_
_
_
_

Ucrania destina sus mejores unidades para resistir en el largo plazo en suelo ruso

Kiev apuesta por mantener su ocupación en la provincia de Kursk mientras las fuerzas del Kremlin avanzan sin tregua en el frente de Donetsk y amenazan con una nueva ofensiva en el sur

Guerra de Rusia en Ucrania
Soldados ucranios disparan un mortero contra posiciones rusas situadas en Kursk, el pasado 30 de septiembre.Anadolu (Anadolu via Getty Images)
Cristian Segura

El fuego de artillería, los vuelos de la aviación y el movimiento de blindados es tan intenso en Sumi que sorprende en comparación con la débil posición de Ucrania en los puntos más calientes de Donbás. La provincia de Sumi es la retaguardia de la operación que cumple tres meses y que ha permitido a las fuerzas de Kiev ocupar parte de la región rusa de Kursk. Los militares entrevistados a finales de octubre en la zona aseguran que si necesitan algo es más armamento. El número de tropas con el que cuentan es claramente mejor al de sus brigadas que retroceden en el sur de Donetsk.

Nadie se queja en Kursk de la falta de personal: las rotaciones en el pelotón de la Guardia Estatal de Fronteras que comanda Vadim se producen cada 10 días. Al principio eran tres días, dice este veterano militar que prefiere no revelar su apellido. Pero en lugares de Donbás asediados por Rusia como Kurájove, el tiempo medio que la infantería debe estar en primera línea es de 25 días, según cuatro brigadas consultadas por este diario este octubre.

La invasión de la provincia de Kursk es una apuesta personal del presidente, Volodímir Zelenski, y del éxito de la operación no solo depende su destino político sino el del país. Demostrar a Rusia que es vulnerable y que su territorio también está amenazado es uno de los cinco puntos del plan para la victoria, un documento que Zelenski ha presentado a sus aliados internacionales para mejorar la situación ucrania en la guerra y llegar a unas futuras negociaciones de paz con más fuerza.

Los obstáculos para los objetivos de Zelenski son ingentes, todavía más tras la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales estadounidenses. El candidato republicano ha insistido durante la campaña electoral en que su prioridad es cortar el grifo a Kiev en la asistencia militar estadounidense y sellar cuanto antes un acuerdo entre Zelenski y Vladímir Putin, aunque sea a costa de ceder territorio a Rusia. Se suma además que las fuerzas invasoras están preparando una nueva ofensiva en el frente sur de Ucrania, en Zaporiyia.

Presencia norcoreana

Rusia ha recuperado un tercio del terreno que perdió en su provincia, pero es un progreso modesto comparado con el actual avance en Donetsk. La zona gris en Kursk, la que ningún bando domina, es especialmente amplia y el lado ucranio continúa teniendo iniciativa ofensiva. El Instituto para el Estudio de la Guerra, centro estadounidense de análisis del conflicto, informó el viernes de que las tropas ucranias habían avanzado en las últimas horas en la aldea de Novoivanovka. También lo demuestran múltiples vídeos difundidos por sus unidades militares en las que tanques y vehículos de infantería asaltan en primera línea posiciones rusas. Estas acciones son impensables en los frentes de guerra dentro de Ucrania.

Los cálculos del Estado Mayor ucranio indican que Rusia ha destinado 45.000 soldados a la contraofensiva para recuperar el control de Kursk. Los militares consultados estiman que la mitad son reclutas recientes, es decir, sin experiencia de combate y más fáciles de anular. “Esto es lo que siempre he dicho a mis socios y no me han creído”, escribió Zelenski el 31 de octubre en un comunicado. “Rusia utiliza todo su ejército exclusivamente en el territorio de Ucrania, contra Ucrania. Rusia no está protegida por nada. Sus tropas débiles se han quedado en territorio ruso; son unidades que no están preparadas, no son de combate y no son capaces de defender su Estado. Nuestra primera operación en la región de Kursk lo ha demostrado”.

El Kremlin no quiere pisar el freno en Donetsk y ha optado por su alianza con Corea del Norte para reforzar la defensa de Kursk sin debilitar su posición en otros escenarios de la guerra. La OTAN, Estados Unidos, Corea del Sur y Ucrania han señalado que unos 11.000 soldados norcoreanos tomarán parte en la lucha en Kursk. Zelenski aseguró el 5 de noviembre que ya se han registrado los primeros combates con las fuerzas de Pyongyang. Distintos analistas militares han detallado en Forbes y The New York Times que las tropas norcoreanas están combatiendo en la punta de lanza de la ofensiva para liberar Kursk junto a la 810ª Brigada de Infantería Naval rusa.

