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APUNTES DE GEOPOLÍTICA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Trumpistas, brexiteros, Fico: las mil y una vidas de la ola nacionalpopulista

Los planteamientos ultras marcan la política moderna incluso después de gravísimas derrotas

Donald Trump se dirige a los medios durante una pausa del juicio celebrado en Nueva York el pasado día 4.
Donald Trump se dirige a los medios durante una pausa del juicio celebrado en Nueva York el pasado día 4.PETER FOLEY (EFE)
Andrea Rizzi

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En los últimos días se han producido varios hechos políticos de relieve en diferentes democracias occidentales: Estados Unidos, Reino Unido y Eslovaquia. Cada circunstancia tiene sus características, pero juntas evidencian un patrón con consecuencias internacionales.

Los hechos

- La ofensiva de un puñado de republicanos radicales logró este martes la destitución del presidente de la Cámara de Representantes de EE UU, Kevin McCarthy, miembro del mismo partido, sumiendo en el caos al legislativo. El agitador trumpista Steve Bannon fue instrumental en la jugada que ha sumido en el caos el legislativo, según subraya The New York Times.

- El sábado, en Eslovaquia, se celebraron unas elecciones legislativas de las que salió ganador el populista filorruso Robert Fico, que ya fue primer ministro hasta 2018, y ha protagonizado una llamativa resurrección política.

- El viernes, en el Reino Unido, la ex primera ministra Liz Truss, que dejó su cargo hace un año en la ignominia tras poco más de un mes de ejercicio, pronunció en la conferencia del Partido Conservador un discurso que dejó claro que su posición sigue teniendo peso en el partido.

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El significado

La secuencia es una serie de indicios de la persistente vitalidad de la heterodoxa constelación nacional-populista occidental, su multiforme capacidad de impacto político, también después de derrotas fruto de gestiones calamitosas. Puede resucitar y regresar al poder, o puede condicionarlo profundamente.

En EE UU, Trump perdió, pero el Partido Republicano sigue siendo rehén, y el legislativo sufre por consiguiente una disfuncionalidad que impide el normal funcionamiento democrático. Hay más: este jueves, en un clamoroso giro de 180 grados, el presidente Biden autorizó la construcción de un nuevo tramo de muro en la frontera con México.

En el Reino Unido, el ascenso de Sunak parecía un cambio de página hacia el pragmatismo. Lo fue, en cierto sentido, en política económica y relaciones con la UE, pero el Partido Conservador que acaba de cerrar su conferencia anual es todavía aquejado por influencias extremas en varias áreas.

A grandes rasgos, pueden retratarse distintas fases:

1. En la década pasada, los planteamientos ultra fueron avanzando espectacularmente hasta lograr éxitos como el Brexit (2016), Trump (2016), Bolsonaro (2018) o el triunfo del Cinco Estrellas y la Liga en Italia (2018).

2. Después, significativas derrotas fueron marcando un retroceso, con los fiascos de Trump y Bolsonaro en los intentos de reelección, con la caída de los gobiernos de Johnson y Truss en el Reino Unido, con la llegada al poder de Draghi en Italia y la reválida de Macron en Francia.

3. Ahora, parece cobrar impulso un nuevo giro: la victoria de Meloni en Italia hace un año, el inaudito auge de AfD en Alemania, la arrolladora reválida de Orban, el regreso de Fico, la relevancia ultra en los nórdicos. Los hechos de estos días respaldan esa sensación. Pronto veremos si Argentina y Polonia, con elecciones a las puertas, confirman o no este aparente nuevo ciclo.

Pero lo fundamental es entender que, ganen o pierdan, incluso después de derrotas humillantes, las filas nacionalpopulistas despliegan una influencia en constante crecimiento. Lo hacen por vías obvias, y menos obvias:

- su impacto directo llegando al poder, sea al mando o como socios minoritarios, cosa cada vez más extendida.

- su impacto indirecto en las derechas supuestamente moderadas, que cada vez más compran sus argumentos, como evidencia el discurso de Sunak en la conferencia tory en la que dijo que “un hombre es un hombre y una mujer es una mujer. Es mero sentido común”, refiriéndose con una brocha muy gruesa a cuestiones muy delicadas. Su ministra del Interior tiene un discurso que mimetiza el de los ultras más evolucionados.

- su impacto incluso en las fuerzas progresistas. No solo puede señalarse la decisión de Biden sobre el muro. Los socialdemócratas daneses llevan una política migratoria indiferenciable de las de la derecha.

Consecuencias internacionales

Las derivadas geopolíticas son múltiples. Los desarrollos de EE UU y Eslovaquia son pésimas noticias para Ucrania, que ve entorpecidas las posibilidades de recibir ayuda. Otras líneas de impacto son la agenda verde, el proteccionismo, el tipo de interacción con regímenes autoritarios. No es un cuadro lineal. Los ultras de Meloni, por ejemplo, son firmemente atlantistas y han apoyado a Ucrania sin fisuras. Pero, de una manera u otra, de forma más o menos directa, la influencia tiene repercusiones internacionales.

Trumpismo, brexiteros y el Este de Europa nos alertan de que graves derrotas no representan un cambio de página. La misma exacta marea vuelve a crecer con un cambio de luna.

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Sobre la firma

Andrea Rizzi
Corresponsal de asuntos globales de EL PAÍS y autor de una columna dedicada a cuestiones europeas que se publica los sábados. Anteriormente fue redactor jefe de Internacional y subdirector de Opinión del diario. Es licenciado en Derecho (La Sapienza, Roma) máster en Periodismo (UAM/EL PAÍS, Madrid) y en Derecho de la UE (IEE/ULB, Bruselas).
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