Merkel promete más dinero a Turquía para ayudar a los refugiados sirios
Erdogan insta a presionar al régimen sirio para que detenga su avance sobre Idlib y al mariscal Hafter para que observe el alto el fuego en Libia
La canciller alemana, Angela Merkel, ha anunciado este viernes en Estambul que su país entregará más fondos a Turquía para hacerse cargo de los refugiados sirios, según dijo durante una rueda de prensa con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. Merkel reconoció que los 6.000 millones comprometidos hasta ahora por la Unión Europea en el marco del acuerdo firmado en 2016 “no son suficientes”, teniendo en cuenta la crítica situación a la que se enfrenta la provincia siria de Idlib, fronteriza con Turquía.
Desde diciembre, el régimen de Bachar el Asad y la aviación rusa han intensificado los bombardeos sobre esta provincia del noroeste de Siria —último bastión de las fuerzas opositoras y en manos de una coalición de facciones salafistas— en la que viven más de tres millones de personas, la mitad de ellas tras huir de otras partes del país. La ONU estima que unas 350.000 personas se han visto desplazadas por la nueva ofensiva en Idlib y buena parte ha escapado en dirección a la frontera turca. Erdogan pidió que tanto Alemania como la comunidad internacional “presionen al régimen [de Damasco] para que detenga sus atrocidades”. También informó de que la Media Luna Roja turca y AFAD, la institución del Gobierno turco para desastres y emergencias, trabajan ya en levantar refugios permanentes del lado sirio de la frontera para alojar “al menos a 10.000 personas”. Aunque no dio cifras sobre la eventual ayuda alemana, Merkel aseguró que el dinero se vehiculará a través de estas organizaciones: "Estamos preparados para contribuir con apoyo material a encauzar la situación humanitaria de quienes huyen de Idlib, podemos proporcionar refugios más sólidos".
En ningún caso irá destinado a otro proyecto diseñado por el Gobierno turco, el de construir nuevas ciudades en la “zona segura” creada tras la intervención turca del pasado otoño en el norte de Siria contra las milicias kurdas. Erdogan explicó que su país busca donantes para este proyecto, pero reconoció que la respuesta alemana ha sido de momento negativa. Una fuente de la Unión Europea aseguró a este diario que está fuera de toda discusión contribuir a este otro plan, pues podría suponer una “ingeniería demográfica” al instalar en dicha zona a sirios actualmente refugiados en Turquía pero que no proceden de la misma región, en la que hay un importante número de población de etnia kurda.
En virtud del acuerdo antimigratorio de 2016 y a cambio de que Turquía reforzase su control fronterizo para evitar la salida de pateras en dirección a Grecia, la UE aprobó la concesión de 6.000 millones de euros para proyectos de ayuda a los refugiados en territorio turco (escolarización, atención sanitaria, integración laboral, etcétera). De este monto, se ha adjudicado ya el 80% y desembolsado algo más de la mitad. Turquía, por su parte, afirma haber gastado más de 30.000 millones de euros en atender a las necesidades de los 3,7 millones de sirios que acoge el país. Merkel reiteró su “aprecio” por la “enorme contribución” de Turquía para con los refugiados.
La situación en Libia fue otro de los temas que centró la reunión bilateral pues Berlín acogió el pasado fin de semana una cumbre sobre la guerra civil en el país norteafricano en la que las partes se comprometieron a respetar un alto el fuego que, sin embargo, ha sido violado en varias ocasiones. En este sentido, Erdogan pidió presionar al mariscal Jalifa Hafter, líder de las milicias rebeldes y opuesto al Gobierno de Trípoli, único reconocido por la ONU y en cuya ayuda Turquía ha enviado a varias decenas de instructores militares turcos y a cientos de mercenarios sirios. El mandatario turco pidió “acelerar la resolución” del conflicto para que evitar que “el caos que reina en Libia se contagie a todo el Mediterráneo". A la vez, defendió su ayuda militar al “Gobierno legítimo”, que dijo que “continuará” dado que la otra parte recibe apoyo militar de Emiratos Árabes Unidos y de mercenarios rusos y sudaneses.
El viaje oficial de Merkel tuvo también como objetivo tratar de enderezar las relaciones euroturcas, puesto que Alemania se hará cargo de la presidencia rotatoria de la UE a partir de julio. Su visita llega, además, tras las del comisario europeo de Interior, el vicepresidente de la Comisión Europea y el presidente del Consejo Europeo, así como de la reunión mantenida en Berlín el domingo por la nueva jefa de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, y el presidente turco. De hecho, durante la comparecencia ante los medios, Erdogan explicó que ha transmitido a Merkel su voluntad de recuperar el proceso de adhesión en el que está inmersa Turquía desde 2005 pero que desde hace diez años permanece prácticamente congelado ante la involución democrática del país euroasiático y el escaso apetito de las capitales europeas por continuar con la ampliación.
La voluntad del nuevo Ejecutivo comunitario es mantener abiertos los cauces de comunicación con Turquía y evitar una posible ruptura ya que siguen prevaleciendo los intereses mutuos: la mitad del comercio exterior de Turquía se dirige a países de la UE y los Estados europeos necesitan a Ankara para controlar los flujos migratorios procedentes de Asia y África.
“No estamos en el mejor momento, hay falta de confianza en ambos lados”, reconoció también este viernes Nacho Sánchez Amor, relator permanente del Parlamento Europeo sobre Turquía. El eurodiputado español, tras su primera misión como relator, ha reconocido que las relaciones euroturcas pasan por un bache debido al incumplimiento de estándares democráticos en Turquía, a cuyo Gobierno instó a “volver a la normalidad” y a la senda de “las reformas democráticas” en diversas entrevistas con representantes del Ejecutivo turcos. Además, apostó por “mejorar el diálogo político” entre la UE y Turquía, pero no solo con el Gobierno sino también con otros actores como la sociedad civil, los ayuntamientos y los partidos políticos, ya que “las encuestas muestran que la mayoría de los turcos, especialmente los jóvenes, siguen defendiendo la entrada de su país en la UE y comparten los valores europeos”.
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