Para el presidente ucranio, la alianza norcoreana es la prueba de que a Rusia también le faltan hombres y armamento para combatir en esta guerra de desgaste. “El objetivo es seguir avanzando, porque es posible, porque el frente es fluctuante y lo podemos romper, podemos estar en el largo plazo”, asegura Yaroslav, sargento del 225ª Batallón Separado de asalto. La misión en Kursk, reitera Yaroslav, “es demostrar que Rusia es débil y que no puede proteger su propio territorio”. Fuentes militares estadounidenses explicaron el 9 de octubre a la agencia Bloomberg que el potencial bélico destinado por las Fuerzas Armadas Ucranias a Kursk le permitirán mantenerse allí “durante algunos meses más, incluso más tiempo”.

Sumi
Un vehículo blindado ucranio Oncilla, visto desde la pantalla de disparo, el 26 de octubre en Sumi.Cristian Segura

Regimientos mecanizados y blindados como la 1ª Brigada tienen a sus mejores tanques—los alemanes Leopard— abriendo fuego a pocos cientos de metros del enemigo. También la 47ª Brigada Mecanizada, compuesta enteramente por armamento y formación de la OTAN, ha compartido vídeos de sus tanques estadounidenses Abrams y blindados de infantería Bradley atacando directamente posiciones rusas. Por el contrario, en otro sector del frente donde actúa la 1ª Brigada, en el de Zaporiyia, sus tanques realizan únicamente rápidas maniobras defensivas, siendo utilizados como cañones de artillería lejos del enemigo.

Yevgueni es comandante de una compañía de asalto. Atiende a EL PAÍS mientras su equipo y él ponen a punto las ametralladoras de dos Oncilla, un vehículo de fabricación polaco-ucrania para ataque y transporte de infantería. Yevgueni explica que la incursión en Kursk fue por sorpresa y las fuerzas rusas ni habían minado extensivamente el terreno ni habían levantado fortificaciones, como sí han hecho en los territorios ocupados en Ucrania, por lo que las operaciones con sus Oncilla son más fáciles: “Aquí podemos asaltar a las defensas rusas con dos tanques abriendo fuego y luego entrando nosotros en acción”.

Sumi
Militares ucranios, en un blindado de infantería Oncilla, el 26 de octubre en Sumi.Cristian Segura

Un problema para sus hombres, explica Yevgueni, es que parte de la munición con la que cuentan es defectuosa. Una de cada diez balas encasquilla la ametralladora y fuerza a su equipo a retroceder. Otro inconveniente, dice, es que para un batallón de 340 soldados realizando operaciones ofensivas solo tienen seis Oncilla —cada uno puede transportar a una decena de personas—. Zelenski aseguró el 30 de octubre que Ucrania solo ha recibido un 10% de la ayuda militar estadounidense, valorada en más de 57.000 millones de euros, aprobada el pasado abril por el Congreso de Estados Unidos.

Dominio aéreo y de comunicaciones

Las fuerzas rusas cuentan con dos ventajas significativas, según coinciden los militares ucranios consultados. Por un lado, está su superioridad en el aire. Las explosiones de bombas guiadas disparadas por los bombarderos rusos son constantes en Sumi y en Kursk. “Los rusos están centrando sus ataques aéreos contra nuestra red logística. En agosto, para llegar a las posiciones donde estamos combatiendo, teníamos que recorrer 15 kilómetros, luego fueron 30 y ahora son 45 kilómetros”, explica Technik, nombre en clave de un soldado de la 95ª Brigada Aerotransportada.

La otra ventaja de los rusos son las telecomunicaciones. Los militares entrevistados corroboran que no pueden utilizar sus teléfonos móviles porque no hay cobertura y se comunican sobre todo con walkie-talkies. Otro grave contratiempo para Ucrania es que sus tropas no pueden utilizar en suelo ruso la conexión de los satélites Starlink, que no están activados para ofrecer señal en territorio de Rusia. Pese a ello, Oleg Apóstol, comandante de la 95ª Brigada, y Pavlo Rozlach, comandante de la 80ª Brigada Aerotransportada, han asegurado este octubre en entrevistas para el medio Novy Narnia que han encontrado alternativas. Apóstol, sin precisar cómo, afirmó que tenían una manera de utilizar Starlink; Rozlach reconoció que no pueden valerse de él, pero que están usando otros sistemas útiles.

La 95ª y la 80ª Brigada son dos de los mejores regimientos de las Fuerzas Armadas Ucranias. Son ejemplos de lo que criticó el 27 de octubre en una entrevista en un canal de YouTube el general ucranio Dmitro Marchenko: “Quizá nuestros líderes tienen algún plan secreto genial, de lo contrario no entiendo por qué nuestras mejores brigadas están en Kursk, mientras nuestras defensas en Ucrania están colapsando”. La voz de Marchenko no es la única que considera la operación en suelo ruso un error mientras el invasor gana cada día terreno en la provincia de Donetsk. Político reportó en septiembre que el excomandante en jefe del ejército, Valeri Zaluzhni, también era contrario a la incursión en Kursk. El máximo comandante de la Brigada Azov, Bogdan Krotevich, ha lanzado críticas en el mismo sentido.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Cristian Segura
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario 'Avui' en Berlín y en Pekín. Desde 2022 cubre la guerra en Ucrania como enviado especial. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_