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Críticas a Macron por marcar distancia con la política de EE UU ante China

El presidente francés, tras su viaje a Pekín, rechazó el “seguidismo” europeo de Washington ante las tensiones crecientes por Taiwán

Macron
El presidente chino, Xi Jinping, y el presidente francés, Emmanuel Macron (derecha), conversan durante un paseo por el Jardín de los Pinos, en Guangzhou, provincia china de Guangdong, el pasado viernes. Huang Jingwen (EFE/EPA/XINHUA)

Emmanuel Macron, al reclamar que Europa marque distancia con la política de Estados Unidos frente a China, ha sacudido un debate que provoca divisiones entre los europeos y a ambas orillas del Atlántico. El presidente francés ha recibido un alud de críticas por su supuesta complacencia con el régimen chino en un contexto de tensiones crecientes por Taiwán, y por la insistencia en promover lo que llama una “autonomía estratégica” de la Unión Europea desligada de Washington. Ningún líder europeo ha criticado abiertamente las palabras de Macron, pero fuentes europeas insisten en Bruselas que este “habla en nombre Francia”, no de los Veintisiete.

En un discurso este martes en La Haya (Países Bajos) sobre la vertiente industrial de la autonomía estratégica, Macron defendió su posición: “Si ustedes pierden la soberanía, o si aceptan depender de otras potencias, ya no decidirán por sí solos”. Y añadió: “Esto no significa que vayamos a alejarnos de nuestros aliados, sino que elegiremos a nuestros aliados y socios. En vez de ser testimonios, debemos ser lo que decidimos”. El discurso fue interrumpido por activistas que lanzaron proclamas sobre el clima y contra la reforma de las pensiones en Francia, que ha costado al presidente francés meses de manifestaciones y una caída de la popularidad, informa Isabel Ferrer.

Europa pisa el acelerador con China e intenta definir su línea entre las superpotencias rivales. El presidente francés viajó la semana pasada acompañado de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Antes, visitó Pekín el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. El jueves inicia una visita al gigante asiático el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell.

Macron, en una entrevista el fin de semana en el avión en el que regresaba a París, rechazó que “una aceleración” de la crisis por Taiwán respondiese a los intereses europeos. Y avisó: “Lo peor sería pensar que nosotros, europeos, deberíamos ser seguidistas con esta tema y adaptarnos al ritmo americano y a una sobrerreacción china”.

El diario chino Global Times aplaudió las declaraciones de Macron sobre Taiwán: “Señalan el callejón sin salida en la estrategia de EE UU para persuadir a Europa de que contenga a China”. Pekín considera Taiwán parte inalienable de su territorio. El lunes concluyeron tres días de ejercicios militares en los que China simuló el bloqueo y bombardeo de la isla. El presidente de EE UU, Joe Biden, ha dicho que la defendería en caso de agresión china.

“No hay una vía intermedia entre el derecho internacional y la ambición imperial de los autócratas”, reaccionó el eurodiputado alemán Manfred Weber, presidente del Partido Popular Europeo, a la entrevista de Macron. “Para proteger nuestra libertad, los demócratas deben estar unidos en defensa de un mundo basado en las normas, en Ucrania y Taiwán. ¡Debemos reforzar nuestra alianza con EE UU!” El diputado democristiano alemán Norbert Röttgen escribió en la red social Twitter: “Mientras que EE UU apoya a Ucrania y, de este modo, defiende a Europa, [Macron] exige marcar distancias con América y acercarse a China. Con esta retórica ingenua y peligrosa debilita Europa”.

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En Washington, el senador republicano Marco Rubio declaró: “Si Macron habla en nombre de toda Europa, y si su posición es que no hay que tomar partido entre EE UU y China respecto a Taiwán, entonces quizá básicamente deberíamos decir que nosotros vamos a centrarnos en Taiwán y las amenazas que China plantea y vosotros ya os ocuparéis de Ucrania y Europa”.

La Casa Blanca fue más circunspecta. “Nos sentimos cómodos y confiados en la excelente relación bilateral que tenemos con Francia y la relación que el presidente tiene con el presidente Macron y el hecho de que trabajamos juntos en tantos temas distintos”, dijo el portavoz John Kirby.

La UE fijó su postura sobre China el pasado octubre, cuando declaró a Pekín un “rival sistémico” y un “competidor difícil”, pero que, pese a todo, no deja de ser “un socio con el que colaborar” en todos los ámbitos, económicos y políticos.

“Tenemos bastantes países miembros con una significante variación en el énfasis”, reconoce una alta fuente de la UE. “Pero todos están de acuerdo en la política general hacia China”. La UE mantiene su política de “una sola China” y, a la vez, rechaza cualquier cambio unilateral del el statu quo en Taiwán, “especialmente con el uso de la fuerza”, dijo el portavoz de la Comisión Europea, Eric Mamer.

La idea de Macron es que, en un mundo en crisis, Europa debe convertirse en una potencia, si no equidistante, sí autónoma respecto a China y EE UU. Y para ello debe reforzar su independencia económica y militar, además de definir sus intereses, no siempre coincidentes con los de EE UU. Von der Leyen, antes del viaje a China, fue más dura con Pekín que el jefe de Estado francés. “China se está volviendo más represiva en casa y más asertiva en el extranjero”, dijo. “Nos preocupa lo que hay detrás del retorno [de China] a la escena mundial”. En el discurso, la presidenta de la Comisión también subrayó la importancia de que la UE no “se desconecte” del China. “Nuestras relaciones no son blancas o negras y nuestra respuesta tampoco puede serla. Por eso tenemos que centrarnos en la reducción de riesgos”, dijo, “no en la desconexión”.

“La trampa para Europa...”

Macron dijo en la citada entrevista: “La trampa para Europa sería que (...) se vea atrapada en los desajustes del mundo y en crisis que no son las nuestras”. En referencia a un potencial conflicto entre EE UU y China, afirmó: “Si hay una aceleración de la inflamación del duopolio, no tendremos ni el tiempo ni los medios para financiar nuestra autonomía estratégica y nos convertiremos en vasallos, cuando podemos ser un tercer polo si tenemos algunos años para construirlo”. Y añadió: “No queremos entrar en una lógica de bloque a bloque”.

Frente a la línea más atlantista de países de Europa central y oriental como Polonia, pero también de Alemania, el presidente francés reclama la tradición del general De Gaulle y la idea de Francia y Europa como “potencia de equilibrio” entre las superpotencias.

Bruselas asegura que no son posiciones tan diferenciadas. “Europa no quiere ir a una nueva guerra fría con bloques”, dicen las fuentes europeas. Y por eso, añaden por lo que mantiene una “política consciente de reducción de riesgo en vez de desacoplamiento”. Y es esta línea la que defenderá Borrell en Pekín: mitigar los riesgos, tanto en materia económica, reduciendo las “vulnerabilidades y dependencias” de China, como en materia de seguridad.

No es la primera vez que Macron irrita con una declaración sobre la política exterior. En 2019 afirmó que la OTAN estaba en una situación de “muerte cerebral”. Y, tras la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022, declaró que no había que “humillar” a Rusia y que había que dar “garantías de seguridad” al país agresor cuando se negocie la paz. Durante meses mantuvo el diálogo con el presidente ruso, Vladímir Putin. No funcionó.

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