China advierte de “consecuencias peligrosas” para quien critique su política sobre Taiwán
Qin Gang afirma que “ambos lados del Estrecho” pertenecen “a una sola China” y asegura que “quien juegue con fuego, se quemará”
El ministro de Asuntos Exteriores de China, Qin Gang, conocido por su dialéctica de guerrero lobo, ha arremetido este viernes contra lo que considera “retóricas absurdas”, en referencia a críticas que han acusado a Pekín en los últimos tiempos de suponer un “desafío para el orden internacional basado en reglas”, “intentar cambiar unilateralmente el statu quo del Estrecho de Taiwán con la fuerza o la coerción” y “socavar la paz y la estabilidad del Estrecho de Taiwán”. Estos comentarios “conducirán a consecuencias peligrosas”, ha advertido en un duro discurso pronunciado en Shanghái durante la inauguración de un foro dedicado a la modernización china y su relación con el mundo. “Quien juegue con el fuego en la cuestión de Taiwán se quemará”.
Pekín, que considera a la isla autogobernada y democrática como una parte inalienable de su territorio y está dispuesta a acometer la reunificación incluso por la fuerza, lanzó hace un par de semanas un ejercicio bélico de tres días en torno a Taiwán en el que simuló el bloqueo y bombardeo del enclave. Las maniobras fueron la respuesta del Gobierno chino a lo que tachó de “provocación”: el encuentro de la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, con el presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Kevin McCarthy, durante una escala en el país norteamericano.
Con las relaciones entre Washington y Pekín en caída libre, la cuestión taiwanesa se ha convertido un punto de enorme fricción entre ambas superpotencias. Este martes, los siete ministros de Exteriores del G7 dedicaron a China una buena parte de su comunicado final tras un encuentro de tres días en Japón: en él reclaman a Pekín que se abstenga de “amenazas, coacción, intimidación o uso de fuerza” contra Taiwán y muestran su oposición “a cualquier intento unilateral de cambiar el statu quo por la fuerza o la coacción” en el mar del Este y del Sur de China. “Reafirmamos la importancia de la paz y la estabilidad a través del estrecho de Taiwán como elemento indispensable para la seguridad y la prosperidad de la comunidad internacional”, añaden en la resolución.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, también pronunció recientemente un duro discurso sobre el gigante asiático, justo antes de su viaje oficial a Pekín, adonde acudió a principios de abril en compañía del presidente francés Emmanuel Macron. Von der Leyen acusó a China de “promover una visión alternativa del orden mundial”. Macron, en cambio, deslizó que la Unión Europea debería evitar verse arrastrada a lo que tildó de tensiones entre Washington y Pekín.
Con ese trasfondo, el ministro de Exteriores ha desplegado todo el argumentario de Pekín: “Ambos lados del Estrecho de Taiwán pertenecen a una sola China. Esto es la historia y también el statu quo”. La cuestión de Taiwán “es el núcleo de los intereses medulares de China”, ha añadido replicando las palabras del presidente del país, Xi Jinping, a su homólogo estadounidense, Joe Biden, durante el encuentro en Bali (Indonesia) del pasado noviembre, en los márgenes del G-20, en el que trataron de enderezar unos lazos que hoy siguen deshilachados. “Taiwán está en el centro mismo de los intereses fundamentales de China”, dijo Xi a Biden. “Es la piedra angular de los cimientos políticos de las relaciones chino-estadounidenses y la primera línea roja que no debe cruzarse en las relaciones entre China y Estados Unidos”.
Aunque Estados Unidos no reconoce formalmente al Gobierno de Taiwán, ni apoya su independencia, mantiene, igual que muchos otros países, lazos extraoficiales y económicos con la isla. Es su principal apoyo internacional, surte al enclave de armas para su defensa y mantiene una postura de “ambigüedad estratégica” mediante la cual no especifica si, en caso de ataque de China, enviaría tropas a proteger el enclave. La política oficial de Washington subraya su oposición a cualquier cambio unilateral de la situación actual y aboga por una resolución pacífica de las relaciones entre ambas orillas del Estrecho.
En opinión del canciller chino, no es Pekín “quien viola las reglas internacionales, cambia unilateralmente el statu quo y socava la estabilidad del Estrecho de Taiwán, sino las fuerzas secesionistas por la independencia de Taiwán y un pequeño número de países con la intentona de aprovecharse de la independencia de Taiwán”. Qin ha asegurado que estas fuerzas buscan “vaciar el principio de una sola China, dividir pacíficamente a China, tergiversar la historia de la Segunda Guerra Mundial, subvertir el orden establecido tras ésta y atropellar la soberanía de China”.
En una reciente conferencia en Pekín, el experimentado diplomático Xu Bu, presidente del Instituto Chino de Relaciones Internacionales y miembro del equipo asesor de alto nivel del secretario general de la ONU sobre multilateralismo, aseguraba que la única forma de poner un freno al deterioro en las relaciones entre Washington y Pekín era el compromiso de Estados Unidos con “el principio de una sola China [que defiende el gigante asiático]” y “la política de una sola China [fórmula que prefiere Washington para definir su relación con Pekín y Taiwán]” y asegurarse de que la primera potencia “no trata de romper las líneas rojas desde el punto de vista chino”. Este es “el punto principal”, aseguró en la charla organizada por la Asociación de Periodistas de China.
En el discurso dedicado al modelo de modernización chino, en el que ha pronunciado hasta 37 veces la palabra “desarrollo”, según la transcripción facilitada en español, el ministro de Exteriores ha sacado pecho por el papel de Pekín en el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Arabia Saudí e Irán, y acto seguido ha asegurado, de forma escueta, que China trata de “promover las conversaciones por la paz” en Ucrania “con una actitud imparcial” para “lograr la desescalada de la situación”.
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