La epidemia de drogas lleva a EE UU a alcanzar un récord de muertos por sobredosis
La crisis de los opioides se cobró más de 100.000 vidas en plena pandemia del coronavirus, entre abril de 2020 y el mismo mes de 2021
Mientras Estados Unidos vivía sumido en la pandemia del coronavirus, otra crisis de salud pública continuaba minando de forma silenciosa a la nación. La epidemia de los opiáceos en EE UU es ya la más mortífera que haya existido nunca, según datos publicados este miércoles por el Centro Nacional de Estadísticas de Salud (NCHS por sus siglas en inglés) de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés). La información es provisional, pero es un importante indicador del informe final que se dará a conocer en diciembre.
Entre abril de 2020 y el mismo mes del año 2021, más de 100.000 personas murieron por sobredosis. El dato supone un dramático récord, ya que los fallecimientos por sobredosis aumentaron en un 28,5% con respecto al mismo período entre 2019-2020. Durante años, la epidemia de heroína y opiáceos se gestó en silencio, lejos de los focos políticos y mediáticos de Washington. Ahora es una prioridad de la Casa Blanca. “Mientras seguimos logrando avances para derrotar a la pandemia de la covid-19, no podemos dejar de lado esta epidemia que ha afectado a tantas familias y comunidades en nuestro país”, ha declarado el presidente Joe Biden a través de un comunicado. “Estamos dedicando recursos a incrementar los programas de prevención, los tratamientos y apoyando a las personas en su recuperación, a la vez que reducimos la oferta de sustancias peligrosas en nuestras comunidades”, agregó el mandatario.
Los opioides continúan siendo la principal causa de muerte por sobredosis de drogas. Los opioides sintéticos, principalmente el fentanilo, fueron los causantes de casi dos tercios (64%) de todas las muertes por sobredosis de drogas en el período de 12 meses que finalizó en abril de 2021, un 49% más que el año anterior, siempre según el NCHS.
La novedad de esta epidemia es el cambio en el perfil del adicto. En los años setenta, el adicto era negro, asociado a la violencia y la respuesta de los poderes públicos fue la mano dura, con arrestos y encarcelamiento. El adicto de esta crisis histórica es distinto, la inmensa mayoría de los consumidores son blancos. Vermont vio el incremento más grande en muertes por sobredosis. La población de ese Estado de la costa Este norteamericana es blanca en más del 94% y tan solo negra en 1,4%.
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