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‘Página Siete’, el principal periódico opositor de Bolivia, anuncia su cierre por falta de recursos

El diario fundado en 2010, mientras Evo Morales asumía su segundo mandato como presidente, deja de publicarse entre presiones políticas y una grave estrechez económica

Una edición de ‘Página Siete’ en un puesto de periódicos de La Paz, Bolivia, durante las elecciones de octubre de 2019
Una edición de ‘Página Siete’ en un puesto de periódicos de La Paz, Bolivia, durante las elecciones de octubre de 2019.Jorge Bernal (AFP)

Página Siete, el principal diario de oposición a los Gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS) de Bolivia, ha anunciado este jueves que el periódico de este 29 de junio sería su última edición, tras 13 años de trabajo como “aliado de la democracia”. “Hemos decidido suspender la publicación de Página Siete desde hoy”, ha escrito el presidente ejecutivo del periódico, el empresario Raúl Garafulic, en una carta publicada en la web del diario. “En adelante, se seguirá estrictamente el procedimiento establecido por el Código de Comercio y la normativa legal aplicable para estos casos”, dice. La causa de esta decisión, según se señala en la carta, es “una combinación de circunstancias adversas”. “Creo que lo podríamos calificar como una tormenta perfecta”, escribió Garafulic sobre la suma de presiones políticas y graves estrecheces económicas.

Página Siete fue creado en 2010 por un grupo de empresarios de La Paz, la capital administrativa de Bolivia, luego de que el principal matutino de esta ciudad, La Razón, fuera comprado por un empresario sospechado de tener simpatías por el Gobierno de Evo Morales. Encabezados por el expresidente Carlos Mesa, quien fue el principal columnista de Página Siete durante años antes de volver a la política activa en 2018, la mayoría de los columnistas de La Razón se trasladaron al nuevo periódico, lo que inició una polarización periodística que ha continuado hasta ahora.

Cuando tenía un año de vida, Página Siete publicó que la represión policial de una protesta indígena en contra de Morales había causado la muerte de un bebé. El titular era erróneo y el periódico se disculpó. A partir de ese momento, el Gobierno lo presentó como el principal miembro de un supuesto “cartel de la mentira” organizado para desprestigiar las gestiones del Gobierno de izquierda.

Desde entonces, Página Siete y las autoridades nacionales estuvieron en un constante conflicto. El periódico se convirtió en el referente de las clases medias acomodadas de La Paz, fuertemente opositoras al MAS. Cumplió un rol importante en la difusión de los argumentos contra la cuarta reelección de Morales y en la creación del estado de ánimo que enmarcó el derrocamiento de este en 2019. Por unos meses, defendió fuertemente al Gobierno interno de Jeanine Añez, pero dejó de respaldarla hacia la mitad de su periodo en la presidencia. Las relaciones de este diario con el presidente Luis Arce también fueron difíciles, aunque este suspendió la práctica de Morales de atacar públicamente a la prensa.

“El partido de Gobierno bloqueó sistemáticamente la pauta publicitaria para el periódico, pese a que ella se financia con los recursos de todos los bolivianos”, lamenta Garafulic en su carta. Además, denuncia que el oficialismo presionó a empresas privadas para que no anuncien en su periódico. Junto a ello, reconoce que la pandemia cambió los hábitos de lectura de noticias, “generando una fuerte caída de la venta de periódicos impresos”, y que la crisis económica que vive el país ha reducido los ingresos potenciales de los medios de comunicación.

Garafulic enfrenta juicios que significaron el congelamiento de las cuentas y el embargo de sus bienes. Según confiesa, los préstamos personales que contrató para tratar de sostener el funcionamiento del diario no alcanzaron para lograrlo. Los trabajadores del diario han explicado en una carta que fueron notificados sobre el cierre este mismo jueves a las 8.30 de la mañana. “Hasta esa hora, quienes firmamos este documento de despedida, manteníamos la esperanza de que se hubiera concertado una capitalización que nos tuvo en vilo durante meses. No llegó y tampoco llegaron nuestros salarios, en algunos casos desde hace siete meses”.

Muchos periodistas y políticos de la oposición han expresado su pesar por el cierre del periódico, mientras que ninguna figura del oficialismo, hasta la publicación de esta artículo, ha comentado lo sucedido. “Lamento mucho que la presión de los gobiernos del MAS y las condiciones adversas obligaran al cierre de Página Siete. Pierde la democracia, el periodismo independiente y la ciudadanía”, tuiteó el expresidente Mesa. “Uno de los días más amargos para el periodismo y la democracia”, escribió Raúl Peñaranda, director del diario cuando este se fundó en 2010.

En Página Siete escribieron, casi siempre con una postura opositora, algunas de las principales firmas del país. El lugar al que se trasladarán en el futuro es incierto.

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