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World Central Kitchen, la ONG atacada por Israel que nació tras el terremoto de Haití

El célebre cocinero español José Andrés fundó en 2010 la organización para alimentar a los afectados por desastres naturales. Hoy asiste también a las víctimas de las guerras de Gaza y Ucrania

Voluntarios de WCK preparan comida en Gaza.Foto: WORLD CENTRAL KITCHEN | Vídeo: EPV

World Central Kitchen (WCK), el proyecto humanitario de José Ramón Andrés Puerta (Mieres, 54 años), más conocido como chef José Andrés, nació de una conversación entre este cocinero español nacionalizado estadounidense y su mujer, Patricia: “Cuando la gente tiene hambre, mándales cocineros. No mañana, hoy”. Esa idea en apariencia sencilla sobre la que se levantó la ONG se aplicó por primera vez entre fogones en campos de desplazados tras el terremoto que devastó Haití en 2010. Aunque el proyecto no contaba inicialmente con alimentar a los hambrientos de las guerras, sino a las víctimas de desastres naturales, la contienda en Ucrania amplió ese propósito inicial. José Andrés y sus cocineros empezaron entonces a servir comidas bajo las bombas, pero ninguno de sus trabajadores había perecido nunca en un conflicto armado. Hasta este lunes, cuando un ataque israelí mató a siete de sus colaboradores en Deir al Balah, en el centro de Gaza, donde WCK gestiona 60 cocinas en esa zona y en el sur del enclave palestino. El 15 de marzo, la organización se había convertido en la primera (con el buque de la ONG Open Arms) en llevar alimentos a la Franja por vía marítima desde Chipre.

Tras aquella primera experiencia en Haití, el cocinero fue profundizando un perfil filantrópico que le ha llevado a convertir seis de sus restaurantes en Estados Unidos en cocinas comunitarias. En sus más de 13 años de vida, WCK ha servido cientos de millones de comidas en 30 países, no todos del sur global. La organización ha atendido a víctimas de inundaciones en Kentucky (EE UU) y Australia; proporcionado más de 30.000 menús a los equipos de rescate y los bomberos que lucharon para extinguir los incendios de la costa de California; a los afectados por el huracán María en Puerto Rico y los de los terremotos de 2023 en Turquía, Siria y Marruecos. También a los inmigrantes en la frontera entre México y EE UU.

La pandemia de covid-19 fue otra de las situaciones de emergencia en las que la ONG se involucró. En EE UU, se asoció con restaurantes y agricultores de todo el país para “combatir la inseguridad alimentaria”. En España, movilizó a decenas de voluntarios dirigidos por cocineros para elaborar y distribuir millones de comidas en 16 ciudades del país. Uno de los apoyos más importantes que ha recibido la organización fue la donación de 100 millones de dólares (93 millones de euros) del magnate Jeff Bezos, fundador de Amazon, en 2021 para establecer un fondo de ayuda a las víctimas de catástrofes e inversión contra el cambio climático por valor de 1.000 millones de dólares (930 millones de euros). En 2022, WCK declaró unos ingresos, fundamentalmente por donaciones, de 500 millones de dólares (unos 464 millones de euros), según Bloomberg. “Dar de comer no es caridad ni limosna, sino dar dignidad y respeto al prójimo”, decía el cocinero en una entrevista con EL PAÍS.

La ONG de este chef dio un paso más en febrero de 2022, nada más comenzar la invasión rusa a gran escala de Ucrania. Horas después del inicio de la agresión del Kremlin, WCK empezó a distribuir menús entre los desplazados de esa guerra en un paso fronterizo peatonal en el sur de Polonia. Dos años más tarde, WCK ha servido en Ucrania 260 millones de comidas. Esta ONG ya sufrió las consecuencias de trabajar en un conflicto armado cuando un misil ruso impactó en una de sus cocinas en Járkov en abril de 2022 e hirió a cuatro de sus empleados.

