Ucrania detiene el flujo de gas a Europa desde una zona ocupada por Rusia
El operador ucranio afirma que el tránsito de este hidrocarburo estaba en peligro y pide a Gazprom que lo reconduzca por otro punto en territorio controlado por Kiev. El consorcio ruso responde que es “técnicamente imposible”
Ucrania ha detenido este miércoles el flujo de gas a través de una estación de la provincia oriental de Lugansk, en la región de Donbás, ahora en poder de las fuerzas de Moscú. Desde la ruta de interconexión de Sojranivka y por el punto de compresión ahora comprometido de Novopskov, en Lugansk, circulan alrededor de un tercio de las exportaciones de gas ruso a Europa a través de Ucrania. El Operador del Sistema de Transmisión de Gas de Ucrania (GTSOU, en sus siglas en inglés) alegó el martes razones de seguridad para tomar la medida, y afirmó que las fuerzas de Vladímir Putin, que luchan en la zona en uno de los frentes más calientes de la segunda fase de la guerra contra Ucrania, habían comenzado a desviar gas y estaban interfiriendo en los procesos técnicos de esta infraestructura clave, lo que pone en riesgo la estabilidad del sistema. La Comisión Europea considera que este corte puede afectar al tránsito del gas a la UE, pero matiza que no supone un problema inmediato de seguridad en el suministro.
Ucrania ha alegado causas de “fuerza mayor” para dejar de operar la estación compresora de gas ocupada por las fuerzas rusas y a unos 90 kilómetros de Severodonetsk, la ciudad más importante de la provincia y que ahora asedian las tropas del Kremlin. Kiev ha reclamado a Gazprom —controlada por Moscú, que tiene el monopolio de los gasoductos y del gas ruso enviado a Europa— que desvíe el flujo a otro punto de tránsito desde la ruta de interconexión de Sudya, para compensar la caída de los flujos. La gasista rusa señala que cumple todas sus obligaciones con los compradores europeos. Gazprom, que rechaza la propuesta ucrania, asegura que ese desvío es “técnicamente imposible”.
Por primera vez en 77 días de guerra en Ucrania, los envíos de gas hacia Europa a través del país del Este se han visto afectados por el conflicto y han caído en una cuarta parte este miércoles. Gazprom confirmó que el tránsito del combustible a Europa a través de territorio ucranio se ubicará este miércoles en 72 millones de metros cúbicos, frente a los 95,8 millones suministrados la víspera. El punto de interconexión fronterizo comprometido alimenta el 3% del consumo total de gas de la Unión Europea.
Los precios del hidrocarburo han acusado el golpe y se han disparado antes de retroceder, gracias a un aumento parcial del flujo de gas ruso a través de la estación de Sudya, lo que limitó el repunte. Por el momento, Alemania, uno de los gigantes europeos con mayor dependencia del gas de origen ruso, ha manifestado que su suministro es “seguro”.
La situación ha añadido tensión a unos mercados ya excitados desde finales de abril. Moscú, acosada por las sanciones occidentales, paralizó el 27 de abril las exportaciones de gas a Bulgaria y Polonia porque no habían pagado en rublos, como requiere un nuevo decreto firmado por el presidente, Vladímir Putin.
Hasta ahora, el gas ruso había fluido normalmente a través de los puntos de entrada, aunque en cifras mucho menores que las marcadas por los acuerdos de tránsito. La energía es una gran palanca de presión que tiene consecuencias económicas profundas en toda Europa.
Un gas que financia la guerra
La UE ya ha prohibido la importación de carbón de Rusia. Y mientras se resuelve la opción del embargo sobre el petróleo ruso planeado en toda la Unión, los Veintisiete han tratado de apuntalar sus suministros de energía. Sin embargo, el gas natural por ahora no ha estado en la lista de vetos, pese a los llamamientos del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, que asegura que el gas ruso está alimentando y financiando la guerra del Kremlin contra su país.
Desde que el año pasado Rusia empezara a esgrimir que tiene en su poder la llave del gas, algunos países han buscado suministros alternativos. Pero cuando la guerra supera ya los dos meses, Europa continúa dependiendo en gran medida del suministro ruso: alrededor del 40% del gas que usa para calefacción, alimentar fábricas o electricidad, es ruso, según datos de 2021.
Ucrania sigue siendo una importante ruta de tránsito para este combustible hacia Europa, incluso después de que Moscú lanzara lo que llama una “operación militar especial” el 24 de febrero. El Gobierno de Kiev asegura que mientras Rusia ha atacado las infraestructuras y la red de gas nacional ucrania, lo que ha dejado a millones de personas sin combustible y sin calefacción en pleno invierno, ha evitado bombardeos deliberados contra los canales que aportan ingresos a la economía rusa.
