Renzi declara la guerra a Conte
El primer ministro italiano logra el voto favorable de la cámara y salva una primera crisis, pero deberá afrontar ahora las embestidas del líder de Italia Viva a cuenta de la distribución de los fondos europeos
El Ejecutivo de Italia ha salvado el primer punto de partido de la semana, pero tocará sufrir hasta final de año. El parlamento aprobó este miércoles en la cámara de Diputados y el Senado la reforma del Mecanismo de Estabilidad Europeo (MEDE) que el primer ministro, Giuseppe Conte, debía llevar al Consejo Europeo el jueves. Una votación muy ajustada (156 a favor, 129 en contra y 4 abstenciones) ante la que se rebelaba parte del Movimiento 5 Estrellas (M5S), poniendo otra vez en evidencia la fragilidad de una alianza inestable. La proximidad de la elección del siguiente presidente de la República y la posibilidad de que unas elecciones anticipadas propiciasen la llegada al poder de Matteo Salvini son el seguro de vida de Conte, que lleva ya dos años y medio en el cargo. Un hito en Italia.
El nuevo problema, superado el primer escollo, girará en torno a la estructura que debe tener el órgano que asigne y distribuya los 209.000 millones que llegarán de Europa en el Fondo de Recuperación. Conte ha diseñado un plan que los canalizará a través de la presidencia del Gobierno con el consejo especial de una task force formada por seis empresarios. Italia Viva, el partido de Renzi, con dos ministros en el Ejecutivo, se ha plantado y exige que todas las decisiones al respecto pasen por el Parlamento. “Un país no se gobierna con decretos. Las cámaras deben pronunciarse sobre el destino de ese dinero”, señalan fuentes de la formación. La cuestión tiene una sustancia política, pero la realidad es que es un nuevo pretexto para tumbar a Conte, que cada vez con más apoyos entre los ciudadanos que entre los partidos que lo sostienen. Y Renzi es la persona que mejor maneja este tipo de operaciones en el Parlamento. “Con este tema no va a recular. O Conte cede, o irá hasta el final”, señalan las mismas fuentes. El propio Renzi lo confirmó en su discurso del Senado, donde lanzó un ultimátum: “Si quiere más poltronas, aquí tiene las nuestras”, señaló en un clara amenaza de retirar a sus ministros del Ejecutivo.
El ex primer ministro ha perdido parte de la sensibilidad y el swing con los votantes que le convirtieron en un ciclón político durante sus años como líder del PD. Pero conserva su instinto para los asaltos parlamentarios. Hace un año y medio ya logró descabalgar a Matteo Salvini del Ejecutivo y construir un artefacto de Gobierno a su medida (la coalición formada por el PD, M5S y su partido, Italia Viva). Ahora ha decidido que quiere echarle un pulso a Conte, demostrar que su voluntad pesa en el Ejecutivo imponiendo su criterio sobre la repartición de los fondos europeos y, si ve la oportunidad, tumbar al primer ministro. Así lo expuso en el Senado: “Presidente, un Gobierno no puede ser sustituido por una task force y un parlamento no puede sustituirse por un directo en Facebook. Si esto es el Plan Marshall del futuro, ¿dónde están los alcaldes, el tercer sector o los sindicatos? No es imaginable que ante 200.000 millones de euros de deuda pública renunciemos a ser parlamentarios”.
Italia Viva tiene una estimación de voto que no llega al 5%. Pero gracias a los parlamentarios que abandonaron el PD en plena legislatura ha logrado tener dos ministros en el Gobierno, además de 30 representantes en la cámara de diputados y 18 en el Senado. Sin ellos es imposible que el Gobierno pueda salir adelante. La relación de Renzi con Conte ha sido siempre distante. El ex primer ministro nunca ha considerado que el actual presidente del Consejo de Ministros fuera una persona apta para el cargo, sino la menos mala de las soluciones para frenar a la ultraderecha. Si Conte cayese, la primera opción sería formar un nuevo Ejecutivo sin pasar por las urnas. Pero la decisión se tomaría en otra instancia.
El Palacio del Quirinal ha hecho saber de forma activa a los partidos que convocará elecciones si se rompe la mayoría parlamentaria que sostiene al actual ejecutivo. Fuentes de la presidencia de la República lo confirman también a este periódico. Pero algunos tienen la sensación de que la compleja situación económica de Italia, que se enfrenta a uno de los retos más importantes con la distribución de las ayudas que llegarán de Europa y la reconstrucción del país, no permiten poner las urnas. Tumbar a Conte, sin embargo, implica tener una alternativa que ahora mismo no aparece en los mapas que manejan los partidos. “Sería como sacar el dentífrico del tubo. Está muy bien… pero luego no hay quien vuelva a meterlo”.
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