Maduro responde a la invitación al diálogo de EE UU acusando a la CIA de querer asesinarlo
El líder chavista enfría la distensión ofrecida por Washington, que ofrecía levantar las sanciones a cambio de una negociación con la oposición
El mandatario venezolano, Nicolás Maduro, respondió al llamamiento al diálogo con la oposición que busca promover la Administración de Joe Biden acusando a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de urdir un plan para asesinarlo junto a otros jerarcas del régimen chavista. Maduro no implicó directamente al presidente estadounidense, pero sí lo insinuó al preguntarse si este estaría al corriente de la existencia de un complot. El sucesor de Hugo Chávez afirmó también, en unas declaraciones realizadas el viernes y sin presentar pruebas, que fuentes de inteligencia bolivariana han reportado a su despacho otra operación para acabar con su vida, coordinada por el Comando Sur.
Así ha reaccionado Maduro al cambio de posición de Washington ante la profunda crisis de Venezuela. El Gobierno de Biden ha dejado precisamente atrás el belicismo de la era Trump para alinearse a la Unión Europea (UE) y ha abierto la puerta a levantar las sanciones económicas contra el régimen si demuestra voluntad de diálogo y está dispuesto a convocar elecciones libres. El dirigente venezolano, sin embargo, optó por el contraataque.
“Denuncié y demostré que el presidente Donald Trump dio la orden de matarme a costa de lo que fuera, a mí y a los principales líderes políticos y militares de nuestro país. Abierta y públicamente lo intentaron el 4 de agosto de 2018”, exclamó Maduro, refiriéndose al estallido de dos drones con explosivos que tuvo lugar en medio de una parada militar presidida por él en la céntrica avenida Bolívar de Caracas. “¿Joe Biden habrá ratificado las órdenes de Donad Trump de llevar a Venezuela a una guerra civil y de matarnos?”, se preguntó.
“Nuestras fuentes en Colombia nos aseguran ―y son fuentes confiables que siempre nos han dicho la verdad―, que han venido a preparar un plan para atentar contra mi vida y contra la vida de importantes líderes políticos y militares de Venezuela, a eso vino Craig Faller y el director de la CIA a Colombia, y para eso visitaron Brasil también, para ultimar preparativos para venir con un plan nuevamente violento”.
El político venezolano agregó que si un operativo de ese tenor llegara a tener éxito, Venezuela entraría en “un espiral de violencia”, que la puede colocar “al borde de una guerra civil”. La presencia en Bogotá de Craig Faller, jefe del Comando Sur de Estados Unidos en días recientes, ya había generado molestias en la nomenklatura chavista: hace unos días, el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, la había calificado como “una provocación”.
Estas afirmaciones fueron hechas en el acto de promoción y condecoraciones de la Guardia de Honor Presidencial, y la Dirección General de Contrainteligencia Militar, dos de los bastiones de la hegemonía chavista en Venezuela, sostenes por excelencia del régimen, de probada eficacia al haber desbaratado varios intentos conspirativos en los últimos años. La ceremonia y las palabras de Maduro –con reiterados agradecimientos para el personal militar presente- fueron transmitidas por la televisión estatal, Venezolana de Televisión. Los reconocimientos fueron efectuados en vísperas del 5 de julio, día de la Independencia de Venezuela.
Las denuncias de Maduro fueron desmentidas casi inmediatamente por Estados Unidos a través de Juan González, asesor especial del presidente Biden, quien de forma escueta replicó en su cuenta de Twitter: “Negativo. El gran plan es apoyar negociaciones que resulten en elecciones libres y justas”. González es también director para el Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional.
Negativo. El gran plan es apoyar negociaciones que resulten elecciones libres y justas. https://t.co/Mr2Umpl5Qx
— Juan S. Gonzalez (@Cartajuanero) July 3, 2021
Los señalamientos de Maduro ocurren mientras delegaciones del Gobierno y la oposición venezolana siguen intercambiando información para fijar las condiciones del diálogo político que se aproxima en Venezuela con la intermediación del Gobierno de Noruega, y una vez que el régimen chavista continuara con la política de hacer concesiones a sus interlocutores en el orden interno, para intentar recuperar posiciones en el tablero internacional luego de años de desconocimiento y asedio.
Las recurrentes acusaciones de magnicidio han formado parte de una mecánica tradicional de la política venezolana en los tiempos de la revolución bolivariana al intentar dirimir sus diferencias con la oposición. Hugo Chávez, en particular, se cansó de hacer denuncias sobre planes para acabar con su vida durante el apogeo de su popularidad.
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