Desde Sojranivka (Sojranovka, en ruso) circulan alrededor de un tercio de los flujos de gas rusos que entran a Ucrania para ser enviados después a países europeos, principalmente a Austria, Italia, Eslovaquia y países de Europa del Este. El resto del gas llega desde el punto de interconexión de Sudya, más alejado de los territorios ahora ocupados por Rusia en Donbás.
Aunque solo una minoría del gas ruso fluye hacia Europa por Ucrania —que no compra a Moscú directamente—, Kiev ve las tasas que recibe por los derechos de tránsito como un importante deshago económico que el Kremlin ha amagado muchas veces con retirar, poniendo en marcha otros canales. Como el controvertido gasoducto Nord Stream 2, bajo el mar Báltico, o el Yamal, que atraviesa Polonia y Bielorrusia. El primero, que debía llevar gas ruso directamente a Alemania evitando Polonia y Ucrania, ha quedado paralizado por la guerra de Putin.
Mientras, las autoridades alemanas vigilan “muy de cerca” los posibles efectos de la reducción del tránsito de gas a través de Ucrania, informó la Agencia Federal de Redes, el organismo que monitoriza el suministro energético. La situación es “estable” y la seguridad del suministro está “garantizada”, afirma el informe diario sobre el estado de los gasoductos que ha publicado a primera hora de la tarde esta agencia. De momento, las cantidades de gas que fluyen desde Ucrania han disminuido un 25% con respecto a las que llegaban el martes, pero las autoridades aseguran que se están compensando con flujos más altos de otros orígenes, especialmente Noruega y Países Bajos, informa Elena G. Sevillano.
La agencia constata que no se ha producido un aumento significativo en los precios mayoristas. Los depósitos de gas alemanes están más llenos ahora que en la primavera de años pasados, según los datos de este organismo, por lo que en caso de necesidad, se podría recurrir al almacenamiento.
Bruselas alerta de que el corte puede afectar al suministro de gas a la UE
Bruselas lanza un mensaje de tranquilidad sobre el corte de gas ruso a través de Ucrania. “Aunque estos acontecimientos pueden afectar a una parte del tránsito de gas hacia la UE, no plantean ningún problema inmediato de seguridad de suministro”, asegura un portavoz de la Comisión Europea. El Ejecutivo comunitario cree que la responsabilidad del corte no es de Kiev, sino fruto de las tácticas de Moscú: “La situación actual es resultado de las acciones de la parte rusa. Ucrania ha sido un socio de tránsito fiable durante muchos años”, añade. Y alaba sus esfuerzos por mantener el suministro “a pesar de la guerra” y de realizar el trabajo “en condiciones extremadamente difíciles”.
Ucrania le ha comunicado a Bruselas su incapacidad para ejercer un control operativo efectivo sobre la estación de compresión de Novopskov, “controlada por las autoridades rusas desde principios de abril”, y en la que “el personal ucranio se ve sometido a presión en sus actividades cotidianas”. Además, Kiev le ha transmitido al Ejecutivo de la UE que desde esta estación se han realizado “desvíos no autorizados de gas hacia las zonas del país controladas por Rusia”.
Una fuente del sector gasístico considera que la situación no es por ahora preocupante, ya que se están usando rutas alternativas para sustituir ese 25% de caída en el suministro de gas ruso que entra en la UE vía Ucrania. “Pero es un tema que se sigue muy de cerca”, añade. “Es una advertencia más de que el flujo no está garantizado al 100%”. Otra fuente comunitaria coloca el acento no en la magnitud del corte, sino en los ecos que resuenan de otros rifirrafes energéticos entre Rusia y Ucrania, en 2006 y 2009, que empezaron poco a poco y llevaron finalmente al cierre de la manija de los conductos por parte de Rusia.
En Bruselas son conscientes de que hace meses que se camina por la cuerda floja. La Comisión Europea prepara de forma urgente medidas para hacer frente a un escenario de cortes parciales o totales de gas ruso hacia la UE, después de que el gigante Gazprom decretara a finales de abril el fin del suministro a Polonia y Bulgaria, por su negativa a pagar el hidrocarburo en rublos, tal y como ha comenzado a exigir Rusia de forma unilateral. La Comisión ultima a la carrera un plan de ahorro energético, que prevé presentar la semana que viene, para capear una posible interrupción abrupta del flujo, con mecanismos de solidaridad entre países afectados y medidas de racionamiento y de contención del consumo.
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