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Un grupo de militares da un golpe de Estado en Guinea-Conakry y detiene al presidente

El teniente coronel Mamady Doumbouya, jefe de las Fuerzas Especiales, suspende la Constitución y disuelve el Gobierno tras una mañana de tiroteos en la capital

El presidente de Guinea-Conakry, Alpha Condé, rodeado de soldados en una imagen difundida por los insurrectos, en un edificio institucional de la ciudad. Foto: EFE | Vídeo: EL PAÍS

Un grupo de militares encabezados por el teniente coronel Mamady Doumbouya, responsable de las Fuerzas Especiales de Guinea-Conakry, ha protagonizado este domingo un golpe de Estado en este país africano y ha detenido y trasladado a un lugar desconocido al presidente del país, Alpha Condé. En un mensaje de vídeo dirigido a la nación a través de las redes sociales, el propio Doumbouya ha anunciado la suspensión de la Constitución, la disolución de las instituciones y el Gobierno y el cierre de las fronteras terrestres y aéreas. El Ministerio de Defensa de Guinea aseguró mediante un comunicado que el putsch militar no había tenido éxito, una versión que se fue desinflando con el paso de las horas. Durante toda la mañana, Conakry, la capital, fue el escenario de intercambio de disparos en medio de una gran presencia de soldados en las calles, según los residentes.

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“Guineanos y guineanas, queridos compatriotas. La situación sociopolítica y económica del país, la disfunción de las instituciones republicanas, la instrumentalización de la justicia, (…) la falta de respeto de los principios democráticos, la politización de la Administración pública (…), la pobreza y la corrupción endémicas han llevado al Ejército republicano de Guinea (...) a asumir su responsabilidad frente al pueblo soberano de Guinea en su totalidad. Tras haber detenido al presidente, que está ahora mismo con nosotros, hemos decidido disolver la Constitución en vigor, disolver las instituciones y el Gobierno y el cierre de las fronteras terrestres y aéreas”, aseguraba el teniente coronel Doumbouya en un vídeo grabado en un lugar desconocido y distribuido a los medios este domingo por la mañana.

“Llamamos a nuestros hermanos de armas a la unidad para responder a las aspiraciones legítimas del pueblo de Guinea, les invitamos a quedarse en sus cuarteles y a continuar con sus actividades, no cometamos los errores del pasado”, añadía el golpista que posteriormente acudió, rodeado de sus hombres, a un estudio de la Radio Televisión Guineana (RTG) y, con una bandera sobre los hombros, lanzó mensajes similares. Los golpistas también difundieron un vídeo y fotografías en los que se puede ver al presidente Alpha Condé descalzo y vestido con unos pantalones vaqueros y camisa y rodeado de soldados. Abatido, el dirigente mira a la cámara y no responde a las preguntas y comentarios de sus captores, en una secuencia que recuerda mucho a la detención de Laurent Gbagbo en Costa de Marfil en 2011.

Los militares que tomaron el poder este domingo han decretado un toque de queda en todo el país así como la sustitución de los actuales gobernadores y prefectos, las autoridades del estado en las regiones, por militares. De igual modo han convocado a todos los ministros y altos cargos del Gobierno e instituciones públicas a una reunión que tendrá lugar este lunes por la mañana en Conakry, según un comunicado hecho público en la televisión nacional.

El teniente coronel Mamady Doumbouya, que se perfila como nuevo hombre fuerte de Guinea al frente de una junta militar bautizada como Comité Nacional para la Reunificación y el Desarrollo (CNRD), es un curtido militar que recibió formación en Israel, Senegal, Liberia y Francia. Exmiembro de la Legión francesa, participó en distintas misiones en Afganistán, Costa de Marfil, Yibuti y República Centroafricana, entre otros países. En 2018 recibió el encargo del Ministerio de Defensa de crear un grupo de Fuerzas Especiales en el seno del Ejército guineano, que dirigía desde entonces. Sin embargo, su intento de funcionar de manera autónoma y sin rendir cuentas a la Administración le distanció del Gobierno, según fuentes militares bajo anonimato.

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El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, condenó el golpe con firmeza, al que denominó “toma del poder por la fuerza del fusil” en su perfil de Twitter, y reclamó la liberación inmediata de Condé. Por su parte, el opositor Frente Nacional de Defensa de la Constitución (FNDC) aseguró mediante un comunicado que tomaba acta de la suspensión de la Constitución. “El régimen dirigido por el dictador Alpha Condé era ilegítimo e inconstitucional”, asegura la nota. En numerosas calles de Conakry, al igual que ocurrió con el golpe de Estado de 2020 en Malí, los militares fueron recibidos entre expresiones de júbilo por una parte de la ciudadanía.

Alpha Condé, de 83 años, es presidente de Guinea desde 2010 y resultó elegido para un tercer mandato en octubre de 2020 tras unas polémicas elecciones en las que hubo decenas de muertos en enfrentamientos entre ciudadanos y las fuerzas del orden. La Carta Magna guineana establece un límite de dos mandatos, pero la reforma constitucional promovida por el propio Condé le permitió optar a la reelección, un subterfugio habitual de muchos dirigentes regionales para perpetuarse en el poder. El principal líder opositor, Cellou Dallein Diallo, rechazó tanto su candidatura como los resultados, lo que provocó protestas ciudadanas y decenas de fallecidos.

Con unos 13 millones de habitantes y pese a sus numerosos recursos minerales y naturales, Guinea sigue siendo uno de los países más pobres del mundo. Desde su independencia de Francia en 1958 ha conocido una sucesión de dictaduras y golpes de estado que parecieron llegar a su fin con la llegada al poder del histórico y veterano dirigente opositor Alpha Condé en sus primeras elecciones libres, celebradas en 2010.

El optimismo por la llegada de la democracia a Guinea se tradujo en unos años de sostenido crecimiento económico con porcentajes de hasta el 7% anual gracias a un mejor clima de negocios y a la diversificación de la inversión extranjera. Sin embargo, estas cifras no se tradujeron en mejoras de la calidad de vida de la mayor parte de la población: la tasa de personas bajo el umbral de la pobreza sigue rondando el 50%. La crisis económica derivada de la epidemia de ébola de 2014-2016 fue un duro golpe, al que hay que sumar ahora el impacto de la pandemia de covid-19.

Pero es la situación política la que concentra buena parte de la atención en Guinea. Los intentos de Condé de permanecer en el poder a toda costa y la instauración de un régimen que hostiga a opositores y voces críticas, según denuncian las ONG de derechos humanos, han contribuido a sumir al país de nuevo en la inestabilidad. La mezcla de la situación económica y las turbulencias políticas está en el origen de que Guinea encabece las listas de países de origen de la emigración irregular hacia Europa, como ocurrió en 2018, y también hacia España, sobre todo en la peligrosa ruta de los cayucos que desemboca en Canarias.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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