Una anomalía detectada el domingo por la Armada de EE UU sugiere que el ‘Titan’ implosionó al inicio de su ruta
El operativo internacional de búsqueda continúa para recuperar los cuerpos de los cinco ocupantes de la nave y determinar cómo se produjo el siniestro
Recuperar —si es posible— los cuerpos de los cinco pasajeros del Titan (el sumergible que pretendía alcanzar el pecio del Titanic) y averiguar cómo se produjo el accidente que les costó la vida. Son las prioridades del operativo internacional que desde Boston dirige la Guardia Costera de Estados Unidos, un cuerpo uniformado especializado en tareas de salvamento marítimo. La operación no ha concluido aún pese a la confirmación, el jueves, de la implosión de la nave y la muerte de sus ocupantes. Ambos objetivos pueden llevar días, por la complejidad de un entorno, el del lecho marino donde se hallaron cinco restos del Titan, “increíblemente implacable”, según el vicealmirante de la Guardia Costera John Mauger.
El pecio del Titanic encierra ahora, como si de un nuevo arcano se tratase, las claves sobre lo que ocurrió al pequeño sumergible, de 6,5 metros de eslora y 2,8 de manga, convertido en un ataúd flotante. No hay plazo para suspender el despliegue, porque se ignoran las perspectivas de encontrar o recuperar despojos.
El domingo, una red secreta de sensores acústicos de la Armada estadounidense captó indicios de una posible implosión en las inmediaciones del sumergible en el lapso en que se perdieron las comunicaciones con él, según reveló en la noche del jueves un oficial de la Armada. La búsqueda continuó porque no hubo confirmación inmediata de que el sumergible hubiera sufrido un final desastroso, según un segundo oficial de la Marina.
Ambos militares hablaron de forma anónima, por el secretismo que rodea la red de sensores, pero su testimonio, que adelantó el diario The Wall Street Journal, arroja el primer indicio temporal de lo sucedido: puede que el siniestro se produjera mucho antes de que las 96 horas de aire respirable a bordo se agotasen, teóricamente, a las 7.08 de la mañana del jueves (seis horas más en la España peninsular). El registro de los sensores constata una “anomalía” que concuerda con una implosión o explosión en la zona en la que se hallaba el Titan cuando se perdió el contacto, aproximadamente una hora y 45 minutos después de su inmersión.
Establecer la cronología de los hechos —desde que el Titan salió del puerto de San Juan de Terranova (Canadá) remolcado por la nave nodriza Polar Prince hasta el hallazgo de algunos de sus restos a 500 metros de la proa del Titanic, a 3.800 metros de profundidad— será indispensable para conocer a qué atribuir el siniestro, máxime tras las repetidas advertencias de la industria a OceanGate Expeditions, propietaria del sumergible, sobre los riesgos potenciales, “de menores a catastróficos”, de sus expediciones. La Junta de Seguridad del Transporte de Canadá ha anunciado este viernes una investigación sobre el suceso, por tener bandera canadiense el barco que llevó al Titan hasta la zona de inmersión.
Responsabilidades
La atribución de responsabilidades conecta también con el hipotético pago de la factura de un despliegue colosal. Una decena de barcos de EE UU, Canadá, Francia y el Reino Unido, aviones de reconocimiento y al menos tres robots exploradores del fondo marino, además de expertos en salvamento y submarinismo de la Armada estadounidense y la Royal Navy británica, han participado en el operativo.
La principal pregunta es por qué el sumergible implosionó en las profundidades del Atlántico Norte. La investigación continuará en la zona cercana al Titanic donde se encontraron los cinco restos “principales” del sumergible, informó el jueves el contralmirante John Mauger, del Primer Distrito de Guardacostas de EE UU. “Sé que también hay muchas preguntas sobre cómo, por qué y cuándo ocurrió esto. Son preguntas sobre las que recopilaremos toda la información que podamos”, declaró Mauger, añadiendo que se trata de un “caso complejo”, por lo que no cabe esperar conclusiones rápidas.
El Titan se sumergió a las seis de la mañana del domingo y se informó de su desaparición el domingo por la tarde a unos 700 kilómetros al sur de San Juan de Terranova, según el mando canadiense de Coordinación de Rescates en Halifax. Cualquier atisbo de esperanza de encontrar con vida a la tripulación se esfumó el jueves, cuando teóricamente se agotaba la reserva de aire respirable a bordo.
Pero la señal acústica registrada en la red secreta de sensores adelanta casi cinco días el final. La “anomalía” detectada el domingo por la Marina fue comunicada a la Guardia Costera estadounidense, que prosiguió su búsqueda porque los datos no se consideraban definitivos. El análisis de los sonidos detectados el martes y el miércoles por aviones de reconocimiento canadienses, que habían insuflado cierta esperanza de que los cinco pasajeros estuvieran vivos, tampoco arrojó resultados, ya que los expertos consideran que fueron generados probablemente por elementos distintos.
Las declaraciones del cineasta y explorador James Cameron, director de la oscarizada película Titanic y con una veintena de inmersiones al pecio, abundan en la hipótesis de un rápido accidente, casi inmediatamente después de la inmersión; la misma ubicación de los restos del Titan, cerca del pecio del transatlántico, hace pensar también que la implosión ocurrió en la fase final del descenso, el domingo. Tanto la ubicación como la hipótesis de Cameron abundan en la posibilidad de un rápido final, y coinciden con la data del registro acústico del domingo de la Armada.
El estado de los cinco restos “mayores” del Titan que localizó el jueves un robot teledirigido por el barco canadiense Horizon Arctic es “congruente con la catastrófica pérdida de la cámara de presión”, adelantó el vicealmirante de la Guardia Costera. La expectación generada por la búsqueda no había cesado este viernes, pero la comparecencia de sus responsables ante los periodistas, puntual desde el lunes, se redujo. La desesperada búsqueda del sumergible, día y noche, ha dado paso al duelo y al esfuerzo de recuperación de los cuerpos y los restos de la nave.
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