La tensa espera de las familias de los rehenes israelíes en Gaza: “Nada es definitivo hasta que crucen la frontera”
Israel prepara al ejército y a los servicios secretos para que se coordinen con Cruz Roja y las autoridades egipcias ante la posible liberación de cautivos si prospera el alto el fuego alcanzado con Hamás
No hay noticias desde hace meses de Gadi Moses, que el 12 de marzo cumplirá 81 años y es uno de los rehenes de más edad que permanecen en Gaza desde el 7 de octubre de 2023, secuestrados por Hamás. “Nada”, responde su hijo Oded a través de mensajes de teléfono al ser preguntado por alguna novedad sobre el estado de su progenitor poco antes de que se produjera el anuncio de un acuerdo de alto el fuego entre Israel y la milicia islamista. Se prevé que este acuerdo posibilite la liberación de los casi 100 secuestrados entre civiles y militares, aunque varias decenas de ellos han sido ya dados por muertos.
Tras la frustración por el largo historial de intentos de tregua fracasados, las familias viven estos días entre la incertidumbre y la esperanza el goteo de informaciones sobre el posible regreso de sus seres queridos. El hijo de Gadi reconoce que estos últimos días no ha tenido más datos que los que ofrecían los medios de comunicación en torno a las negociaciones en Doha (Qatar). Oded, en todo caso, espera que se trate de “una buena señal para lo que pueda ocurrir en los próximos días”.
El foro que acoge a las familias agradecía estos días las informaciones en torno a un “acuerdo inminente”, pero añadía en un comunicado: “Nuestra misión sigue incompleta hasta que no regresen a casa todos los rehenes, tanto los vivos como los muertos. Para los 30 rehenes asesinados en cautiverio, este acuerdo llega trágicamente demasiado tarde”.
“Dada nuestra experiencia con las decepciones, no consideramos que nada sea definitivo hasta que nuestros seres queridos crucen la frontera”, señala por su parte la familia Bibas, integrante de ese foro. Shiri Bibas y sus dos hijos de corta edad figuran supuestamente en la lista de los que serían liberados en primer lugar —también permanece secuestrado el padre, Yarden—, aunque sus allegados están “a la espera de certezas sobre su liberación y condición”, y piden que no se difundan “rumores”.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha mantenido este miércoles varios encuentros con las familias de los secuestrados, mientras el ejército y otras instancias oficiales como los servicios secretos se preparan para la operación de retorno en coordinación con Cruz Roja y las autoridades de Egipto (los rehenes liberados a finales de 2023 lo hicieron por este país). “Es cuestión de días u horas”, señaló a última hora del martes Netanyahu a los allegados de los cautivos, según el diario Yediot Ahronot. “Estamos esperando la respuesta de Hamás y, entonces, podremos comenzar de inmediato”, añadió. El movimiento palestino, por su parte, estaba estos días a la espera de recibir detalles del lado israelí, como los mapas que reflejen las nuevas posiciones de sus tropas antes de que se alcanzara el alto el fuego.
Algunos de los presentes en los encuentros con el jefe del Gobierno se han mostrado en desacuerdo con un pacto que consideran que no prevé la salida de todos los rehenes en una primera fase. Es el caso de Roi Baruch, a la espera de recuperar el cuerpo de su hermano Uriel, secuestrado y asesinado. Baruch entiende que se trata de “un mal acuerdo, ya que solo asegurará la liberación de un tercio de los rehenes”. “No sabemos qué va a pasar con los dos tercios restantes”, subraya en declaraciones a la radio pública Kan.
Para Malki Shem-Tov, cuyo hijo Omer fue secuestrado en el festival Nova, la impresión del encuentro con el mandatario fue otra: él percibió que se trata de un “acuerdo integral” que beneficia a “todos los rehenes”, y cree que Netanyahu “está haciendo todo lo posible para que eso suceda”.
Hamás no solo lideró hace 15 meses el mayor ataque sufrido nunca por Israel, con unos 1.200 muertos. También, al capturar y llevarse a 250 personas, abrió la más grave crisis de rehenes de su historia. Hasta el momento solo han sido liberadas de manera negociada en torno a un centenar. Ocurrió durante la única semana de tregua acordada, en noviembre de 2023. Entre los que regresaron a casa se encuentra Margalit Moses, de 78 años, esposa de Gadi. Ambos fueron capturados en el kibutz Nir Oz, uno de los principales escenarios de la matanza liderada por Hamás.
Desde el pasado verano, las tropas israelíes han traído de vuelta, además, ocho cadáveres de rehenes recuperados en túneles. Seis de ellos habían sido ejecutados poco antes por sus carceleros, al detectar la proximidad de soldados israelíes. El pasado 8 de enero fueron hallados los restos de otros dos. Más allá de los casi 50.000 gazatíes muertos por los ataques israelíes (según las cifras que manejan las autoridades sanitarias de Gaza), y de la descomunal crisis humanitaria y la destrucción de la Franja, en Israel los secuestrados siguen siendo la principal fuente de preocupación.
“Soy muy optimista”, reconocía antes de que se conociera el acuerdo Gershon Baskin, activista estadounidense residente en Israel desde hace medio siglo y participante en otras negociaciones previas de liberación de cautivos en manos de Hamás. Los detalles que han trascendido prevén un goteo de liberaciones a lo largo de varias semanas, un as que aparentemente el movimiento islamista palestino trata de guardarse para asegurarse de que Israel no retoma los ataques de inmediato.
En todo caso, “fue un mal acuerdo entonces y sigue siendo un mal acuerdo, porque se llevará a cabo durante un periodo demasiado largo, entre dos y tres meses”, valora Baskin en un texto escrito este martes. Él cree que se han perdido oportunidades para, como el pasado septiembre, aceptar pactos que preveían un fin más ágil del cautiverio por parte de Hamás que, además, según él, ha aceptado dejar el Gobierno en manos de tecnócratas. Baskin culpa directamente a Netanyahu de haber frenado esa posibilidad y de ceder ahora “no para devolver a los rehenes” sino por complacer a Donald Trump, que regresará la semana que viene a la presidencia de Estados Unidos.
Se prevé que el acuerdo se materialice en tres fases, cada una de 42 días (seis semanas), en las que se irán intercambiando rehenes por prisioneros palestinos de cárceles israelíes, según ha trascendido de algunas fuentes próximas a las negociaciones. Los primeros 33 cautivos que serían entregados, en la primera fase, serían menores, mujeres, mayores de 50 años y heridos o enfermos civiles. El goteo comenzaría con tres liberaciones el primer día. De forma paralela cesarían los ataques israelíes —y de Hamás—, las tropas se retirarían de las zonas más pobladas y se permitiría el regreso de ciudadanos desplazados a sus casas, así como la llegada del flujo de ayuda.
El sistema público de salud israelí se prepara ya para la posible llegada de los rehenes. Se han acondicionado unas instalaciones especiales donde estos recibirán atención y se irán reencontrando con sus familias, según la prensa local. Cada caso deberá ser tenido en cuenta de manera individual. Amir Blumenfeld, miembro del equipo médico del foro que agrupa a las familias de los rehenes, ha valorado este miércoles, en una comparecencia en Jerusalén, que seguramente sea más complicada la recuperación psicológica que la física. Los secuestrados han sido retenidos en la Franja esencialmente en viviendas o en túneles subterráneos. En este segundo caso, las condiciones de supervivencia son mucho más complicadas.
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