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La UE prevé realizar en 2023 las primeras maniobras militares de su historia

El objetivo es crear una fuerza de intervención operativa con hasta 5.000 uniformados a partir de 2025

Burkina Faso
Un soldado francés en una operación antiterrorista en la región africana del Sahel, en abril de 2021.FRED MARIE (Hans Lucas via AFP)

La UE se tiñe de caqui. Cada vez más. La organización nacida para garantizar la paz en Europa después de la Segunda Guerra Mundial se adentra en una militarización que Bruselas considera imprescindible para sobrevivir en una escena global cada vez más inestable y peligrosa. Por primera vez en su historia, la UE se plantea organizar a partir de 2023 maniobras militares con vistas a potenciar su capacidad de actuar con contundencia en los puntos calientes de su área de influencia más cercana.

La propuesta figura en un documento confidencial, al que ha tenido acceso EL PAÍS, que este lunes servirá de base a los ministros europeos de Exteriores y a los de Defensa para iniciar las negociaciones sobre la orientación geoestratégica de la UE durante la próxima década.

El documento, bautizado como Brújula Estratégica, preconiza un salto sin precedentes en la capacidad militar de la UE con el objetivo de disponer de la fuerza necesaria para “promover su visión y defender sus intereses”. La iniciativa fue adelantada el pasado miércoles a los miembros de la Comisión Europea por Josep Borrell, vicepresidente del organismo y alto representante de Política Exterior.

Pero al tratarse de un documento confidencial, el detalle de las propuestas quedó reservado para los ministros de Exteriores y Defensa que el lunes y el martes se reúnen en una sesión conjunta que también incluirá un almuerzo de trabajo con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. La sede del Consejo Europeo se pone en modo militar en un momento de grandes turbulencias en todo el entorno de la UE, desde el flanco oriental (Bielorrusia y Ucrania) al Magreb o el Sahel.

“Este no es el mundo que los europeos hemos elegido o que preferimos, pero es el que tenemos que afrontar”, señala el documento confidencial, apenas 28 páginas que aspiran a marcar un punto de inflexión en el uso de la fuerza a nivel comunitario. “A partir de 2023 organizaremos de manera regular maniobras, incluidas maniobras navales”, señala uno de los objetivos de la Brújula que, una vez adoptada por el Consejo Europeo en marzo del año que viene, guiará la política exterior y de defensa de la UE.

Las maniobras pretenden ser la base para la creación de una fuerza de intervención verdaderamente operativa, que a partir de 2025 podría contar con hasta 5.000 militares. Bruselas quiere superar así el llamado concepto del batallón europeo, una teórica disponibilidad de hasta 1.500 uniformados plurinacionales que está operativa desde 2017 pero que nunca se ha activado por falta de voluntad política, de recursos financieros para su movilización y por la ausencia de un entrenamiento conjunto previo.

La organización y el mando de las maniobras correría a cargo inicialmente de unidades nacionales. Pero pasaría en 2025 a la unidad del Estado Mayor de la UE creada en 2017 con vocación de convertirse en un auténtico cuartel general, pero que todavía no es plenamente operativo.

Asumir también operaciones de combate

Hasta ahora, ese cuartel general (llamado Capacidad Militar de Planificación y Ejecución) ha asumido el mando de misiones no bélicas centradas en la formación en terceros países, como Malí, Somalia o República Centroafricana. Pero el objetivo es que asuma también el mando de futuras operaciones de combate, para lo cual se ampliará su plantilla, que empezó con 25 militares y podría llegar a más de 150.

El objetivo de las maniobras será claramente disponer de una fuerza de defensa capaz de actuar en caso necesario. “Continuaremos realizando maniobras de manera regular para fortalecer nuestra asistencia mutua en caso de agresión armada, de acuerdo con el artículo 42.7 del Tratado de la UE”, precisa la Brújula Estratégica en alusión a la base legal que, de manera similar a lo establecido en la OTAN, permite a los 27 Estados miembros responder de manera conjunta a un ataque. Y añade que “desde 2022 se incluirán también maniobras en el campo cibernético”.

Las propuestas también apuntan a una financiación conjunta de las operaciones civiles y militares de la UE a partir de 2023, lo que implicaría el uso del presupuesto comunitario.

Las 28 páginas del documento que este lunes tendrán sobre la mesa el medio centenar largo de ministros reunidos en Bruselas (de Exteriores y Defensa) también detalla el calendario para reforzar los medios de la UE frente a las amenazas híbridas, cibernéticas o desde el espacio.

En 2022 se pretende establecer mecanismos de defensa frente a los ataques híbridos y desde ese mismo año, desarrollar una diplomacia preventiva y disuasoria frente a agresiones en el ciberespacio. En 2023 se crearía una unidad para la recolección sistemática de datos sobre incidentes relacionados con la manipulación informativa o las interferencias virtuales por parte de terceros países.

Y finalmente, en 2025, si se cumple el calendario previsto, la UE dispondrá de una fuerza militar de reacción rápida de hasta 5.000 hombres y mujeres que se podrán desplegar en un número acorde a la envergadura de cada misión. Borrell ha insistido en que “será la misión la que determine el número de tropas necesarias y no al revés”. Para las misiones civiles, desde 2023 la UE se propone estar en condiciones de desplegar un equipo de hasta 200 expertos totalmente equipados en un plazo de 30 días.

El avance en la cooperación militar dentro de la UE llega alentado por la creciente hostilidad de los países que se desmarcan del multilateralismo y por el repliegue de Estados Unidos como guardián mundial de los intereses de Occidente. “El regreso a una política de poder es el cambio más significativo en las relaciones internacionales después de tres décadas de una fuerte interdependencia económica que se suponía que había reducido las tensiones”, señala el proyecto de Brújula Estratégica de la UE.

Una capacidad militar con complicidad de la OTAN

El texto, que será objeto de largos debates hasta su adopción por los 27 Estados miembros en marzo de 2022, considera necesario “desarrollar una Unión Europea que actúe como proveedor de seguridad”. Para lograrlo, se plantea explotar el artículo 44 del Tratado de la Unión, que permitirá lanzar operaciones militares aprobadas por unanimidad, pero en las que solo participarán los socios que lo deseen.

El desarrollo de esa capacidad de actuación militar se había estrellado hasta ahora contra el bloqueo de los países que temen debilitar la OTAN, que es el verdadero escudo del Viejo Continente frente a agresiones exteriores. Pero el bando remiso perdió fuerza con la salida del Reino Unido de la UE. Y la reciente espantada de EE UU en Afganistán y la progresiva agresividad de vecinos como Bielorrusia o Rusia ha suavizado las resistencias a una cierta autonomía estratégica europea.

En el otro lado, Francia también ha moderado su ambición para una defensa europea prácticamente autónoma. París acepta que las capacidades europeas deberán ser complementarias a la OTAN, cuyo paraguas militar y nuclear sigue siendo imprescindible. La ambición de contar con un ejército europeo parece aparcada, pero se abre paso el establecimiento de una capacidad conjunta capaz de apagar los fuegos geoestratégicos más cercanos.

“Necesitamos poder actuar de manera más rápida, más robusta y más flexible”, resume el nuevo objetivo una fuente diplomática. El nuevo escenario obliga a un mejor entendimiento entre la UE y la Alianza Atlántica que se intentará plasmar en una declaración conjunta a finales de este año o primeros del que viene.

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