Putin visita Crimea para remarcar el noveno aniversario de la anexión ilegal
El presidente ruso viaja a territorio arrebatado a Ucrania en 2014 y no reconocido internacionalmente un día después de la orden de arresto de La Haya. Moscú y Kiev anuncian la ampliación del pacto del grano, pero difieren en su extensión
El presidente ruso, Vladímir Putin, no ha visitado aún a sus tropas en el frente después de un año y casi un mes de guerra a gran escala, pero se ha quitado otra espina al pisar, por primera vez desde 2020, las calles de la disputada península de Crimea, ocupada desde 2014. El mandatario apareció por sorpresa este sábado en el enclave estratégico de Sebastopol, base de su Flota del mar Negro, en el noveno aniversario de la anexión ilegal del territorio ucranio. Su viaje ha estado cargado de simbolismo: además de inaugurar unas nuevas obras levantadas por los militares rusos en la península, el acto precede a la visita al Kremlin de la próxima semana del líder chino, Xi Jinping, que pide tanto respetar la integridad territorial de Ucrania como la ampliación del acuerdo para transportar el grano ucranio. Sin embargo, su extensión, anunciada este sábado, está en entredicho, pues Rusia afirma que solo lo cumplirá 60 días frente a los 120 días comunicados por Ucrania. La ONU no aclara en su anuncio el periodo de validez y se limita a anunciar que se ha prorrogado. Tampoco lo aclara Turquía, la cuarta parte implicada.
La visita de Putin a Crimea encierra además la paradoja de que la orden de arresto en su contra dictada un día antes por el Tribunal Penal Internacional tendría validez en aquel territorio. “Putin viene a Crimea”, ha titulado, por su parte, el diario Ukrainska Pravda para dar una idea de que el presidente ruso se halla en zona ocupada. La anexión rusa no ha sido reconocida ni siquiera por los socios de peso del Kremlin, como Turquía y China, y Kiev exige su detención por el traslado forzoso de menores ucranios a Rusia. Todo después de que el Gobierno ucranio denunciara un nuevo ataque de Moscú en la noche del viernes con 16 drones bomba de fabricación iraní de los que 11 fueron derribados, según fuentes militares.
Estaba previsto que Putin participase por teleconferencia en la inauguración de un parque histórico que incluye el centro de arte infantil Korsun, pero el Kremlin prefirió dar un golpe de efecto con su visita sorpresa. “Vladímir Vladímirovich [Putin] vino por sí mismo, al volante. Es un día histórico, el presidente está con Sebastopol y nuestro país tiene un líder increíble”, afirmó con un tono almibarado el gobernador del enclave, Mijaíl Razvozháyev. El alto cargo y el metropolitano de la Iglesia Ortodoxa Rusa enseñaron las obras al mandatario. “Se están desarrollando a un ritmo increíble gracias a los constructores militares”, subrayó Razvozháyev.
La última vez que Putin visitó las calles de Crimea tuvo lugar en julio de 2020, aunque el pasado 5 diciembre inspeccionó las obras de reparación del puente que une la península con el continente. Putin, reacio hasta ahora a visitar el frente, recorrió aquel día en un mercedes parte de la infraestructura que había sido dañada por un ataque ucranio en octubre.
Objetivo de guerra
Las infraestructuras militares rusas de Crimea han sido blanco de las Fuerzas Armadas ucranias desde que Kiev tuvo acceso a lanzaderas de misiles, incluidas las bases aéreas y la propia base naval de Sebastopol. Por ello, Putin quiso mandar un mensaje tranquilizador a los suyos en vísperas de su visita a la zona. “Obviamente, los problemas de seguridad son una prioridad para Crimea y Sebastopol, especialmente hoy, y haremos todo lo posible para detener cualquier amenaza”, dijo el líder ruso este viernes.
La aparición de Putin en Crimea precede a la visita oficial de Xi a Moscú del 20 al 23 de marzo. A medida que la guerra se alarga, la influencia de Pekín sobre el Kremlin es mayor. La superpotencia asiática presentó en enero un plan de paz de 12 puntos que incluyen la devolución de todos los territorios ucranios a Kiev a cambio de quitar las sanciones a Rusia. Moscú agradeció sus esfuerzos, pero recalcó que no renunciará a la península anexionada. Kiev no ve con malos ojos que Pekín entre a formar parte de la ecuación para resolver la guerra, siempre y cuando las tropas rusas salgan de su país y se respete su integridad territorial.
