Petro Poroshenko, expresidente de Ucrania: “Es imposible lograr un acuerdo. Putin quiere matarnos”
El actual líder de la oposición defiende en una entrevista con EL PAÍS que su país libra una guerra por la seguridad de todo Occidente
Fornidos guardaespaldas custodian la sala en la que Petro Poroshenko —expresidente de Ucrania, líder de la oposición y uno de los hombres más ricos del país— recibe a EL PAÍS. A pocos kilómetros de este despacho de la sede de su partido en Kiev caían las bombas rusas a finales de febrero, cuando Vladímir Putin inició la invasión del país. La situación es ahora más tranquila en la capital, pero sigue siendo extremadamente complicada.
El mismo día de la entrevista, el jueves, los líderes europeos aceptaron a Ucrania como candidata a entrar en la UE, una decisión “histórica” de la que el expresidente se atribuye gran parte del mérito por el acercamiento a Europa que impulsó durante su mandato. En sus cinco tumultuosos años en el poder, tuvo que lidiar con una Crimea ya anexionada por Moscú, el levantamiento de los separatistas apoyados por Moscú en la región oriental de Donbás y las fracasadas conversaciones de paz en Minsk (Bielorrusia). Con una fortuna que Forbes estimaba el año pasado en 1.600 millones de dólares (alrededor de 1.500 millones de euros), en su equipo recuerdan que ha gastado más de 10 millones de euros de su bolsillo en apoyar la defensa del país.
Poroshenko (Bolgrad, 56 años) elige con sumo cuidado cada palabra. Antes de la guerra, acusaba al presidente Volodímir Zelenski —que le derrotó en las elecciones de 2019— de falta de firmeza ante la amenaza rusa y de impulsar un proceso judicial por traición que podría haberlo llevado a la cárcel. Pero todo cambió el 24 de febrero. Poroshenko prefiere ahora no hablar de Zelenski. Toca cerrar filas. “Ya habrá tiempo de discutir esos temas cuando hayamos ganado”, dice. Todos los esfuerzos deben concentrarse en expulsar al invasor. Y, una vez lograda la victoria, en llevar a Putin ante la justicia internacional, asegura.
Pregunta. Al comienzo de la guerra, la feroz resistencia ucrania sorprendió al mundo. Pero los rusos toman ahora impulso, especialmente en el frente oriental.
Respuesta. Sí, nuestras Fuerzas Armadas sorprendieron al mundo. Y estoy orgulloso de que yo, como comandante en jefe supremo desde 2014, creara estas fuerzas. Putin nos subestimó y el mundo sobreestimó al supuesto segundo ejército del mundo. También sorprendimos desde las primeras horas de la guerra con nuestra unidad. Me reuní con Zelenski. Dijimos que todas las disputas políticas debían dejarse de lado hasta la victoria. Y la tercera sorpresa es la unidad y solidaridad del mundo con Ucrania y la creación de una gran coalición anti-Putin.
P. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha dicho que solo corresponde a Ucrania decidir cuándo ha llegado la victoria y cuándo puede terminar esta guerra. ¿Cuál es el requisito mínimo para que llegue ese momento?
R. Desde 2014 fijé el principio de ‘nada sobre Ucrania sin Ucrania’. Y estas palabras mías son hoy una Biblia. Cada día, Ucrania pierde lo mejor del país: nuestros hijos e hijas y nuestras infraestructuras. Cada día que se retrase la paz, Ucrania paga un precio enorme. ¿Cómo podemos acercar la paz? Con tres cosas: armas, armas y armas. Necesitamos artillería de larga distancia, misiles antiaéreos, tanques, aviones de combate y todo lo que pueda ayudarnos a echar a los rusos. Y necesitamos sanciones y embargos. El séptimo paquete de sanciones es vital, que debe incluir el bloqueo total de las exportaciones rusas. Así podremos desbloquear los puertos del mar Negro y salvar al mundo del hambre.
P. ¿Teme que los países occidentales empujen a Ucrania a un acuerdo antes de que hayan conseguido sus objetivos?
R. Es simplemente imposible. La integridad territorial de Ucrania no se negocia. ¿Cómo reaccionarían los españoles si para lograr la paz tuvieran que renunciar a Baleares o Canarias? No hay ninguna posibilidad de que paguemos ese precio. ¿Por qué es difícil llegar a un compromiso con Putin? Porque no hay zonas grises, solo blanco y negro. Lo sé porque tengo una larga experiencia de negociar con él. Es imposible llegar a un acuerdo, porque Putin quiere matarnos. Igual que ha hecho en Mariupol o en Bucha. No buscamos ni las tierras ni el dinero ruso. Tan solo que nos dejen en Europa y se lleven sus tropas. Putin quiere borrar del mapa un país con 1.000 años de historia. Es una locura.
P. Pero la crisis económica y alimentaria provocada por la guerra preocupa cada vez más. Sus aliados pueden empezar a mostrar esta fatiga y buscar una salida.