El chef José Andrés descarga paquetes de ayuda humanitaria de la ONG World Central Kitchen en Jersón (Ucrania), en noviembre de 2022.
El chef José Andrés descarga paquetes de ayuda humanitaria de la ONG World Central Kitchen en Jersón (Ucrania), en noviembre de 2022.Efrem Lukatsky (AP)

También con Open Arms, dedicada tradicionalmente al salvamento de migrantes en el Mediterráneo, José Andrés puso en marcha una segunda misión para Gaza, el pasado marzo, siguiendo el modelo de corredor humanitario marítimo que ya había empleado en Ucrania, en esta ocasión desde Chipre hasta las costas de la Franja. La operación Safeena culminó el pasado día 15 con una primera entrega de 200 toneladas de alimentos que se distribuyeron por las 60 cocinas de la ONG en el enclave palestino. Este lunes, cuando el coche de los cooperantes de WCK fue atacado en Deir al Balah, el remolcador de Open Arms llegaba de nuevo a Gaza desde Chipre, con 400 toneladas de comida a bordo. La ONG de José Andrés ha construido un espigón para permitir el desembarco de estos cargamentos.

Óscar Camps, fundador de Open Arms, que estaba a bordo del barco, ha confirmado la suspensión de la operación a raíz del ataque y su regreso a Chipre junto con las otras dos naves que formaban parte de la expedición. “Vaciamos la primera plataforma, pero teníamos tres más. Mataron a casi todo el equipo de tierra, oímos las explosiones”, ha asegurado Camps a este periódico.

El domingo, el diario israelí Haaretz publicó, citando fuentes militares y de la inteligencia israelí, que el ejército de ese país ha establecido “zonas de matar”, áreas donde cualquiera que ose aventurarse se convierte en un blanco, si bien la carretera por la que transitaban los cooperantes estaba en teoría fuera de una de ellas. Israel ha negado que esas zonas existan.

Como demuestra la muerte de sus siete colaboradores, Gaza es el mayor desafío afrontado por el cocinero asturiano y sus colaboradores. Ni siquiera en Ucrania, WCK se había enfrentado a un conflicto tan violento, a una geografía tan exigua y, sobre todo, a un hambre tan generalizada de 2,2 millones de personas que no tienen a dónde huir. Según la última Clasificación Integrada de las Fases (CIF, en español, IPC, en inglés), una herramienta de las organizaciones internacionales considerada el termómetro del hambre en el mundo, el 50% de los 2,2 millones de habitantes de Gaza se enfrenta a una carencia extrema de alimentos. En el norte del territorio, la hambruna era ya inminente cuando se divulgó el informe el 18 de marzo.

Las 42 millones de comidas que, según sus datos, WCK ha servido hasta ahora en Gaza solo han cambiado en parte ese panorama. En Gaza, han muerto ya al menos 32.850 personas a causa de la ofensiva militar de Israel, según datos del Ministerio de Sanidad de la Franja gobernada por Hamás. Al menos 30 gazatíes han perecido por desnutrición y deshidratación extrema, entre ellos 24 niños y ancianos, según la fuente.

De Asturias a la Casa Blanca

El chef José Andrés ejemplifica para muchos estadounidenses el sueño americano; la historia de éxito de un inmigrante que llegó casi con las manos vacías a Estados Unidos en 1990, con 21 años, para trabajar en hostelería y cuyo ascenso le ha llevado a poseer más de 20 restaurantes en ciudades norteamericanas, incluido el Minibar de Washington, con dos estrellas Michelin, y a cocinar en la Casa Blanca durante la presidencia de Barack Obama. José Andrés hoy está considerado como una de las 100 personas más influyentes del mundo, según la revista Time, que lo incluyó en su lista en 2012 y 2018.

Su prestigio se hizo global a partir de la fundación de la ONG. En 2015, el expresidente Barack Obama le entregó la Medalla Nacional de Humanidades, ha participado en varias ceremonias de entrega de los Oscar, en 2019 fue nominado al Nobel de la Paz y, en 2021, ganó el premio Princesa de Asturias de la Concordia. La mitad de la cuantía del galardón, dotado con 50.000 euros, lo donó a la isla de La Palma después de la erupción del volcán de Cumbre Vieja.

En 2022, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, lo nombró copresidente del Consejo asesor de Deporte, Fitness y Nutrición, un organismo que le asesora para promover la actividad física y la alimentación saludable para todos los estadounidenses, con independencia de su origen o sus capacidades.

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