Polémica extensión del pacto del grano
Asimismo, China es una de las grandes interesadas en mantener el acuerdo del cereal ucranio, firmado en julio del pasado año. De las casi 25 millones de toneladas métricas exportadas, 5,3 millones han sido recibidas por el dragón asiático. Ese acuerdo de exportación de grano a través de los puertos ucranios del mar Negro, que expiraba este sábado, ha sido renovado. Kiev y Moscú difieren, sin embargo, en el periodo de duración por el que se ha ampliado esa iniciativa. Según Rusia, por un plazo de 60 días. Según Kiev, 120. La ONU, que auspicia el acuerdo junto a Turquía, ha anunciado la prórroga sin dar más detalles en su comunicado.
La polémica por la extensión ha perseguido a las partes durante toda la semana. “Lo repetimos una vez más. La Federación de Rusia ha dado su visto bueno a la ampliación del acuerdo por 60 días”, ha asegurado la portavoz del Ministerio de Exteriores, María Zajárova. Exteriores ha advertido además en un comunicado de que la prórroga estará supeditada en adelante a que se levanten sanciones que afecten a las exportaciones de su sector primario, incluidos los pagos bancarios. “Les recordamos que nuestra posición futura estará determinada por el progreso real, no en palabras, sino en hechos, en la normalización de nuestras exportaciones agrícolas”, recalcó Moscú en un comunicado.
Con una ampliación de solo dos meses, Rusia pretende presionar para aligerar las sanciones aprobadas por la comunidad internacional contra el régimen de Putin por invadir el país vecino. Esa declaración tenía lugar casi al mismo tiempo que Oleksandr Kubrakov, uno de los viceprimeros ministros del Gobierno de Kiev y ministro de Infraestructuras, anunciaba que la nueva validez será de cuatro meses.
En realidad, Ucrania aspira a que el acuerdo del grano se amplíe por un año y, además, abarque también al puerto de Mikolaiv, que ahora mismo está fuera, según comentaron a EL PAÍS fuentes del Gobierno de Kiev. La última renovación del pacto había tenido lugar en noviembre por 120 días. Desde entonces, la iniciativa ha conseguido que salgan al mercado mundial un total de 25 millones de toneladas métricas de productos y que se controle el alza de precios de materias básicas. En muchos casos, ese cereal ucranio es esencial para que algunos de los países más pobres del mundo puedan afrontar la crisis alimentaria.
“El principal desafío es acelerar las inspecciones de buques en Turquía. Esto permitirá al mundo obtener aún más productos agrícolas ucranios”, señaló en sus redes sociales Kubrakov. “Ucrania ha estado y sigue estando firmemente integrada en la economía y los mercados mundiales. La capacidad de exportar más ayudará a eliminar los riesgos de inflación y, como resultado, las tensiones sociales en muchos países del mundo”, añadió el ministro.
Por otro lado, la orden de arresto contra Putin del Tribunal Penal Internacional ha unido a la élite rusa en una ola de declaraciones a cada cual más furibunda para defender a su líder. Para el portavoz del mandatario, Dmitri Peskov, la petición de la corte “es indignante e inaceptable”, mientras que María Zajárova aseguró que Moscú no acatará ninguna orden del tribunal.
Más lejos fue el expresidente Dmitri Medvédev, que aprovechó la elucubración de Donald Trump de que será detenido el próximo martes para soltar una retahíla de insultos contra Occidente. “Los tontos querían arrestar a otros en Europa, y el 21 de marzo arrestarán a los suyos en Estados Unidos. ¡Recuperen su país, estadounidenses! ¡A la batalla! ¡Destruid la tiranía de Washington! ¡Enviad al maloliente basurero de la historia a la camarilla corrupta de locos asesinos de cerdos: ¡A los Biden, padre e hijo! ¡MAGA! [El lema presidencial en inglés de Donald Trump, ‘Haz América grande otra vez’]”, escribió Medvédev en Telegram junto a varias caras de payasos.
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