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Alemania considera a Rusia “la mayor amenaza para la paz en Europa” en su primera estrategia de seguridad nacional

Berlín consagra el compromiso con la OTAN de destinar el 2% de su PIB a defensa en un documento que marca un nuevo hito en el giro adoptado tras la guerra de Ucrania

De izquierda a derecha, el ministro de Finanzas, Christian Lindner; el canciller, Olaf Scholz; la ministra de Exteriores, Annalena Baerbock; la ministra del Interior, Nancy Faeser, y el ministro de Defensa, Boris Pistorius, andando este miércoles hacia la Casa de la Prensa para la rueda de prensa de la estrategia de seguridad nacional. Foto: MICHELE TANTUSSI (AFP) | Vídeo: EPV
Elena G. Sevillano

Alemania dispone ya de la primera estrategia de seguridad nacional de su historia, un documento elaborado tras meses de debate entre los miembros del Gobierno de coalición que pretende poner las bases para hacer frente a todo tipo de amenazas, desde la que supone Rusia para la paz en Europa hasta la competencia con China, pasando por la emergencia climática o la ciberseguridad. El canciller, el socialdemócrata Olaf Scholz, ha presentado este miércoles con cuatro de sus ministros el documento, de 76 páginas, que subraya el esfuerzo que está haciendo Berlín para reformar su política exterior y de defensa tras la invasión rusa de Ucrania.

La estrategia supone alcanzar un nuevo hito en el proceso de afirmación de Berlín como un actor de seguridad global y avanzar en la Zeitenwende, o punto de inflexión trascendental, la expresión acuñada por Scholz al anunciar la respuesta alemana a la guerra. El estallido del conflicto a escasos 800 kilómetros de la frontera este alemana ha dado un giro de 180 grados a las prioridades del país, que se encuentra inmerso en una profunda transformación de su ejército, al que se destina un fondo especial de 100.000 millones de euros. El documento, presentado en un contexto de gran expectación en Berlín, compromete a Alemania a aumentar el gasto en defensa hasta el 2% del producto interior bruto (PIB) a partir del año que viene y califica a la Bundeswehr (el ejército alemán) de “piedra angular de la defensa convencional de Europa” en coordinación con la OTAN.

La estrategia, muy esperada para conocer cómo se refiere la mayor economía de Europa a otros actores globales como Rusia o China, califica a Rusia de “la mayor amenaza para la paz y la seguridad en la zona euroatlántica”. El documento tendría que haberse presentado en febrero pasado, pero las discrepancias en el seno de la coalición de socialdemócratas, verdes y liberales retrasaron su finalización. Alemania llevaba años valorando la necesidad de dotarse de una estrategia de seguridad, pero ha sido la invasión a gran escala de Ucrania ordenada por Vladímir Putin la que ha puesto de manifiesto la necesidad de hacerlo cuanto antes. Carecer de ella era una anomalía en su entorno y respondía al papel secundario que hasta hace poco más de un año mantenía Berlín en materia de seguridad y defensa.

China “actúa en contra de nuestros intereses”

El mayor socio comercial de Alemania, China, se describe en la estrategia con la misma definición que emplea la Comisión Europea desde 2019: es un “socio, un competidor y un rival sistémico”. El documento se extiende poco sobre el gigante asiático —hay exactamente seis menciones directas— pero la parquedad se explica porque el Gobierno está elaborando una estrategia específica sobre China que previsiblemente verá la luz ya después del verano. En cualquier caso, no estará lista para cuando el primer ministro, Li Qiang, y varios ministros viajen a Berlín el 20 de junio para participar en una esperada cumbre Alemania-China.

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En círculos políticos se especula con que el retraso es cómodo para Scholz, que evitará posibles reacciones airadas de la delegación china. Un primer borrador de la estrategia, filtrado hace unos meses, era inusualmente crítico con Pekín. Contenía básicamente las ideas de Los Verdes, mucho más asertivos respecto a la denuncia de las violaciones de derechos humanos y menos dispuestos a priorizar los intereses comerciales que en la época de Angela Merkel.

La estrategia nacional sí menciona, aunque brevemente, que Alemania ha observado que “la rivalidad y la competencia han aumentado en los últimos años”. “China está intentando remodelar el orden internacional basado en normas con una posición cada vez más dominante en la región, actuando una y otra vez en contra de nuestros intereses y valores”, apunta, y añade: “La estabilidad regional y la seguridad internacionales están sometidas a una presión cada vez mayor y se desprecian los derechos humanos”.

Berlín esboza la gran contradicción a la que se enfrenta Occidente. Es consciente de que “China hace un uso deliberado de su peso económico para objetivos políticos” pero, al mismo tiempo, “sigue siendo un socio sin el cual muchas crisis mundiales no se pueden resolver”, como el cambio climático, lo que obliga a “cooperar”. No hay mención a Taiwán, ni aborda la cada vez más profunda asociación entre China y Rusia.

Para el Gobierno alemán, la seguridad va más allá de la Bundeswehr y el presupuesto para defensa. Incluye también la seguridad espacial, la gestión de la crisis climática y asegurar el suministro de energía, materias primas y alimentos. La estrategia subraya también la necesidad de reforzar la defensa contra el espionaje y el sabotaje. Berlín creará una agencia federal para defenderse contra los ciberataques y propone que la comunidad internacional se dote de reglas comunes y obligatorias para saber cómo lidiar con una pandemia.

La estrategia se basa en tres pilares: mejorar la capacidad de Alemania para defenderse; reforzar la resiliencia —lo que se traduce en reducir su dependencia de determinados países para obtener materias primas y energía y en diversificar las cadenas de suministro—, y en la sostenibilidad.

El documento adelanta otra medida referente a la seguridad interna, que en los últimos años se ve amenazada especialmente por grupos de ultraderecha. El Gobierno prepara otra estrategia —esta consensuada con los länder (Estados federados)— para luchar contra el extremismo, “en particular contra el extremismo de derechas”.

“Seguridad integrada”

Scholz aludió a la idea de la “seguridad integrada” durante la rueda de prensa, que se define como “la combinación de todos los medios e instrumentos que permitan reforzar la seguridad de Alemania frente a las amenazas exteriores”. Junto con el canciller comparecieron ante la prensa el ministro de Finanzas, el liberal Christian Lindner; la titular de Exteriores, la verde Annalena Baerbock; el de Defensa, Boris Pistorius, y la de Interior, Nancy Faeser, socialdemócratas los dos últimos, en un despliegue inusual que pretende subrayar esa idea de una seguridad “con perspectiva de 360 grados”, como dijo Lindner, a la que contribuyen todos los departamentos del Gobierno.

Baerbock trasladó al día a día en qué consiste el nuevo plan: “Garantizar que puedo comprar medicamentos esenciales en la farmacia, que no me espía China cuando chateo con mis amigos o me manipulan los bots rusos mientras navego por las redes sociales”. La ministra de Exteriores recordó que también otros países han contribuido a diseñar la estrategia y mencionó específicamente a España y al “primer ministro” Pedro Sánchez, que acudió como invitado a un retiro del Gobierno alemán y compartió la experiencia española en coordinación entre Gobierno central y regiones ante catástrofes naturales como los incendios forestales.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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