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El cerebro del 11-S y dos cómplices aceptan declararse culpables a cambio de una condena a cadena perpetua

El acuerdo con los fiscales de Guantánamo evita a los reos un juicio que podría suponerles la pena capital, tras una década en un limbo jurídico

Los 20 primeros prisioneros llegados al penal de Guantánamo (Cuba) en enero de 2002.Foto: PETTY OFFICER 1ST CLASS SHANE T.
María Antonia Sánchez-Vallejo

El supuesto cerebro de los atentados del 11 de septiembre y dos de sus cómplices han acordado declararse culpables a cambio de una condena a cadena perpetua para evitar un juicio que podría haberles supuesto la pena capital en Guantánamo (Cuba), han informado este miércoles los fiscales. El penal militar de la bahía de Guantánamo, sinónimo de algunos de los peores abusos de EE UU en su guerra contra el terrorismo, alberga 22 años después de su apertura a una treintena de reos, de los casi 800 encerrados en sus celdas en el apogeo de la ofensiva lanzada por el presidente George W. Bush contra Osama bin Laden y la red de Al Qaeda. La inmensa mayoría de los internos no tenía nada que ver con los ataques de septiembre de 2001 o el terrorismo islámico.

Un alto funcionario del Pentágono aprobó el acuerdo para Khalid Shaikh Mohammed, Walid bin Attash y Mustafa al Hawsawi, informaron funcionarios del Departamento de Defensa al diario The New York Times. Los reos llevan bajo custodia estadounidense desde 2003, algo más de un año después de que el presidente George W. Bush se embarcara en una cruzada contra los “combatientes enemigos” que acabó siendo la guerra más larga de EE UU, la de Afganistán, de casi dos décadas. El caso de Mohammed, Bin Attash y Al Hawsawi llevaba más de una década languideciendo en procedimientos previos al juicio sobre si sus torturas en prisiones secretas de la CIA habían contaminado las pruebas, al ser obtenidas por la fuerza.

La noticia del acuerdo aparece en una carta de los fiscales del tribunal de guerra a los familiares de las víctimas de los atentados del 11 de septiembre de 2001. “A cambio de evitar la pena de muerte como posible castigo, estos tres acusados han aceptado declararse culpables de todos los delitos imputados, incluido el asesinato de las 2.976 personas enumeradas en el pliego de cargos”, reza la carta, firmada por el contralmirante Aaron C. Rugh, fiscal jefe de las comisiones militares, y tres abogados de su equipo. El número de víctimas incluye a las de las Torres Gemelas, y los atentados frustrados contra el Pentágono y el Capitolio. La carta informaba a las familias de que los acusados podrían presentar sus alegaciones en audiencia pública la próxima semana.

La admisión de culpabilidad evita lo que se preveía como un eventual juicio con una duración de 12 a 18 meses o, en su defecto, la posibilidad de que el juez militar desestimara confesiones que eran clave para el caso instruido por el Gobierno. El juez, coronel Matthew N. McCall, había estado escuchando testimonios esta semana y tenía programadas más audiencias para finales de este año para decidir sobre esa y otras cuestiones procedimentales previas al juicio.

Mohammed, ingeniero educado en Estados Unidos y yihadista confeso, fue acusado de concebir la idea de secuestrar aviones y estrellarlos contra edificios. Los fiscales afirman que presentó la idea a Bin Laden en 1996 y que después ayudó a entrenar y dirigir a algunos de los secuestradores, entre ellos Mohammed Atta, el jefe de la cuadrilla de pilotos. Hawsawi y él fueron capturados juntos en Pakistán en marzo de 2003 y encerrados en prisiones secretas de la CIA hasta su traslado a la base naval estadounidense de Guantánamo en septiembre de 2006 para ser juzgados. Para entonces, los interrogadores de la CIA los habían mantenido incomunicados y torturados, entre otras cosas sometiendo a Mohammed a 183 sesiones de ahogamiento simulado, una práctica que frustraría años de esfuerzos por llevarlos a juicio. El traslado a Guantánamo privó a los reos de las garantías a las que habrían tenido derecho como prisioneros en suelo estadounidense. Los internos, muchos de ellos sin relación con el yihadismo, sufrieron sistemáticamente otras torturas como golpizas, privación extrema de sueño y violaciones anales.

Los tres hombres se enfrentarán a un juicio reducido, probablemente no antes del próximo año. Dos de los cinco acusados originales no participaron en el acuerdo. Ramzi bin al Shibh, encausado por ayudar a organizar una célula de secuestradores de aviones en Hamburgo (Alemania), fue declarado inhábil para ser juzgado por enfermedad mental, y su caso fue archivado. El quinto, conocido como Ammar al Baluchi, no participó en el acuerdo de admisión de culpabilidad y podría ser juzgado solo. Es sobrino de Mohammed y está acusado, al igual que Hawsawi, de ayudar a los secuestradores con la financiación de los atentados y los preparativos de viaje mientras trabajaba en el golfo Pérsico.

Los acuerdos se llevaban debatiendo desde marzo de 2022, pero se toparon con un importante obstáculo en septiembre, cuando la Casa Blanca se negó a aprobar las condiciones solicitadas por los acusados. Los hombres querían garantías de que no cumplirían sus condenas en régimen de aislamiento, así como beneficios en las comunicaciones con sus familias y garantías de asistencia legal. Baluchi, en particular, también quería que EE UU se comprometiera a establecer un programa especial de tratamiento de recuperación de la tortura para ellos en la prisión. La Administración demócrata estudió la petición durante más de un año y luego declinó intervenir.

El acuerdo se produce en medio de la 51ª ronda de audiencias previas al juicio en el caso desde la acusación en 2012. Mohammed y los demás fueron vistos por última vez en el tribunal hace casi dos semanas, para el testimonio de un psicólogo que lo había interrogado a él y a otros prisioneros de la CIA. El almirante Rugh y sus colegas escribieron en su carta a las familias que su decisión de aceptar la declaración de culpabilidad tras “12 años de litigios previos al juicio no se tomó a la ligera. Sin embargo, es nuestro juicio colectivo, razonado y de buena fe que esta resolución es el mejor camino hacia la finalidad y la justicia en este caso”.

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