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Un militar ucranio tratado en España: “Ya no tengo miedo a morir, solo a perder mi tierra”

Dmitro Lohvinenko ha sido atendido en Madrid de la amputación de una pierna por un bombardeo ruso. Antes de que estallara la guerra trabajaba de fotógrafo

Dmitro Lohvinenko militar ucranio
Dmitro Lohvinenko, militar ucranio herido en la guerra, en un parque cercano al Hospital Militar Gómez Ulla en Madrid, el pasado 15 de abril.Jaime Villanueva
Jaime Villanueva

Tan solo son unos pocos pasos apoyado en las muletas, pero son los primeros que da Dmitro Lohvinenko, soldado de infantería ucranio de 34 años, desde que perdió la pierna derecha durante un bombardeo ruso. Los ha dado en España, en el Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla de Madrid, a donde llegó a principios de año para recuperarse de las graves heridas de la guerra: las que se ven y las que no. Desde el inicio de la invasión rusa, España ha acogido a 57 soldados ucranios, la mayoría de ellos con heridas muy graves, para darles asistencia sanitaria en Madrid y Zaragoza.

“Nunca había disparado un arma, pero el mismo día 24 de febrero [de 2022, inicio de la invasión], cuando las bombas comenzaban a caer por todo el país, decidí alistarme en el ejército”, cuenta Lohvinenko en un parque cercano al hospital el pasado abril, poco antes de regresar a su país. Habla despacio, pero con la ayuda de Adriana, traductora y ahora también su amiga, ya entiende algunas cosas y a veces se lanza con alguna palabra en castellano: “cigarro”, “gracias”, “cámara”…

Cuando decidió alistarse, su padre no entendió la decisión y le dijo que no había dejado descendencia y que todo podía terminar en él. Pero no se echó atrás y acabó en la Brigada de Defensa Territorial 108. A Lohvinenko le citaron para el periodo de instrucción solo dos días después de que él se alistase en el ejército y la formación duró menos de tres meses. “Era el que mejor puntería tenía”, presume. A primeros de junio del año pasado, le dijeron que ya estaba listo para ir al frente.

Natural de Donetsk, Dmitro era fotógrafo antes de que la invasión rusa lo cambiara todo. Lo que empezó como una afición ―se había formado como operario de maquinaria industrial para el tratamiento de carbón― acabó siendo su profesión. Primero fue una cadena de televisión local la que se fijó en él, y más tarde el Ayuntamiento de Dnipró le contrató para cubrir espectáculos culturales y eventos deportivos. Su trabajo aún puede verse en su cuenta de Instagram y revela que su autor sabe mirar y que le apasionaba lo que hacía. Ahora que ya no puede regresar al frente, le gustaría ser fotógrafo del ejército “para documentar las atrocidades que están haciendo los rusos” y si eso no es posible, dice, “ayudar en algún centro de rehabilitación para heridos”. “Mi familia hasta el momento se encuentra bien, no han salido de Ucrania, pero los combates continúan y la situación cambia cada día”, recuerda.

Dmitro Lohvinenko, mientras trabajaba en Dnipró, en julio de 2020, en una fotografía cedida por él.
Dmitro Lohvinenko, mientras trabajaba en Dnipró, en julio de 2020, en una fotografía cedida por él.
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Él mismo fotografió su pierna reventada tras un bombardeo. Muestra a este fotógrafo la imagen, terrorífica, imposible de reproducir. Y cuenta cómo ocurrió: “Nos estábamos preparando para defender un punto cercano a un pequeño bosque, en la zona de Donbás, cavando trincheras donde nos protegíamos mientras las bombas caían cada vez más cerca. El 25 de agosto, 24 horas después de que celebráramos el Día de la Independencia de Ucrania, los bombardeos se hicieron mucho más intensos y en uno de los ataques no me dio tiempo a llegar a la zanja y la metralla me alcanzó de lleno la pierna derecha”, recuerda, mientras acaricia la prótesis mecánica y estira el calcetín que la cubre.

