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El sacrificio ilegal de millones de visones, la polémica decisión que precipitó las elecciones de este martes en Dinamarca

Ante el temor de un nuevo brote de covid, la primera ministra ordenó la muerte de 17 millones de ejemplares, una iniciativa que destruyó una importante industria del país y costó a las arcas públicas 2.500 millones de euros. “Actuó de manera autoritaria. No había base legal”, asegura un juez

Carlos Torralba (Enviado Especial)
Elections in Denmark
Mette Frederiksen saludaba a unos simpatizantes al llegar a unos estudios de televisión para participar en un debate electoral, el domingo en Copenhague.DPA vía Europa Press (DPA vía Europa Press)

En noviembre de 2020, cuando la pandemia de coronavirus causaba miles de muertes diarias en Europa, el organismo danés que monitorea las enfermedades infecciosas alertó de que se habían detectado unas mutaciones del virus en varias granjas de visones, y que, en el peor escenario, Dinamarca podría “convertirse en el nuevo Wuhan”. Al día siguiente, Mette Frederiksen, la primera ministra socialdemócrata, anunció que todos los visones —17 millones, el país escandinavo era el mayor exportador mundial de sus pieles— serían sacrificados. “Actuó de manera autoritaria. No había ninguna base legal para tomar esa decisión”, sostiene Frederik Waage, juez interino del Tribunal Superior del Este, en una cafetería de Copenhague.

El Gobierno en minoría de Frederiksen ha tratado de pasar página durante estos dos años, pero los partidos de la oposición y uno de sus socios parlamentarios forzaron finalmente a la mandataria a convocar las elecciones anticipadas de este martes para evitar una moción de censura. Frederiksen, de 44 años, ha reconocido que la orden de sacrificar a todos los visones fue ilegal, pero que lo desconocía. La socialdemócrata también apareció en televisión, entre lágrimas, pidiendo perdón por “los errores cometidos” a algunos de los granjeros que lo habían perdido todo. “La legislación necesaria para poder llevar a cabo ese sacrificio masivo se aprobó en el Parlamento bastantes días después de que hubiera comenzado la operación”, aclara Waage.

Martin Merrild, hasta hace poco director de la Asociación Danesa de Agricultura y Alimentación, tuvo que ver cómo miles de visones eran aniquilados en su granja en el municipio de Sture, en el noroeste de la península de Jutlandia. “Los veterinarios me habían asegurado que en unos días todos los animales infectados se habrían recuperado. Además, faltaba menos de una semana para que comenzara la temporada de desollado de pieles y la mayoría iban a ser sacrificados igualmente”, comenta por teléfono. “Y en cientos de granjas del país, no había ni un solo visón que estuviera infectado”, agrega.

Dinamarca no fue el único miembro de la UE que ordenó matar visones durante la pandemia. En España, más de 100.000 fueron sacrificados, y en Países Bajos, más de un millón; pero solo el país escandinavo —e Irlanda, donde únicamente había tres granjas, y planes para desmantelarlas previos a la pandemia— dio instrucciones de que no quedara ni uno vivo. Merrild relata que Frederiksen le llamó unas horas antes de anunciar su decisión, y que él le suplicó que se reuniera con profesores universitarios y expertos en veterinaria para tratar de buscar una alternativa. Morgens Jensen, el ministro de Alimentación, Agricultura y Pesca, dimitió pocos días después al considerar que ya no contaba con “la confianza de la mayoría parlamentaria”.

La manera en la que se procedió al sacrificio masivo de visones también recibió muchas críticas. En algunas zonas del país, los mustélidos no se enterraron a una profundidad suficiente y algunos cuerpos reaparecieron en la superficie. En otras, la descomposición de los visones comenzó a contaminar aguas cercanas y cientos de miles tuvieron que ser exhumados.

Decenas de visones sacrificados por las Fuerzas Armadas danesas, el 9 de noviembre de 2020 cerca de Holstebro.
Decenas de visones sacrificados por las Fuerzas Armadas danesas, el 9 de noviembre de 2020 cerca de Holstebro.RITZAU SCANPIX (Reuters)

El Gobierno socialdemócrata cerró un acuerdo con los más de 3.000 criadores de visones afectados para indemnizar al sector con 19.000 millones de coronas danesas (2.500 millones de euros). La oposición ha tratado de exprimir el asunto, al acusar a Frederiksen de ser una política “sedienta de poder”, cuya decisión, que carecía de cobertura legal, ha destrozado una industria prioritaria para el país y ha costado una cifra astronómica para las arcas públicas. Kopenhagen Fur, la mayor casa de subastas de pieles de visón del mundo, ha anunciado que cerrará el próximo año. China era —con muchísima diferencia— el cliente principal de esta industria danesa.

