El juez condena a Trump a ser el primer presidente delincuente, pero le deja sin pena
La sentencia por los 34 delitos del ‘caso Stormy Daniels’ no implica cárcel ni multa, pero sí un estigma histórico sin precedentes a solo 10 días de volver a la Casa Blanca
Es a la vez una condena muy leve y muy grave. Un juez de Nueva York ha sentenciado este viernes a Donald Trump como autor de 34 delitos de falsificación de facturas, cheques y registros contables con el fin de ocultar los pagos de 130.000 dólares a la actriz de cine porno Stormy Daniels —para que guardase silencio y no perjudicase sus opciones electorales en las presidenciales de 2016—. Como se esperaba, la sentencia dicta la exención incondicional: no hay cárcel, ni libertad condicional, ni siquiera una multa. Al mismo tiempo, certifica sus delitos. De alguna forma, el juez condena a Trump a ser el primer presidente delincuente.
El presidente electo ha comparecido por videoconferencia en la vista, en la que los fiscales del caso han mostrado su acuerdo con dejar sin castigo explícito sus delitos y otorgarle la exención incondicional. “Esto ha sido una experiencia muy terrible”, ha comenzado el presidente electo en su turno de palabra, según el audio difundido por la CNN. Ha insistido en que su condena era injusta y en que así lo consideran “los expertos legales”.
“Soy totalmente inocente. No hice nada malo”, ha asegurado en una diatriba embarullada en la que ha atacado a su antiguo abogado, Michael Cohen, testigo de cargo del caso. “Me acusaron por llamar gasto legal a un gasto legal”, ha dicho. “Es una vergüenza para Nueva York”, ha añadido en sus algo más de cinco minutos de intervención. “Ha sido una caza de brujas política. Se hizo para dañar mi reputación para que perdiera las elecciones y obviamente eso no funcionó”, ha afirmado desafiante.
“Obtuve el mayor número de votos con diferencia de cualquier candidato republicano en la historia. Y gané en los siete Estados decisivos”, ha dicho, pasando de su defensa al incendio de Los Ángeles, las guerras, los problemas de la inflación “y todas las cosas horribles que están sucediendo”.
Ha tratado sin base de responsabilizar al Departamento de Justicia (que no ha intervenido en este caso) y al presidente Joe Biden por su condena. “Pero mientras tanto, gané las elecciones y por una gran mayoría”, ha dicho. “Nunca había sucedido algo así en nuestro país. Solo quiero explicar que he sido tratado muy, muy injustamente”, concluyó.
Tras escuchar a las partes, el juez Juan Merchan, encargado del caso, ha razonado su fallo. “Nunca antes se había presentado a este tribunal un conjunto de circunstancias tan singular y notable”, ha admitido. Sin embargo, ha señalado como paradoja, “una vez cerradas las puertas de la sala, el juicio en sí no fue más especial, único o extraordinario” que cualquier otro. Lo que sí se presentaba como extraordinario, ha razonado, es la imposición de sentencia, dado que Trump es el presidente electo.
“Para ser claros, las protecciones otorgadas por la oficina o el presidente no son un factor atenuante. No reducen la gravedad, la seriedad del delito, ni justifican en modo alguno su comisión. Las protecciones son, sin embargo, un mandato legal que, en virtud del Estado de derecho, este tribunal debe respetar”, ha argumentado. Merchan ha subrayado que entre esas protecciones no está la de “anular el veredicto de un jurado” sobre el “ciudadano de a pie Donald Trump”. Pero, dado que los votantes han elegido a Trump presidente, eso influye en la sentencia.
“Exención incondicional”
“Es a través de esa lente y esa realidad que este tribunal debe determinar una sentencia legal después de un cuidadoso análisis”, ha dicho antes de pronunciar su veredicto. “Este tribunal ha determinado que la única sentencia legal que permite la ejecución de la sentencia condenatoria sin invadir el cargo más alto de la Tierra es una exención incondicional que la Legislatura del Estado de Nueva York ha determinado que es una sentencia legal y permisible para el delito de falsificación de registros comerciales en primer grado. Por lo tanto, en este momento, impongo esa sentencia por los 34 cargos. Señor, le deseo buena suerte en su segundo mandato”, ha dicho al pronunciar su histórica sentencia.
La videoconferencia se ha desconectado instantes después. Trump es un delincuente, aunque el fallo es recurrible y el presidente electo aspira a borrar ese estigma en los tribunales superiores, incluido el Supremo. En un mensaje en Truth, su red social, ha anticipado que recurrirá y ha calificado la vista de este viernes de “farsa despreciable”. “Ahora que ha terminado, apelaremos este engaño, que no tiene fundamento, y restauraremos la confianza de los estadounidenses en nuestro otrora gran sistema de Justicia”, ha escrito.
Un jurado popular le declaró culpable en mayo del año pasado de esos 34 delitos durante un juicio de varias semanas ante el mismo tribunal de Manhattan en que se ha celebrado la vista este viernes. Trump era el primer expresidente que se sentaba en el banquillo de los acusados. Acudió al juzgado de mala gana, aunque aprovechó ese caso ―y los otros tres en los que fue imputado― para presentarse como mártir de una persecución injusta (“una caza de brujas”, en sus palabras). Declinó declarar, pese a haber asegurado que lo haría, y así eludió exponerse a las preguntas de los fiscales.
Tras el fallo del jurado, Trump logró con éxito que el juez aplazase la sentencia hasta después de las elecciones del pasado 5 de noviembre. Y, tras vencer a Kamala Harris en las urnas, intentó a toda costa evitar el vergonzoso estigma de llegar con antecedentes penales a la Casa Blanca dentro de solo 10 días. Su última maniobra a la desesperada fue un recurso ante el Tribunal Supremo en el que pedía que se aplazase la sentencia hasta que los jueces examinasen si en el caso se había vulnerado la inmunidad presidencial que esos mismos magistrados habían reconocido a los presidentes por los actos realizados en ejercicio de su cargo.
La maniobra fracasó. En una escueta resolución, los jueces rechazaron el jueves por la noche suspender cautelarmente la vista. Entre otras razones, fundamentaron su negativa en que el juez ya había anticipado que la exención incondicional era la sentencia más probable y que Trump podía asistir a la vista por videoconferencia. Además, indicaron que sus alegaciones podrían estudiarse al analizar el fondo del caso. El Supremo se dividió: dos jueces conservadores se sumaron a las tres magistradas progresistas para rechazar la petición de Trump, mientras que los otros cuatro (conservadores) se mostraron partidarios de acceder a la suspensión.
La falsificación de registros comerciales se castiga con hasta cuatro años de cárcel, aunque las penas por cada uno de los delitos se pueden cumplir de forma simultánea. En casos como el de Trump ―sin contar ni su pasado ni su futuro presidencial― es probable que el condenado tenga que ingresar en prisión. En este caso, además, pesaba su carácter de presidente electo, aunque en teoría nada en la Constitución de Estados Unidos impide a un presidente serlo desde la cárcel.
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