Las cinco claves del asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moïse
Tras la muerte a tiros del mandatario en su residencia, el primer ministro ha declarado el estado de sitio en un país inmerso en una espiral de violencia
El presidente de Haití, Jovenel Moïse, ha sido asesinado este miércoles en su residencia. En el asalto ha resultado herida su esposa, Martine Moïse, que se encuentra hospitalizada. Tras el ataque, el primer ministro, Claude Joseph, ha declarado el estado de sitio en el país, que permite a las fuerzas armadas tomar el control de la seguridad en el territorio e instaurar tribunales militares. El aeropuerto de Puerto Príncipe ha sido cerrado y los vuelos programados hacia la capital han sido cancelados o desviados. La República Dominicana, que comparte isla con Haití, ha militarizado su frontera y ordenado el cierre de todos los pasos que comunican su país con el vecino. El asesinato ha sacudido a la región y algunos países, como Colombia, han pedido la intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA) para salvaguardar la democracia en el país, inmerso en una espiral de violencia.
El asesinato del presidente
Un grupo de hombres armados ha asaltado este miércoles la residencia de Jovenel Moïse en el barrio Pelerin de Puerto Príncipe y ha asesinado al presidente, de 52 años. Los sujetos no han sido identificados, pero “hablaban en español y en inglés”, según el primer ministro, Claude Joseph. El ataque se ha producido a la una de la madrugada, hora local, cuando Moïse, su esposa y uno de sus hijos estaban dentro de la vivienda. La primera dama ha resultado herida de bala y está recibiendo atención médica en un hospital de la capital. El hijo del presidente fue testigo del ataque pero resultó ileso. Joseph ha asegurado que los atacantes serán llevados ante la justicia.
Un mandatario amenazado
En una entrevista con EL PAÍS en febrero, Moïse aseguró que había sido amenazado y desde hacía meses vivía recluido en su residencia de Puerto Príncipe. El mandatario afirmó entonces que había un golpe de Estado en marcha organizado por un grupo de familias y empresarios “que controlan los principales recursos del país, que siempre han puesto y quitado presidentes y que utilizan la calle para crear desestabilización”. Sin citarlos, Moïse señaló a los Vorbe, una de las familias más poderosas, dueñas de la electricidad en el país. “Un pequeño grupo de oligarcas están detrás del golpe y quiere apoderarse del país”, dijo el presidente. El 7 de febrero, 23 personas fueron detenidas acusadas de conspirar e intentar asesinar a Moïse. La oposición tildaba al presidente de “dictador” y de mantenerse en el poder gobernando por decreto durante el último año.
Recientemente, el presidente también se había ganado enemigos entre las poderosas bandas armadas que controlan las barriadas pobres de Puerto Príncipe. La violencia entre grupos se recrudeció desde comienzos de junio, en especial por la acción de G9 an Fanmi e Alye, una federación de pandillas que hasta hace poco se consideraba en la órbita del Gobierno y que en las últimas semanas declaró la guerra a Moïse.
Estado de sitio y sucesión
El magnicidio recrudece la situación de incertidumbre que se vive en el país. Después de una reunión extraordinaria del consejo de ministros, el jefe del Gobierno, Claude Joseph, ha anunciado el estado de sitio en Haití. Esta medida sitúa a las fuerzas armadas como máximas garantes de la seguridad e implica la instauración de tribunales militares. “Pido a todas las fuerzas vivas de la nación acompañarnos en la batalla, acompañarnos en la continuidad del Estado”, ha dicho Joseph. Aún así, el primer ministro ha reiterado que el país está “bajo control” y ha pedido a la población que mantenga la calma. En estos momentos, las calles de Puerto Príncipe están tranquilas, prácticamente vacías, y la policía controla los accesos al barrio de Pelerin, donde se encuentra la residencia de Moise, según la agencia Efe.
La sucesión tras el asesinato de Moïse no es clara, puesto que en este momento hay dos primeros ministros en el país: Claude Joseph, quien ejerce el cargo de forma interina desde abril, y Ariel Henry, nombrado por Moïse este lunes, pero que todavía no había asumido el puesto de forma oficial. La Constitución de 1987 establece que en caso de la muerte del presidente, el consejo de ministros, encabezado por el primer ministro, ejerce el poder ejecutivo hasta la elección de un nuevo gobernante. Las elecciones presidenciales y legislativas, en las que Moïse no podía ser candidato, están convocadas para el próximo 26 de septiembre.
Espiral de violencia
El asesinato del presidente es el último hito de un país desestabilizado por una profunda crisis. En un año marcado por la inestabilidad política, la pandemia y el azote de los huracanes, la ola de violencia se ha agravado entre una población que cuenta con más armas que nunca, según los expertos consultados por este periódico. Recientemente Moïse tuvo que pedir apoyo internacional para controlar la situación.
Un informe del Centro de Análisis e Investigación en Derechos Humanos (CARDH) advierte que en Haití hay “una hegemonía del crimen”. Solo en junio, más de 150 personas fueron asesinadas —entre ellas 30 policías— y otras 200 fueron secuestradas en la zona metropolitana de Puerto Príncipe. “El país está asediado por bandas armadas que siembran el terror, asesinatos, secuestros, violaciones (...) Puerto Príncipe está sitiado en el sur, el norte y el este”, apunta la organización en un documento revelado este martes. Más de 17.000 personas han tenido que ser desplazadas desde el comienzo de junio por los enfrentamientos en barrios como Martissant y Delmas, en la entrada sur de la capital.
El origen de la última crisis política
El origen del último conflicto político en Haití, país caribeño de 11,2 millones de habitantes, está en las convulsas elecciones de 2015. Michel Martelly finalizó su gestión, pero los caóticos comicios convocados obligaron a nombrar un presidente interino de otro partido, hasta que la autoridad electoral reconoció la victoria de Moïse un año después. “Mi mandato empezó el 7 de febrero del 2017 y termina el 7 de febrero del 2022. Entregaré el poder a su propietario, que es el pueblo de Haití”, declaró Moïses, que apuntaba que las elecciones eran el único camino para su sucesión. “Y yo no participaré en esas elecciones”, declaró en esa misma entrevista.
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