Elecciones anticipadas

En abril de 2021, el Folketing (Parlamento) aprobó la creación de una comisión para investigar la actuación del Gobierno durante la crisis de los visones. El informe publicado por la comisión el pasado junio señala que algunas declaraciones de Frederiksen fueron “gravemente engañosas” y que se dieron “instrucciones ilegales a las autoridades”. La primera ministra recibió una reprimenda oficial, después de que fracasaran los intentos de la oposición de impulsar la apertura de un impeachment (juicio político), para lo que se requería la mayoría parlamentaria. Aun así, el Partido Social Liberal —aliado tradicional de los socialdemócratas— exigió posteriormente a la mandataria que convocara elecciones anticipadas si no quería ser sometida a una moción de censura.

Durante la investigación de la comisión parlamentaria, la confianza en el Ejecutivo socialdemócrata se vio aún más perjudicada después de que saliera a la luz que Frederiksen y otros altos cargos habían borrado mensajes de texto de sus teléfonos móviles relativos al asunto. En los últimos meses, la primera ministra ha propuesto varias medidas para mejorar la transparencia y el control parlamentario durante tiempos de crisis.

El Ejecutivo de Frederiksen anunció a finales de septiembre que la prohibición de criar visones expirará el próximo 1 de enero. “La industria peletera está muerta en Dinamarca. Jamás va a revivir”, sentencia Merrild. Britta Riis, directora de la organización danesa Dyrenes Beskyttelse (Protección Animal), considera un grave error que se reinicie la actividad en el país. “La existencia de granjas de visones implica que necesariamente va a haber acciones crueles con los animales, y son un peligro para el medio ambiente y la salud pública”, argumenta por correo electrónico. “Los contribuyentes daneses ya hemos tenido que pagar muchísimo dinero para cerrar estas granjas, y mantener la prohibición sería beneficioso para la sociedad en su conjunto”, prosigue.

Un Gobierno amplio

Al convocar elecciones anticipadas el pasado 5 de octubre, Frederiksen declaró que su intención era dejar atrás la política de bloques establecida desde hace más de cuatro décadas en Dinamarca y formar un Gobierno “amplio que incluya a partidos de izquierda y derecha”; una opción que rápidamente descartaron los líderes del bloque de la derecha. Aun así, las encuestas sugieren que esa es una posibilidad real. La irrupción con fuerza del Partido Moderado, creado en junio por Lars Lokke Rasmussen, primer ministro entre 2015 y 2019, ha alterado por completo el escenario político danés. Con los sondeos situando la estimación de voto para los moderados cerca del 10%, ninguno de los dos bloques tradicionales alcanzaría la mayoría parlamentaria. Aun así, las encuestas sitúan a los socialdemócratas con en torno al 25% de los sufragios y la suma de los partidos de izquierda alrededor del 48%.

Rasmussen, militante del Partido Liberal hasta el año pasado, no ha anunciado a qué bloque apoyará tras los comicios, y ha dejado la puerta abierta a formar una coalición con los socialdemócratas. Sin embargo, el ex primer ministro ha destacado que eso no significaría que el asunto de los visones se dé por zanjado. “Este caso ha de cerrarse de una manera apropiada y digna”, declaró a finales de septiembre a la radiotelevisión pública danesa. Rasmussen sostiene que “un abogado independiente” debería estudiar el informe de la comisión y concluir si existe una base legal para iniciar un impeachment. “Mi punto de partida para negociar con Frederiksen será que acepte esta condición”, declaró.

El juez Waage, tras haber leído el informe, considera que no hay fundamentos para someter a la mandataria a un juicio político, y que, de todos modos, este sería únicamente por negligencia y se enfrentaría a penas leves. En caso de que la socialdemócrata lograra ser investida para un segundo mandato, y finalmente la mayoría del Parlamento danés aprobara someterla a un juicio político, este sería el primero que se celebra en el país escandinavo contra un primer ministro desde el siglo XIX.

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Sobre la firma

Carlos Torralba (Enviado Especial)
Es redactor de la sección de Internacional desde 2016. Se ocupa de la cobertura de los países nórdicos y bálticos y también escribe sobre asuntos de defensa. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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