Biden y López Obrador negociarán el refuerzo de las fronteras
El presidente estadounidense recibe al mexicano en el Despacho Oval para tratar temas migratorios, la manera de combatir el tráfico de fentanilo o los retos del cambio climático
La frontera será la gran protagonista este martes durante la visita a Washington del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, a su homólogo Joe Biden, que tiene previsto recibirlo en la Casa Blanca. Hablarán, según avanzó un funcionario de la Administración estadounidense que comentó en una llamada con periodistas y desde el anonimato detalles sobre la reunión, sobre cómo mejorar las infraestructuras en los 3.150 kilómetros de linde que comparten ambos países, sobre la manera de “abordar la migración irregular y la cooperación policial para interrumpir la afluencia de fentanilo” y también sobre cómo “promover la energía limpia, la innovación económica y la prosperidad”. La “cooperación económica o los temas relacionados con la el clima o la seguridad alimentaria” estarán asimismo sobre la mesa. Por la parte mexicana, López Obrador fue algo más concreto sobre la agenda al añadir específicamente el problema de la inflación. “Es una reunión para reafirmar nuestro compromiso de trabajar juntos en beneficio de nuestros pueblos. Ese es el propósito”, anunció el presidente mexicano en una rueda de prensa.
Es la tercera vez que ambos mandatarios se reúnen. La primera fue en marzo del año pasado, cuando la pandemia aún recomendaba las cumbres virtuales. Volvieron a verse, ya en persona, en un encuentro del grupo conocido como los Three Amigos, suma de Estados Unidos, México y Canadá, en noviembre pasado, para hablar del presente y el futuro de Norteamérica, tras los años en los que Donald Trump dinamitó esa relación. Después, no se vieron en la Cumbre de las Américas, celebrada a principios de junio en Los Ángeles. Entonces, López Obrador decidió escenificar su desacuerdo con el hecho de que el Biden, anfitrión de la multilateral, no invitara a Cuba, Venezuela o Nicaragua quedándose en casa.
La Administración de Joe Biden se ha esforzado este lunes en una conversación con periodistas por convertir aquel desplante en el impulso para que esta invitación se haya producido. El objetivo es “discutir” una “amplia y profunda alianza”. La negativa de López Obrador a acudir a la cumbre de Los Ángeles no ha sido el único encontronazo en la relación bilateral. Tras la sorprendente sintonía mostrada con Trump, la teórica cercanía ideológico entre ambas Administraciones ha vivido episodios de tensión. Por ejemplo, la polémica reforma eléctrica mexicana, que merma la operación de muchas empresas estadounidenses y que ha provocado roces diplomáticos.
La jornada comenzará para López Obrador con un desayuno con la vicepresidenta, Kamala Harris, en la residencia de esta, en el Observatorio Naval, al noroeste de la ciudad de Washington. Harris, que se ha implicado especialmente con la región, tratará, según ha trascendido en otra llamada con periodistas, los esfuerzos de atajar las causas de la migración desde Centroamérica y la manera de “avanzar en la cooperación con la región en materia de desarrollo”. A las 11.15, López Obrador será recibido por el presidente en el Despacho Oval. Por la noche, Biden se embarcará en su viaje a Oriente Próximo, con paradas en Israel, Palestina y Arabia Saudí.
Según el alto funcionario de la Casa Blanca, “no hay ningún tema que quieran tratar los presidentes que esté fuera de la agenda”. Y eso, ha añadido, incluye polémicas como las recientes declaraciones de López Obrador sobre el fundador de Wikileaks (dijo que Estados Unidos debería “desmontar la Estatua de la libertad” si condena a Julian Assange y que intercedería por el activista durante esta bilateral), sobre los ataques a la libertad de prensa en México (”es sabido que la lucha entre las democracias y las autocracias es uno de los temas que más preocupa a Biden”, ha dicho el alto cargo en la llamada) o la política energética y medioambiental del vecino del sur, que choca con los planes de Washington.
También está previsto que durante la reunión se alcance algún tipo de acuerdo para reforzar el punto de entrada de San Isidro, “el paso fronterizo terrestre más transitado”. “Nuestro objetivo es crear un cruce [digno] del siglo XXI en San Diego [California]”, ha añadido el funcionario estadounidense, que no ha querido bajar al detalle sobre la negociación entre ambos países sobre el número de visados de trabajo que se tramitarán (este martes, ha insistido, será más un día para tratar la “cooperación e implementación y no tanto de compromisos numéricos específicos”).
Quiso recalcar, con todo, “los esfuerzos para ampliar el acceso al programa H2B [pensado para los trabajadores temporales no agrícolas]” “Eso nos permitirá abordar el problema de la mano de obra, que escasea en turismo, la industria y otros sectores clave”, ha rematado. El mandatario mexicano también descartó hablar de acuerdos específicos pero subrayó la oportunidad de acometer una regularización por cupos de los migrantes mexicanos. “¿Por qué negar que hace falta fuerza de trabajo, que hacen falta trabajadores? Se requieren transformaciones, ese es el planteamiento. Vamos a cambiar.”
Sobre la bilateral planea la reciente tragedia de San Antonio, donde murieron asfixiados en el interior de un camión 53 migrantes, 26 de ellos, mexicanos, que llegó en mitad de una temporada récord para la inmigración; mayo rompió las marcas de entradas ilegales al país con más de 239.000. “Estamos haciendo mucho para ampliar nuestra cooperación para abordar el problema de las redes de tráfico de personas. Ese tema será muy importante en la reunión”, ha prometido el representante de la Casa Blanca. “Se trata de ver cómo podemos expandir las vías legales de entrada, con especial atención a Centroamérica, pero sin olvidar que, como se demostró en San Antonio muchos de esos incidentes están protagonizados por ciudadanos mexicanos. Lo importante es tener claro que la migración legal puede impulsar el crecimiento económico”.
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