aliados reconocen que ha alterado la política británica de las últimas décadas, desde que impulsó la victoria del Brexit en el referéndum de 2016. Farage ha desplazado al actual presidente de Reform UK, Richard Tice, para pasar a ocupar él ese liderazgo.

El único político británico que puede competir con Boris Johnson a la hora de convertir el cinismo en arte no tuvo empacho en admitir, en una entrevista a la cadena ITV, apenas concluido el referéndum del Brexit, que la famosa cifra de 350 millones de libras (unos 410 millones de euros) que, según Farage y sus seguidores, acababan diariamente en manos de la UE no era cierta. Decían que, en el caso de salir del club comunitario, se destinarían esos millones a las necesitadas arcas del Servicio Nacional de Salud británico. Hasta lo anunciaron en una gigantesca pancarta en un autobús. Como entonces, el líder de Reform UK ha admitido, entre risas, que no hay que tomarse en serio todas sus afirmaciones.

“He cambiado de opinión. Es algo que está permitido, no siempre es una señal de debilidad. Puede ser incluso una señal de fortaleza. He decidido presentarme en estas elecciones”, ha anunciado en una multitudinaria rueda de prensa. “Mi intención es liderar una revuelta política, para dar la espalda al actual status quo, que no funciona. Ya nada funciona en este país”, proclamaba Farage, que no ha disimulado su clara intención de arrebatar el futuro papel de oposición —si las encuestas se confirman y vence el Partido Laborista— al Partido Conservador.

El candidato que la formación había seleccionado para la circunscripción de Clacton, por la que ahora se presentará Farage, Tony Mack, es un taxista con formación de psicoterapeuta y una ensalada mental considerable en lo que se refiere a sus ideas políticas. La dirección del partido parecía haberle perdonado su descripción de los musulmanes como “retrasados, inadaptados y educados en el odio a través del Islam”, pero ha puesto pie con pared ante las muestras de antisemitismo del personaje. Mack había compartido en sus cuentas de las redes sociales una imagen del infame mural Freedom for Humanity (Libertad para la Humanidad) que el artista Kalen Ockerman, conocido como Mear One, pintó en una calle del East End londinense. Las figuras con nariz aguileña, alrededor de un tablero de Monopoly, representaban a los banqueros Rothschild, Rockefeller o Morgan. El exlíder del Partido Laborista Jeremy Corbyn fue acusado de antisemita por respaldar una obra que el candidato de Reform Uk ha utilizado para denunciar la “agenda globalista”, una teoría de la conspiración con un potente contenido antijudío.

La amenaza de las encuestas

La mayoría de las encuestas otorgan un promedio del 11% de los votos al Reform UK. En algunas circunscripciones, sin embargo, el respaldo a esta formación podría llegar al 20%.

Es el ‘factor Farage’; si regresa y logra que Reform UK suba dos o tres puntos más y añade tracción (…) al menos 10 diputados conservadores saltarían de inmediato a su bando”, aseguraba esta semana a la cadena ultraconservadora GBNews el empresario multimillonario británico Arron Banks, que financió en gran parte la campaña del Brexit y la carrera política de Farage.

Aunque Rishi Sunak confió en sorprender a su principal amenaza por la derecha con el adelanto electoral del 4 de julio, con la esperanza de que el partido de Farage no tuviera suficientes candidatos para presentar en todo el país, la jugada no le salió bien. Reform UK ha sido capaz de poner a competir a 630 candidatos, de un total de 650 circunscripciones.

A diferencia del 2019, cuando Boris Johnson obtuvo una victoria electoral arrolladora, en parte porque el entonces Brexit Party renunció a presentarse en 317 circunscripciones donde los conservadores tenían posibilidades de hacerse con la mayoría, en esta ocasión la dirección del partido ya ha dejado claro que piensa competir con los tories en todo el país. La derrota conservadora que vaticinan todos los sondeos es también el pistoletazo de salida de una cruenta batalla en el campo de la derecha por hacerse con los restos del naufragio. La última encuesta de la empresa YouGov, publicada este mismo lunes y que cuenta con 50.000 ciudadanos consultados, vaticina una victoria histórica del Partido Laborista (hasta 422 escaños frente a 140 de los tories), superior incluso a la de Tony Blair en 1997.

“El próximo 4 de julio [el día después de las elecciones] solo uno de dos candidatos, Keir Starmer [Partido Laborista] o yo, será primer ministro. Cualquier voto que no vaya al Partido Conservador acabará favoreciendo a la oposición laborista”, ha advertido Sunak ante el giro protagonizado por Farage.

El sistema electoral británico es mayoritario. El candidato que más votos obtiene en una circunscripción se hace con ese escaño. Los votos de sus rivales en ese mismo territorio acaban en la basura. Por eso, la participación de Reform UK (como en su día la del Brexit Party o la de UKIP) no se traduce en escaños para estas formaciones, sino en debilitar la opción del Partido Conservador y favorecer a los laboristas. Esa es la razón por la que Farage no logró nunca hacerse con un escaño en la Cámara de los Comunes, a pesar de intentarlo hasta en siete ocasiones.

Las ganas de infligir una derrota humillante a los tories en estos comicios, sin embargo, han llevado a algunos análisis electorales —como el del Daily Telegraph, el periódico favorito del ala dura del partido— a aventurar que Reform UK podría incluso hacerse con el escaño en una veintena de circunscripciones.

La inmigración, de nuevo

A pesar de una retórica de camuflaje que hablaba de recuperar la soberanía o el control en la toma de decisiones, la campaña a favor del Brexit previa al referéndum de 2016 fue sobre todo un baño de xenofobia. Y Farage fue quien menos disimuló sus diatribas contra los inmigrantes. Su cartel electoral para denunciar la presión migratoria sobre el Reino Unido, en el que utilizó una inmensa cola de refugiados de guerra que atravesaban en 2025 la frontera entre Croacia y Eslovenia, ha pasado ya a la historia universal de la infamia.

Farage ataca de nuevo en estas elecciones, después de haber sido uno de los críticos más duros contra Sunak por su fallida estrategia de deportaciones a Ruanda. No ha dudado en calificar de “invasión” la llegada de nuevas personas al Reino Unido, fueran regulares o irregulares. Y ha añadido más leña al fuego al dirigir sus ataques contra los jóvenes musulmanes “que adoptan visiones cada vez más radicales” y están convirtiéndose en un grupo demográfico “profundamente antibritánico”. El fundador de Reform UK ha encontrado una veta en el temor que están provocando entre muchos votantes conservadores las continuas protestas en contra de Israel y a favor de Palestina que han recorrido en los últimos meses las calles de las principales ciudades del país.

En marzo, el diputado Lee Anderson, que llegó a ser vicepresidente del Partido Conservador, fue suspendido del grupo parlamentario tory al negarse a retirar unas duras palabras contra el alcalde musulmán y laborista de Londres, Sadiq Khan, al que acusó de estar bajo el control de los islamistas radicales. Anderson respondió a la suspensión con su paso a las filas de Reform UK, que celebró el episodio de transfuguismo como una nueva señal de que la nave tory hacía aguas.

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Sobre la firma

Rafa de Miguel
Es el corresponsal de EL PAÍS para el Reino Unido e Irlanda. Fue el primer corresponsal de CNN+ en EE UU, donde cubrió el 11-S. Ha dirigido los Servicios Informativos de la SER, fue redactor Jefe de España y Director Adjunto de EL PAÍS. Licenciado en Derecho y Máster en Periodismo por la Escuela de EL PAÍS/UNAM.
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