Biden insta a Moscú a actuar contra el grupo responsable del ciberataque al oleoducto
La ofensiva contra la compañía Colonial ha obligado a parar la infraestructura durante días y ha provocado problemas de suministro
El ciberataque a uno de los mayores oleoductos de Estados Unidos, que ha obligado a parar la infraestructura durante días y provocado problemas de suministro, pone a Estados Unidos y a Rusia frente a frente. Una vez más. El presidente norteamericano, Joe Biden, señaló este jueves que no hay pruebas de que el Kremlin esté involucrado en esta grave ofensiva, pero señaló que el grupo responsable, Darkside, que extorsionó a la empresa Colonial, opera desde suelo ruso y que se encuentra en comunicación con Moscú sobre la necesidad de que tomen medidas. Días antes, ya señaló que el Gobierno de Moscú “tiene cierta responsabilidad de lidiar con esto”. Colonial, la compañía operadora del oleoducto, ha pagado a los piratas casi cinco millones de dólares (unos 4,1 millones de euros) de extorsión en criptomonedas, según publicó la agencia Bloomberg.
Biden compareció ante la prensa tras varios días de tensión en Estados Unidos, de compras desaforadas de gasolina fruto del pánico a la escasez que, en una profecía autocumplida, han contribuido precisamente a dejar sin suministro a miles de estaciones de servicio de la costa este.
La empresa Colonial anunció el miércoles por la tarde que había procedido a reactivar el sistema, pero el funcionamiento normal de la red llevará aún varios días, lo que hace prever que los problemas de abastecimiento continuarán, al igual que la presión para el presidente.
La cadena conservadora Fox comenzó a utilizar la expresión “la crisis de gasolina de Biden” y algunos republicanos aprovecharon el problema para meter cizaña contra los planes medioambientales del demócrata. El líder republicano de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, resaltó que el aprieto demuestra las necesidades del país de “más energía” para impulsar la economía, mientras Biden ha cancelado el proyecto del gran oleoducto Keystone, una obra controvertida por su impacto ecológico. El senador de Texas Ted Cruz comentó con sorna en su cuenta de Twitter: “Bienvenidos al Green New Deal”, como acompañamiento a una noticia de escasez de gasolina.
Vuelta a la normalidad
Biden hizo un llamamiento a la calma a los ciudadanos: “No entren en pánico, esta situación es temporal, no compren más gasolina de la que necesitan”, dijo, pero las imágenes de largas colas en las estaciones de servicio persistían este jueves. El mandatario afirmó que los consumidores pueden contar con que las estaciones de servicio comiencen a volver a la normalidad este fin de semana,
El oleoducto atacado, que recorre más de 8.850 kilómetros entre Texas y Nueva York, transporta cada día el equivalente a 2,5 millones de barriles de gasolina, diésel y combustible de aviación, lo que representa el 45% del suministro de toda la costa este.
Biden apuntó que se encuentra “en comunicación directa” con Moscú para abordar “acciones imperativas” que pongan coto a las actividades de este tipo de grupos de ciberdelincuentes, una amenaza creciente, y que tratará este asunto con el presidente ruso, Vladímir Putin, en la cumbre que ambos líderes planean celebrar este verano, en un ambiente alta tensión. Washington impuso duras sanciones a Rusia el pasado abril por injerencia electoral y ciberataques, acusando formalmente a su servicio de espionaje de penetrar en los sistemas informáticos de la Administración estadounidense y de grandes compañías a través de un programa de la firma SolarWinds.
Esta vez, la agresión ha partido de un grupo criminal, en principio civil y de nuevo cuño, que ha sido capaz de sacudir a la primera potencia mundial. Darkside utiliza programas maliciosos para encriptar la información de un sistema (ransomware) y después pide un rescate a cambio de desbloquearla. Eso es lo que hizo el pasado viernes con Colonial, la empresa que opera el oleoducto.
Pago de rescate
Según publicó la agencia Bloomberg este jueves, citando fuentes conocedoras de la transacción, la empresa pagó cerca de cinco millones de dólares en criptomonedas no rastreables a las pocas horas del pirateo y los extorsionadores les proporcionaron una herramienta para reactivar su sistema, pero esta era tan lenta, según estas mismas fuentes, que la compañía usó sus propios recursos también para recuperar los datos. El FBI desaconseja pagar estos chantajes, pues incentivan el delito y la empresa ha declinado hacer comentarios.
En una entrevista en la cadena televisiva CNBC, el secretario de Transporte, Pete Buttigieg, calificó lo sucedido de “llamada de atención” sobre la vulnerabilidad de Estados Unidos ante este tipo de ataques y señaló que las leyes no se adaptan a las actuales necesidades, por lo que aplaudió la nueva orden ejecutiva sobre ciberseguridad firmada por Biden el miércoles. Esta comenzó a elaborarse en febrero, a raíz del ataque a SolarWinds, pero después de lo sucedido esta semana ha cobrado más relevancia.
La principal novedad consiste en que todos los programas y sistemas deberán cumplir una serie de parámetros de seguridad en el plazo de seis meses, las compañías tendrán que notificar si han podido ser objeto de pirateo o han visto su seguridad comprometida y las que lo incumplan podrán ser excluidas de la lista de proveedores de la Administración. El decreto también establece un consejo de supervisión para investigar este tipo de incidentes.
En paralelo, Biden ha puesto en marcha una serie de medidas urgentes para tratar de contrarrestar la interrupción de suministro, suspendiendo durante 20 días requisitos para el transporte, como algunas normas medioambientales o de horarios de trabajo para los conductores de camiones, así como la ley Jones, que obliga a todos los barcos a tener bandera estadounidense. Ahora, otras embarcaciones podrán llevar a cabo esta actividad. También se ha permitido la operación manual de partes del oleoducto.
Pese a que la normalidad se restablecerá en unos días, el episodio ha exhibido la fragilidad de una infraestructura tan crítica ante la acción, no de los servicios de inteligencia de un país rival, sino un grupo criminal dedicado a la extorsión.
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