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Bruselas ve con alivio el retroceso de la ultraderecha euroescéptica en España

La pérdida de votos de Vox altera las últimas tendencias del avance de las fuerzas extremistas en la UE

El presidente de Vox, Santiago Abascal, comparece ante los medios de comunicación en su sede de Madrid tras conocerse los resultados de las elecciones celebradas el domingo. Foto: MARISCAL (EFE) | Vídeo: EPV

En Bruselas se ve con alivio el retroceso de la ultraderecha en España. “No hay otro Gobierno antieuropeo”, respira Terry Reintke, copresidenta de Los Verdes en el Parlamento Europeo tras las elecciones generales de este domingo, en las que el partido ultra Vox perdió 19 escaños. “El auge de los negacionistas climáticos y anti LGBTI no es inevitable si los votantes defienden los valores europeos”, ha resaltado el histórico liberal belga Guy Verhofstadt. “Hemos conseguido parar esa situación de alianza entre la derecha y la extrema derecha”, abunda la presidenta de los socialdemócratas en la Eurocámara, Iratxe García. Incluso en los espacios políticos conservadores, aunque no se habla claramente de alivio, se subraya que el resultado “deja debilitada a la ultraderecha”.

La pérdida de votos de Vox consolida una mayoría proeuropea en España, la cuarta economía del euro y el cuarto país más poblado, según apuntan varias fuentes comunitarias. El partido que dirige Santiago Abascal hace saltar las alarmas europeas porque aboga por primar el derecho nacional frente al comunitario, habla en su programa de “los burócratas de Bruselas” y es negacionista de la crisis climática —combatirla es una prioridad de las instituciones de la UE—, así como de la violencia machista. El resultado de los comicios, en los que el PP es la fuerza más votada, pero el PSOE gana votos y el conjunto de la izquierda resiste, también supone un punto de ruptura en los últimos patrones europeos. Las últimas elecciones en Italia, Suecia o Finlandia apuntaban un avance de las fuerzas ultras que ahora no se ha visto secundado en España, señalan varias fuentes de Bruselas.

Fuentes del Partido Popular Europeo (PPE) insisten en que el PP ganó las elecciones y destacan que lo hizo mejor que en 2019. “Su estrategia de jugar en el centro de la política ha dado sus frutos al debilitar a la ultraderecha”, dicen fuentes del partido, que no quieren predecir lo que sucederá dada la volatilidad de la situación. “[Alberto Núñez] Feijóo tiene un claro mandato democrático para formar el próximo gobierno de España”, remarcan.

“Es un punto de inflexión”, interpretaba este lunes la socialista Iratxe García minutos antes de entrar a la reunión de la ejecutiva federal del PSOE. Las elecciones españolas estaban en medio de un carrusel de elecciones generales que en los últimos tiempos habían reforzado posiciones euroescépticas en la UE: en Suecia o en Finlandia, los populares se apoyaron en partidos de corte ultra (en Suecia, con apoyo parlamentario, mientras que en Finlandia ocupan un papel muy destacado en el Gobierno). En la última parte del año llegarán Polonia y Países Bajos. En ambos países, una serie de formaciones recelosas con Bruselas tienen opciones de lograr buenos resultados. Por eso, García y Reintke confían que España ponga fin a la pujanza de estos partidos.

En Francia la lectura es similar, aunque desde otro campo político: “Buenas noticias para Europa. El partido euroescéptico Vox cayó de 52 a 33 escaños. Dos partidos europeístas encabezan las elecciones”, ha destacado la secretaria de Estado francesa, Laurence Boone (liberal).

Pero hay quien da un paso más y subraya que el retroceso ultra también supone un golpe para la estrategia de los populares europeos de acercamiento a los ultras agrupados en el grupo parlamentario europeo de ECR. “La potencial alianza PPE-ECR parece cuestionada y cada vez menos probable”, observa el profesor de Derecho Europeo en el Colegio de Europa Alberto Alemanno. “La ultraderecha en España y en Europa es una fuerza de oposición, capaz de luchar en la guerra cultural, pero incapaz y poco dispuesta a impulsar políticas. Los españoles tomaron nota y muchos otros votantes europeos harán lo mismo“, vaticina este analista italiano.

La reflexión de Alemanno llega a raíz de la cercanía que varios líderes del PP europeo han mostrado con formaciones de ECR en los últimos meses. El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, que ya ha pactado en unos 140 ayuntamientos y gobiernos autonómicos—como la Comunidad Valenciana o Extremadura— se había mostrado abierto al ingreso de Hermanos de Italia, el partido de la ultra Giorgia Meloni y aliado de Vox, en el Partido Popular Europeo. El presidente de esa familia europea, Manfred Weber, lleva un tiempo cortejando a esa formación y había impulsado la convergencia con partidos de ese espectro para mantener el poder, aunque escudándose en la idea de ir caso por caso y en que debían cumplir tres requisitos: ser euroatlantistas (algunos puntos del programa electoral de Vox son claramente euroescépticos), favorables a Ucrania y al Estado de derecho.

Más cauta se muestra Lisa Zanotti, del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social, que ha estudiado muy a fondo la evolución de Vox. Esta experta destaca que el caso del partido ultra en España es muy específico, ya que su avance despuntó ligado a la crisis del procés en Cataluña, no tanto por cuestiones migratorias o de seguridad, como en otros países. “Vox retrocede, pero sus ideas han calado ya en la sociedad española, como ha pasado en otras, y ha llegado para quedarse. Parte del Partido Popular y sus líderes más importantes son ahora más conservadores que en los últimos años”, destaca Zanotti, que ve con cautela ciertas celebraciones por el retroceso de Vox. “No se ha producido un cordón sanitario por la derecha, sino que todo es fruto de la ley electoral y de que el PP ha retomado fuerza”, señala la experta, investigadora también en la Universidad Diego Portales.

En los pasillos de Bruselas, el carácter ultra de Vox, que lleva en su programa puntos como la abolición de la nueva Bauhaus Europea, una iniciativa en la que la presidenta de la Comisión Europea se ha involucrado mucho y que propone replantear “una vida más sostenible” en distintos ámbitos y disciplinas —con especial atención a las fórmulas del pacto verde europeo— había generado cierta preocupación. Un giro hacia la extrema derecha en España, que tiraría de las posiciones más moderadas hacia su campo, daría un gran peso a este tipo de formaciones en el Consejo Europeo e incluso la posibilidad de bloquear cualquier iniciativa de la Comisión Europea. Los ultras gobiernan ya en Italia, Polonia, Hungría o República Checa. De ahí el alivio. Sobre la mesa quedan proyectos europeístas clave como las legislaciones verdes y diferentes directivas sociales.

Fuentes comunitarias apuntan a que la realidad en España también muestra que estas fuerzas son “más ruidosas” que lo que después se traduce en escaños. Otra fuente europea destaca que, sea la ecuación que sea en el Gobierno de España, los ultras euroescépticos han quedado algo debilitados. Vox ha perdido 19 escaños. En cuanto a la ruptura de tendencia, se ve cómo “España es un puntal muy importante de la política de la UE”, señala una fuente comunitaria. Las elecciones al Parlamento Europeo, previstas para junio de 2024, sin embargo, serán otro capítulo. Antes votarán en Eslovaquia, Luxemburgo, Polonia (donde el partido ultraconservador de Ley y Justicia, aliado de Vox, aspira a revalidar su mandato) y Países Bajos, donde hay una gran fragmentación en medio de la que está avanzando el partido populista agrario Movimiento Campesino-Ciudadano, que se opone a varias de las medidas verdes de la UE.

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