Taiwán mide su capacidad de resistencia ante un bloqueo ficticio de China
La isla autogobernada simula en unos ejercicios militares de cinco días cómo proteger los suministros y la conexión con el exterior en caso de guerra con Pekín
Taiwán arranca este lunes una semana de ejercicios militares en los que simulará durante cinco días cómo defenderse de una invasión ficticia de China. Las maniobras Han Kuang, que se celebran desde 1984, son las mayores del año, y en esta ocasión las tropas de la isla entrenarán, entre otras novedades, las operaciones nocturnas y los escenarios de combate sin guion para poner a prueba la respuesta de las Fuerzas Armadas a un mando descentralizado, según ha informado la agencia oficial taiwanesa, CNA. Una de las claves será cómo mantener el vínculo con el mundo exterior en caso de bloqueo. El teatro bélico coincide, como ya es habitual, con un ensayo de defensa civil ante ataques aéreos, que obligará a los ciudadanos a seguir las instrucciones de la policía y a buscar refugio mientras suenan las alarmas.
La 40ª edición de Han Kuang llega en un ambiente de hostilidad y ausencia de diálogo entre Taipéi y Pekín. Son los primeros juegos de guerra taiwaneses desde que Lai Ching-te, el nuevo presidente de la isla, tomó posesión de su cargo en mayo. La República Popular lo tacha de “peligro” por sus tendencias secesionistas y, solo tres días después de su investidura, desplegó al Ejército Popular de Liberación (EPL, el ejército chino) por tierra, mar y aire en torno a la isla autogobernada que considera una parte inalienable de su territorio. Las maniobras simularon el ataque con misiles de algunas zonas.
Taiwán es uno de esos puntos volátiles donde chocan las dos superpotencias. El Gobierno chino ve Taiwán como una provincia rebelde, y se toma su reunificación como una misión histórica que persigue de forma pacífica, pero sin renunciar al uso de la fuerza en caso de que fuera necesario. Mientras, Estados Unidos es su principal suministrador de armamento, a pesar de que mantiene una política deliberada de “ambigüedad estratégica” en términos de defensa, sin especificar bajo qué circunstancias intervendría para protegerla.
Entre este lunes y el próximo viernes, las Fuerzas Armadas taiwanesas pondrán especial énfasis en su capacidad de defender infraestructuras críticas en Taipéi, la capital, y en mejorar la resistencia de otros puntos clave del territorio. Taiwán es una de las piedras angulares de la cadena de suministro tecnológico global. Produce cerca del 60% de los semiconductores del planeta y un 90% de los más avanzados. “Ahora, nuestra responsabilidad es unir al pueblo, oponernos a la anexión y garantizar la soberanía nacional”, dijo Lai el domingo en un discurso en la convención anual del Partido Progresista Democrático (PPD).
En anteriores ediciones, los ejercicios contaban con una planificación orquestada, de modo que las tropas sabían en todo momento qué iba a suceder. Ahora trabajarán en la negrura. El “ataque enemigo” ficticio podría ocurrir en cualquier momento y lugar y con cualquier sistema de armas disponible, para simular mejor las condiciones reales del campo de batalla, ha explicado el Ministerio de Defensa.
Uno de sus puntos flacos tiene que ver con un eventual bloqueo, por lo que otra de las patas del ensayo militar tendrá que ver con fórmulas para seguir recibiendo suministros de países extranjeros y hacerlos llegar a la población en caso de guerra a través del Estrecho, según una fuente militar anónima citada por la mencionada agencia. En uno de los puertos de Taiwán, que aún no ha sido especificado, se pondrá a prueba la cooperación militar y civil —en coordinación con diversas ramas del Gobierno— para llevar a cabo misiones de suministro en tiempos de guerra. El objetivo es garantizar que las conexiones con el mundo exterior permanezcan abiertas en caso de bloqueo.
Taiwán necesita del mundo exterior para mantener su línea vital, que depende en gran medida de las importaciones marítimas de crudo, gas natural, carbón, acero y otros suministros estratégicos. La obsesión de Taipéi este año es mantener a toda costa ese cordón umbilical con el resto del mundo. También busca mantener el nexo informativo, por lo que tiene previsto lanzar presentadores de noticias generados con Inteligencia Artificial capaces de hablar 18 idiomas diferentes para compartir información relativa a la situación.
Debido a la naturaleza improvisada de la edición de este año, las maniobras no incluirán ejercicios con fuego real en la isla principal, pero las tropas estacionadas en Kinmen y Matsu —los archipiélagos más cercanos a la China continental— sí seguirán utilizando munición real. Taiwán busca, además, reafirmar su capacidad defensiva después de que el expresidente estadounidense y candidato republicano a la reelección, Donald Trump, sugiriera el pasado miércoles en una entrevista publicada por Bloomberg que la isla debería pagar a Estados Unidos a cambio de la defensa.
Ejercicios bélicos conjuntos
El ensayo bélico coincide con un periodo de intensa actividad en aguas del Pacífico, en las proximidades de la República Popular. La semana pasada China y Rusia escenificaron su intensa cooperación militar con el despliegue de al menos una decena de barcos de guerra durante dos ejercicios bélicos conjuntos que se han solapado en el mar del Sur de China, otro de los puntos de fricción de la geopolítica global. A mediados de junio, Estados Unidos, Canadá, Japón y Filipinas llevaron a cabo un ejercicio marítimo conjunto de dos días en el mar del Sur de China, y la semana pasada los Gobiernos de Manila y Tokio firmaron un acuerdo de cooperación militar que permitirá el despliegue de sus tropas en sus respectivos países.
En la zona del mar del Sur de China —que queda en la zona meridional de Taiwán—, China y Filipinas han dado también un paso hacia la calma, después de que en los últimos tiempos hayan saltado más que chispas entre buques de ambos países. Pekín y Manila han llegado a un acuerdo provisional para rebajar los roces en torno a un arrecife en disputa, según ha confirmado el Ministerio de Exteriores chino este lunes. Las dos partes han logrado entenderse sobre el “reabastecimiento humanitario de suministros de vida” de la guarnición del Sierra Madre, un viejo buque de guerra filipino varado en el llamado atolón Second Thomas. Una de las escaramuzas más intensas en la zona tuvo lugar el pasado 17 de junio, cuando los guardacostas chinos interceptaron y abordaron con hachas y cuchillos una misión naval filipina enviada para reabastecer a las tropas estacionadas allí; hubo varios heridos del lado filipino, entre ellos un marinero que perdió un pulgar.
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