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Kaja Kallas, primera ministra estonia: “Los ciudadanos rusos deben pagar un precio por la guerra en Ucrania”

La dirigente aboga por ampliar las sanciones y adoptar un veto casi total de los visados de turismo de la Unión Europea para los ciudadanos de ese país

Kaja Kallas Estonia
La primera ministra estonia, Kaja Kallas, en una comparecencia ante los medios en una cumbre de la Unión Europea en Bruselas, el 23 de junio.DPA vía Europa Press (DPA vía Europa Press)

La primera ministra de Estonia, la liberal Kaja Kallas (Tallin, 45 años) del Partido de la Reforma (Reformierakond, centro-derecha), cree que un paso imprescindible para acabar con la guerra en Ucrania es que los ciudadanos rusos paguen un precio por ella. Y parte de ese precio debe ser el de no poder viajar como turistas a la Unión Europea, algo que Kallas define como “un privilegio y no un derecho humano”. A la primera mujer que alcanzó la jefatura del Gobierno estonio, en enero de 2021, y que revalidó su cargo en julio tras obtener el aval del Parlamento para formar una nueva coalición, una parte de la prensa internacional la ha apodado “la nueva dama de hierro de Europa”. Esta abogada encarna la línea más dura hacia Moscú en la UE y en la OTAN. Descarta cualquier concesión al Kremlin, solo cree en el diálogo si Rusia se retira totalmente de Ucrania y aboga por aprobar las sanciones más duras posibles hacia Moscú. En Tallin, desde donde habló por videoconferencia con EL PAÍS el viernes, asegura estar “encantada” de que Estonia “mantenga alerta a Rusia”.

Pregunta: ¿Por qué Estonia apoya eliminar los visados para turistas rusos?

Respuesta: Por tres razones principales. La primera es que ya tenemos [en la UE] una sanción que veta los viajes aéreos entre Europa y Rusia, así que los turistas rusos vienen por los tres países con los que tienen fronteras terrestres: Finlandia, Estonia y Letonia. Si defendemos la idea de que no haya viajes entre Europa y Rusia, deberíamos acabar con esa laguna. Además, nosotros no podemos comprobar quiénes son esas personas o si suponen una amenaza para la seguridad. La segunda razón es que tenemos que mantener una coherencia moral; es decir, cada ciudadano es responsable de los actos de su país. Si Rusia está librando una guerra contra un país europeo independiente, entonces sus ciudadanos son también responsables de ello. Está mal que los rusos estén disfrutando de sus vacaciones mientras su país hace la guerra. Y el tercer motivo es, por supuesto, que no estamos abogando por una prohibición total. Hay excepciones de acceso humanitario, visitas familiares y para los disidentes y solicitantes de asilo. Y el cuarto punto es que todos queremos que esta guerra termine. Queremos que la inflación se detenga. Queremos que los precios de la energía no aumenten. Queremos que la crisis migratoria se detenga. Todo está relacionado con la guerra. Así que tenemos que utilizar las herramientas más eficaces para que esta acabe.

P. ¿Y el veto a los turistas rusos lo es?

R. Por la reacción rusa, vemos que esto [la prohibición de los visados] es algo que realmente les perjudica porque solo el 30% de los ciudadanos rusos tiene pasaporte, lo que significa que son principalmente los residentes de San Petersburgo y Moscú los que viajan a Europa. También son los que más influencia tienen en el Kremlin. Si no están satisfechos, podrían presionar a sus amigos [en el Gobierno] para que detengan esta guerra. Viajar a Europa no es un derecho humano, es un privilegio y es justo retirar ese privilegio si tu país está librando una guerra. Si hay más de un 70% de rusos que apoyan claramente la guerra, también hay que responsabilizarlos de lo que está pasando.

P. ¿Cree usted posible un diálogo de paz?

El diálogo solo puede ser para empujar a Rusia a volver a sus fronteras. Lo que está en juego es el imperio de la ley a escala internacional, porque si se obtienen beneficios de una agresión a otro Estado ello podría ser una invitación a nuevas agresiones en otros lugares. Lo único que hay que decir [a Rusia] es “No puedes ganar esta guerra. Detén esto”. Cuando Rusia deje de luchar, la guerra terminará. Si Ucrania abandona la lucha, el país desaparecerá. Eso lo ha dicho el primer ministro ucranio [Denys Shmyhal] y yo lo entiendo perfectamente, porque esa es también la historia de mi país. Considero que si se empuja a Ucrania a algún tipo de negociaciones de paz con el argumento de que debe ceder algo de su territorio —un territorio [ocupado por Rusia] que ahora abarca tres veces el tamaño de Suiza— se mandará el mensaje de que, cuando se agrede a otro Estado, se obtienen beneficios. Queremos detener la crisis energética, la inflación y la migración que sale de Ucrania, y esto solo sucederá cuando pare la guerra y no haya riesgo de que Rusia vuelva a hacer lo que ha hecho o dé un paso más. Debemos apoyar a Ucrania tanto como podamos, con ayuda militar y humanitaria, y ayudando a los refugiados ucranios, así como lanzando una clara señal a Rusia por la vía de aplicar fuertes sanciones y reforzar su aislamiento política e internacionalmente.

P. ¿Ese paso más podría ser una agresión a otro país vecino como Estonia?

R. Ningún país puede sentirse seguro mientras prosiga esta guerra. Ahora hablamos de los Estados vecinos de Rusia, pero todos los dictadores y autócratas del mundo están observando cuidadosamente si Rusia queda impune por esta agresión para comprobar si lo que ha hecho Moscú es rentable porque no será castigado. Por ello, es muy importante que persigamos los crímenes de guerra que se han cometido en el territorio de Ucrania y también que se castigue el crimen de agresión a otro Estado; que no se pueda atacar a otro país independiente, torturar a su gente y quedar impune.

P. ¿El compromiso de la OTAN en Madrid de aumentar sus tropas en los países bálticos cumplió sus expectativas?

R. Para nosotros es muy importante pasar de la disuasión a la defensa, lo que significa ser capaces de repeler una agresión desde el primer día. Lo que conseguimos en la cumbre de Madrid es un cuartel general con tropas del tamaño de una división [unos 9.000 efectivos] en Estonia y otras tropas en países aliados con los que podemos trabajar juntos. Creo que es un paso muy importante porque, aunque no vemos que Rusia tenga planes de invadir nuestro territorio, debemos reforzar nuestra defensa para que ni se le ocurra planteárselo. Somos un país de la OTAN. Tenemos el artículo cinco, que dice que atacar a uno es atacar a todos, y eso disuade a Rusia de dar ese gran paso más.

P. Moscú acusa a Estonia de haber dado cobijo a los asesinos de Daria Dugina, hija de un ideólogo del Kremlin.

R. Es una operación de desinformación de Rusia. Su historia [que una supuesta ciudadana ucrania mató a Dugina colocando una bomba en su coche antes de escapar a través de Estonia] no es muy creíble. Hay también una guerra de la información, cibernética y de ataques híbridos desde Rusia, sobre todo hacia los países que más ayudan a Ucrania. A nosotros nos complace hacer que [Moscú] se mantenga alerta.

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