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Moscú acusa de traición a tres científicos vinculados al programa de misiles hipersónicos

La comunidad investigadora rusa denuncia que la persecución de académicos provoca que rechacen trabajar en el país

Javier G. Cuesta
Guerra en Ucrania
Un cazabombardero ruso cargado con un misil hipersónico Kinzhal, en el desfile del Día de la Victoria, el 9 de mayo de 2018.Sefa Karacan (Anadolu Agency / Getty)

La comunidad científica rusa tiene pánico a ser detenida y acusada de traición. Los miembros del Instituto de Mecánica Teórica y Aplicada de la rama siberiana de la Academia Rusa de Ciencias, situada en la ciudad de Novosibirsk, han publicado una carta abierta en la que retratan el clima de paranoia que reina en los laboratorios después de la detención a lo largo de un año de tres compañeros suyos vinculados al programa de misiles hipersónicos, unas de las armas “invencibles” de las que el presidente ruso, Vladímir Putin, alardeó durante su presentación en 2018.

El Gobierno ucranio aseguró este martes que había derribado seis de esos misiles —denominados Kinzhal— lanzados de madrugada sobre Kiev, aunque Moscú aseguró que, gracias a los proyectiles hipersónicos, había destruido las baterías antiaéreas de la capital dotadas con misiles Patriot estadounidenses. Fuentes de EE UU citadas por Reuters afirmaron que uno de estos sistemas defensivos pudo haber quedado dañado en el ataque. Los Kinzhal pueden alcanzar 10 veces la velocidad del sonido y tienen un alcance de 2.000 kilómetros.

Los juicios por traición discurren a puerta cerrada y los acusados se enfrentan a penas de hasta 20 años de cárcel por este delito. “Tememos por el destino de nuestros compañeros”, afirman los científicos firmantes. “No sabemos cómo seguir haciendo nuestro trabajo. El coste del más mínimo error en este asunto es la vida”. Los tres científicos detenidos son Anatoli Máslov, Alexánder Shipliuk y Valeri Zvegíntsev. Los dos primeros fueron arrestados en el verano de 2022, y el destino del tercero, fundador del laboratorio de misiles hipersónicos, se ha conocido ahora por la carta de sus compañeros.

Los investigadores se encuentran en prisión preventiva por haber participado en conferencias y publicado artículos sobre su campo de investigación, como hacen los investigadores del resto del planeta. “Vemos que cualquier artículo o informe puede dar pie a acusaciones de traición a la patria. Lo que hoy nos da reconocimiento y nos pone como ejemplo para los demás, mañana se convierte en motivo de persecución penal. En esta situación es imposible trabajar”, lamentan sus compañeros. “Las publicaciones se consideran obligatorias en todo el mundo, incluso en Rusia. Es un componente de la actividad científica de alta calidad”, añaden. Máslov y Shipliuk presentaron los resultados de un experimento sobre el diseño de misiles hipersónicos en un seminario en Tours (Francia) en 2012, y los tres detenidos colaboraron en 2016 en la publicación de un libro sobre instalaciones hipersónicas en Rusia.

El investigador Zvegíntsev fue detenido el pasado 7 de abril por publicar un artículo sobre la dinámica de gases en una revista iraní. Fuentes del Instituto de Mecánica Teórica y Aplicada relataron a Nastoyaschee Vremia que el ensayo había pasado dos exámenes del Servicio Federal de Seguridad (FSB) para evitar que revelase ningún secreto. Los familiares de Máslov, también arrestado, han denunciado el trato que este experto en aerodinámica ha recibido en la cárcel, según el diario Sibir Reali. Estos aseguran, además, que temen por su vida porque las autoridades no le facilitan ni ropa de abrigo ni la atención médica que precisa su dolencia cardiaca.

Un cuarto científico, el jefe del laboratorio de tecnologías ópticas cuánticas de la Universidad Estatal de Novosibirsk, Dmitri Kolker, también fue detenido el año pasado por pasar supuestamente información a China. El investigador, que sufría un cáncer avanzado, murió tres días después bajo custodia policial en Moscú.

“Todos ellos son conocidos por sus brillantes resultados científicos. Sus conocimientos y su reputación profesional les habría permitido encontrar un trabajo prestigioso y bien remunerado en el extranjero, pero no abandonaron su tierra natal y dedicaron sus vidas al servicio de la ciencia rusa”, subraya la carta abierta del instituto, que advierte al Kremlin de que se avecina “una tragedia” en la comunidad académica.

Una batería de misiles antiaéreos Patriot como las desplegadas en Ucrania.
Una batería de misiles antiaéreos Patriot como las desplegadas en Ucrania. DPA vía Europa Press (DPA vía Europa Press)

“Lo más terrible de esta situación es cómo influye en el clima generado entre los jóvenes científicos. Los mejores estudiantes se niegan a venir a trabajar con nosotros y nuestros jóvenes más preparados abandonan la ciencia”, explica el comunicado. “El descenso de nivel de la investigación asociado al envejecimiento de los científicos y a la destrucción de la continuidad entre generaciones de especialistas no se manifestará de inmediato, sino que será progresivo, irreversible y rápido”.

Moscú, sin embargo, ha eludido la polémica. El portavoz de Vladímir Putin, Dmitri Peskov, ha respondido este miércoles que estas detenciones “no son algo que el Kremlin pueda comentar”. “Los servicios secretos rusos están trabajando en ello, es una acusación muy seria”, ha añadido el representante del mandatario.

Los científicos, sin embargo, exigen saber en qué o quién se apoya el Kremlin para valorar si su trabajo es merecedor de 20 años de prisión. “¿Quiénes son sus expertos? ¿Cuál es su nivel profesional? ¿Son competentes para tomar decisiones que, por un lado, exigen la más alta cualificación y, por otro, un criterio responsable?”, se preguntan. “Porque el precio del más mínimo error en esta materia es la vida, la libertad y la dignidad de una persona”, concluyen.

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