“En pocos minutos el bosque quedó totalmente arrasado. Gracias al curso de primeros auxilios que realizamos en la base de entrenamiento, me pude hacer un torniquete hasta que tres de mis compañeros me sacaron de allí. Uno de ellos, de 19 años, murió posteriormente en otro bombardeo. Me metieron en un coche por el medio del campo y un paramédico me hizo las primeras curas hasta llegar al hospital de campaña. De ahí me llevaron a Zaporiyia. En cuanto me vio, el médico me dijo que había que operar de urgencia y que iba a perder la pierna.”

Dmitro Lohvinenko, en el verano de 2022, en la provincia de Donetsk, en el este de Ucrania.
Dmitro Lohvinenko, en el verano de 2022, en la provincia de Donetsk, en el este de Ucrania.

Después de nueve interminables operaciones quirúrgicas, le ofrecieron viajar a un país extranjero para colocarle una prótesis. Aceptó, y a principios de año llegó a España junto a otros 10 militares heridos de gravedad en la guerra. Aquí tampoco ha sido fácil: la herida de la pierna no cicatrizaba bien, y los dolores eran constantes. Al principio tuvo varias reuniones con psicólogos y psiquiatras, pero ahora se encuentra fuerte y dice que ya no los necesita. El pasado 12 de abril, en una emocionante ceremonia, el ministro de Defensa de su país, Oleksii Reznikov, acompañado de su homóloga española, Margarita Robles, entregó a Lohvinenko y a otros 36 compañeros heridos en combate la cruz al valor.

Oleksii Reznikov, ministro de Defensa de Ucrania entrega la medalla a Dmitro Lohvinenko en el Hospital Militar Gómez Ulla en Madrid, el pasado 12 de abril.
Oleksii Reznikov, ministro de Defensa de Ucrania entrega la medalla a Dmitro Lohvinenko en el Hospital Militar Gómez Ulla en Madrid, el pasado 12 de abril.Jaime Villanueva

Lohvinenko se emociona al hablar de cómo se defiende su país. “Muchos de los que están combatiendo no eran militares. Conozco a peluqueros, carteros, profesores o gente que tenía una tienda y que nunca antes había usado un arma y ahora lo único que quieren es defender Ucrania hasta el final. Perdón, no hasta el final, sino hasta lograr la victoria”, aclara. Y prosigue: “El pueblo ucranio es pacífico y trabajador, pero se han equivocado al meterse con nosotros. Yo ya no tengo miedo a morir, solo a perder mi hogar, mi familia, mis amigos, mi cultura y mi tierra. No vamos a dar ningún paso atrás. La verdad está de nuestro lado y los rusos quieren que Ucrania desaparezca, por eso siembran el terror asesinando a los civiles e intentando obligar a los que queden vivos a que salgan del país. Que sepan que eso no va a pasar”.

Pese a todo, el fotógrafo no ha perdido el sentido del humor. Adriana, la traductora, le ha preguntado al llegar: “¿Cómo va tu pierna?”. Dmitro ha sonreído y le ha dicho: “¿Cuál? ¿La que dejé en Ucrania o esta de aquí?”. Dice que ya no le importa mucho, que ya no piensa tanto en lo que ha perdido. “Sí que me hubiera gustado combatir más tiempo”, se lamenta. Como no va a ser posible, su siguiente objetivo es hacer un documental sobre ese chico de 19 años que le sacó del bombardeo y murió en otro, poco después. “Sería un pequeño homenaje a uno de los compañeros que me salvaron la vida”.

El pasado 30 de abril, Dmitro Lohvinenko regresó a Ucrania para proseguir su rehabilitación allí y reencontrarse con su familia. Ya desde su casa, al otro lado del teléfono, reflexiona: “Sé que el camino que me toca recorrer ahora no va a ser fácil, pero estoy preparado y no voy a olvidar el apoyo y cada gesto que he recibido en España”.

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