R. Esta es la narrativa rusa. Le pido que no la repita.
P. Intento no hacerlo.
R. Hace más de cuatro meses que Putin repite que Europa está mostrando fatiga ante la guerra en Ucrania. Pero no es verdad. ¿Sabe por qué? Porque la ayuda de los aliados no es para Ucrania. Es una inversión del mundo occidental en su propia seguridad. Esta no es una guerra contra Ucrania, sino contra el mundo occidental. Los ucranios estamos protegiendo a todos. Y, dándonos armas, Occidente se acerca a la paz. Todo el mundo entiende eso ahora. Por eso un 60% de los europeos apoyan la entrega de armas y un 70% apoya la integración europea de Ucrania. Nunca había sucedido antes. Por favor, ayúdennos a salvar al mundo. ¿Y cómo podemos detener la guerra? Desputinizando Europa. ¿Cómo? Cortando la financiación del Kremlin a medios de comunicación y políticos europeos que reciben apoyo de Rusia.
P. ¿En quién está pensando?
R. Gazprom gasta 4.000 millones de dólares al año. Es fácil investigar a dónde va este dinero: a determinados medios de comunicación y ONG; a políticos como Marine Le Pen o algún partido austriaco que afortunadamente ya no está en el Gobierno; y a algunos de nuestros vecinos. A todos nos interesa desputinizar Europa.
P. Como presidente de Ucrania, usted negoció con Putin los acuerdos de Minsk. ¿Qué aprendió de estas negociaciones?
R. Punto número uno: no confíen nunca en Putin. Puede decir: “No, no, no atacaremos Ucrania”. Pero lo harán. Si Putin dice: “Está bien, retiramos nuestras tropas”, no le crean. Él solo entiende la fuerza. Si se va a negociar, hay que ser fuerte. El segundo punto que me ha enseñado mi experiencia es no tener miedo de Putin. Si tienes miedo, si eres débil, perderás.
P. ¿Qué le diría si lo tuviera frente a frente?
R. Estaría muy feliz. Sería un gran honor para mí verlo en La Haya tras las rejas. Creo que ese es exactamente el lugar adecuado para Putin. Definitivamente, iré a verlo a Holanda.
P. Usted tomó las riendas del país en 2014, pocos meses después de la anexión de Crimea y el inicio de la guerra en Donbás.. ¿Occidente entendió entonces la seriedad de la amenaza de Putin?
R. No se pueden analizar los sucesos de 2014 con los ojos de 2022. Entonces daba miedo usar la palabra guerra. Yo la usaba y me hablaban de un conflicto interno en el este de Ucrania. Pero no, esto es una agresión. Estoy orgulloso de que ahora se vea así.
P. ¿Ha logrado la agresión de Putin la unidad de los ucranios y su encaje definitivo en la UE?
R. Si usted me pregunta si es gracias a Putin que Ucrania sea un país candidato o que el 75% o 80% de nuestros ciudadanos apoyen la integración en la OTAN, le respondo que no. Estos logros se deben en primer lugar a Ucrania. Pero la locura de Putin sí nos ha proporcionado la solidaridad mundial y nos ha ayudado a volver a la familia europea. Pagando, eso sí, un precio enorme. La solicitud para la UE está sellada con la sangre de miles y miles de ucranios que han dado su vida para dar este paso.
P. ¿Qué posibilidades ve de llegar a un acuerdo para desbloquear el puerto de Odesa y aliviar la crisis alimentaria mundial?
R. Sé exactamente cómo hacerlo. Al igual que en Barcelona han retenido yates de oligarcas rusos, habría que requisar todos los buques comerciales con exportaciones rusas. Un 80% de estas exportaciones se hacen por vía marítima. Así se cortaría el suministro de dinero a Rusia. Europa paga cada año al Kremlin 250.000 millones de dólares por gas y petróleo. En segundo lugar, que los convoyes de la OTAN escolten los barcos comerciales de Odesa, que operan en aguas de Ucrania. Y en tercer lugar, si en el mar Negro tuviéramos misiles antibuque asustaríamos a los rusos. Recuerde lo que le he dicho antes: nunca confíe en Putin y nunca le tenga miedo.
P. Antes de la guerra, usted acusaba al presidente Zelenski de no haberse preparado ante la amenaza.
R. ¿Quién estaba preparado? ¿Quién no lo estaba? Debemos parar de hacer esas preguntas. Hay que mantener la unidad, luchar y movilizar los esfuerzos para destruir al invasor. Todos tenemos amigos y familiares asesinados y un tercio de nuestra población desplazada. Esto no es como si lo viéramos en la televisión. Es la guerra frente a ti.
P. Es difícil así liderar la oposición.
R. Ahora no soy ni expresidente ni líder del partido de la oposición. Tampoco hay presidente en ejercicio. Somos todos soldados. Zelenski, yo y todos. Quizás es imposible explicar esto en esta habitación donde hablamos. Pero ahora en Ucrania sabes que en cualquier momento te pueden matar. En cada uno de mis actos, incluso en cada palabra de esta entrevista, debo tener en cuenta si es útil para Ucrania. Si ayuda a llevar a mi país a la Unión Europea, si nos ayuda a fortalecernos y traer la victoria. No se trata de Poroshenko, sino de Ucrania.
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