Carlos Mesa, el expresidente que se presenta como opción de cambio en Bolivia
El político y escritor, que encabeza una oposición dividida, busca forzar una segunda vuelta
Ningún candidato a la presidencia de Bolivia ha logrado hacerle sombra a Evo Morales en los últimos 14 años. Carlos Mesa Gisbert (La Paz, 1953) es el primer adversario que desde 2006 puede agrietar sus apoyos y competir con el actual mandatario en segunda vuelta. Escritor, autor de ensayos y periodista, Mesa se presenta a las elecciones de este domingo como representante del cambio político frente al aparato del Movimiento Al Socialismo (MAS). Recurrió a esa narrativa a pesar de haber sido presidente entre 2003 y 2005 y antes número dos del Ejecutivo de Fernando Sánchez de Lozada, quien cayó después de semanas de protestas contra un proyecto de exportación de gas, al menos 70 muertos y cientos de heridos.
Fue el portavoz designado por Morales para defender la demanda de acceso al mar que Bolivia interpuso contra Chile en la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Menos de una semana después del fallo del tribunal, que dejó en agua de borrajas las pretensiones de La Paz, Mesa anunció en octubre de 2018 su candidatura por el Frente Revolucionario de Izquierda (FRI), un movimiento que a pesar del nombre se alejó de sus orígenes ideológicos. Hoy, como aspirante de la plataforma Comunidad Ciudadana, asegura que decidió dar ese paso porque “el cambio de rumbo en Bolivia no es una propuesta electoral, sino una demanda ciudadana”.
“El 21 de febrero de 2016, por primera vez el MAS pierde en el voto popular en un tema que involucraba directamente al presidente Evo Morales; y aunque éste burla la votación popular, la decisión de la mayoría ya estaba tomada”, considera en referencia a la consulta sobre reelección indefinida que Morales perdió por un estrecho margen.
“Nuestro aporte”, prosigue en declaraciones escritas a EL PAÍS, “es haber interpretado adecuadamente esa demanda y representarla en nuestra propuesta y en nuestro equipo de candidatos que expresan claramente la renovación”. “Más del 95% de nuestros candidatos nuca estuvo involucrado en política partidaria, aunque muchos de ellos han sido parte de la sociedad civil movilizada alrededor de causas. Yo mismo no hice ninguna carrera partidaria y aunque fui presidente, mi vida política está ligada fundamentalmente a las reivindicaciones ciudadanas”, insiste.
Mesa ve urgente “restituir la legitimidad y la transparencia al sistema de justicia” y “reafirmar la obligatoriedad de cumplimiento del Artículo 168 de la Constitución que prohíbe la repostulación indefinida”. Pese a criticar con dureza el proyecto económico de Morales, asegura que no prescindirá de las políticas sociales impulsadas en los últimos años. “No voy a eliminar ninguno de los bonos sociales ni vamos a asumir ninguna medida que afecte a la gente que lo necesita”. La inversión pública, en su opinión, “debe mantenerse, pero fortaleciendo paralelamente la inversión privada, especialmente la nacional”, sin lo que considera un exceso de presencia china.
En definitiva, este político formado a principios de los setenta en la Universidad Complutense de Madrid insiste en “iniciar una transformación del patrón de desarrollo hacia una economía postextractivista, que no dependa únicamente de la minería y los hidrocarburos, sino que se dinamice y beneficie a otros sectores productivos como el turismo, la economía verde, creativa, y digital”. “La economía de Bolivia en los años de mayor bonanza económica, se ha mantenido anclada en el siglo XX, llegando a fortalecer el extractivismo y la depredación de la naturaleza a niveles que afectaron áreas protegidas y derechos de los pueblos indígenas”, mantiene.
Mesa es la figura con más proyección de una oposición muy fragmentada, en la que ha competido duramente también con Óscar Ortiz, senador de Santa Cruz de ideario liberal. Está por ver que el cabeza de lista de la alianza Bolivia dice no se avenga a apoyarle en una hipotética segunda vuelta. Según el analista político Fernando Mayorga, por ejemplo, se trata de un escenario altamente improbable, si no imposible. Además, Mesa estuvo durante la campaña bajo los focos por supuestos cobros ilegales que se remontan, según la acusación, a su etapa como vicepresidente de Sánchez de Lozada.
Con todo, por escrito resalta su optimismo. “Pensamos que vamos a ganar en primera vuelta, aunque estamos preparados para todos los escenarios electorales que se pueden producir”.
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