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“Si hubiese gobernado Salvini nos arriesgábamos a salir de la UE”

El ex primer ministro, actual líder de un pequeño partido con el 5% de estimación de voto, analiza el estado del actual Gobierno y pide una intervención más clara de Italia en Libia

Daniel Verdú
El ex primer ministro italiano Matteo  Renzi, en un  programa de televisión el pasado diciembre.
El ex primer ministro italiano Matteo Renzi, en un programa de televisión el pasado diciembre. FLAVIO LO SCALZO (EFE)

“Hola, soy Matteo”, se escucha al otro lado de la llamada de WhatsApp. Está en Pekín y la voz llega a ratos entrecortada, pero no hay duda de que pertenece a quien durante un tiempo fue el político más popular de Europa y uno de los primeros ministros más apreciados de las últimas décadas en Italia. Renzi (Florencia, 45 años) fue un ciclón electoral, el enfant terrible de la socialdemocracia. Pero cometió algunos errores y la política, especialmente en Roma, ya no permite vivir de renta. Tras un verano de vértigo en el que propició la caída de Matteo Salvini del Gobierno, se ha convertido en líder de un partido con un 5% de estimación de voto, pero que tiene en el bolsillo la llave de la gobernabilidad del país con un puñado de diputados decisivos y dos ministros en el Ejecutivo. “Un muro contra el populismo”, matiza, aunque para ello tenga que convivir con el Movimiento 5 Estrellas (M5S) y formar parte de un Ejecutivo que toma decisiones que, a menudo, no comparte. Dentro y fuera de Italia.

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Pregunta. El Gobierno del que su partido forma parte está fracasando en su intento de mediación con Libia y ha protagonizado algunos extraños episodios en los últimos días. ¿Qué está fallando?

Respuesta. Estoy muy sorprendido negativamente por la situación en Libia. Estamos registrando una clara ausencia de Europa acompañada de la falta de compromiso americano, que cada vez está lavándose más las manos en toda la partida internacional. Se debe a la paulatina autosuficiencia energética de los Estados Unidos, que están gradualmente dejando algunos territorios relacionados con ese apartado.

P. El papel de Europa quizá está siendo peor.

R. Sí, y emerge un renovado protagonismo de Rusia y Turquía que marca un cambio de paradigma. Turquía se ocupa más del Mediterráneo que Europa, y en ese sentido Italia no está trabajando bien. Necesitamos que sea protagonista en Libia y en el Mediterráneo en particular. No se puede aceptar que se dé a Erdogan el espacio de influencia en territorios que debería protagonizar Europa.

P. Parece una broma, pero a Italia le iba mejor con Berlusconi y Gadafi.

R. El apartamiento de Gadafi, de la forma que fue querida y pensada, abrió muchos interrogantes. Solo una vez en la historia de Estados Unidos un presidente entonó el mea culpa estando todavía en el cargo sobre una decisión de política internacional: fue Obama y dijo que en Libia se habían equivocado. Berlusconi fue un gran amigo de Gadafi, pero también estuvo en la coalición que le derrocó. El Gobierno italiano tiene que cambiar el paso, despertarse… Pero toda Europa debe elegir qué relación tener con el norte de África y Oriente.

P. ¿Cree que Luigi Di Maio ha estado a la altura como ministro de Exteriores?

“Un Gobierno en España entre PSOE Ciudadanos habría sido más sólido”

R. No quiero abrir polémicas internas, sería muy fácil. Tengo muchas divisiones con él y con el presidente Conte. Hicimos este Gobierno para mandar a casa a Salvini y dar estabilidad a nuestra pertenencia a Europa. Era tan urgente que incluso llegamos a un acuerdo con M5S, con quienes tengo una pésima relación. Pero creo que ahora hay que alzar la voz y decir basta al papel de Turquía. No es polémica, solo consejos.

P. ¿Se los da a Conte en privado?

R. No, hace bastante que no hablamos.

P. Usted fue un primer ministro duradero para los estándares italianos. ¿Cree que Conte debería ser la persona en la que confiar hasta final de mandato?

R. No lo sé, sinceramente. Nuestra política es el reino de la inestabilidad. Cambiamos más o menos de primer ministro cada año, llevamos 67 Gobiernos en 73 años. Pero es verdad que otros países que fueron más estables hoy han conocido esta inestabilidad, como la misma España…

P. Nos hemos italianizado.

R. Yo quería transformar Italia en una democracia europea, pero veo que muchas democracias europeas se están italianizando. Es el efecto del referéndum que convoqué [se ríe].

P. Este Gobierno es más bien antisalvini que un Ejecutivo con un proyecto de país.

R. Sí, pero es que con M5S hay tantas diferencias… Nos sentimos comprometidos a seguir adelante con esta mayoría, veremos de qué manera se logra hasta final de legislatura.

P. Entonces, ¿su partido garantiza el apoyo a este Gobierno?

R. Lo hicimos para eso, pero lo importante es considerar a Italia Viva, que hoy es un pequeño partido, como un muro al populismo. Por eso no podemos aceptar normas anticiudadanas, como las que está proponiendo M5S. Los populistas gobiernan en Twitter, los políticos lo hacen en las instituciones. La evasión fiscal, por ejemplo, no se combate con un “¡todos la cárcel!”, sino apoyándonos en las nuevas tecnologías para cruzar datos. ¡Hoy el fisco sabe todo de ti!

P. A alguien podría sonarle raro lo de ser el muro del populismo siendo su aliado en el Gobierno.

R. Teníamos dos alternativas. Si se votaba, ganaba Salvini y gobernaba cinco años arriesgándonos a que sacase a Italia de la Unión Europea. El segundo era taparse la nariz y hacer el acuerdo con M5S. A mí me costó, pero llevamos al país a cambiar de posición en la Unión Europea, y ahora la batalla se libra sobre todos los argumentos.

P. ¿Las próximas elecciones en Emilia Romaña decidirán el futuro del Gobierno?

“Las instituciones italianas necesitarán a Draghi en los próximos meses”

R. Ni en caso de victoria ni en caso de derrota. Pero el Gobierno deber recordar que la única manera de estar en equilibrio es pedalear. Tiene que desbloquear las obras, generar trabajo… Hay una paradoja en Italia, si es verdad que hay tantos problemas, es verdad también que el bajo coste del dinero es muy positivo para un país con tanta deuda. Si hace algo de reformas, cuando los títulos expiren y se hagan nuevas emisiones y se alarguen los plazos, pagaremos poco el coste de la deuda.

P. El Gobierno estará legitimado a seguir si Salvini vence en Emilia Romaña y demuestra que ni siquiera en una región es capaz de frenarle.

P. Gane quien gane, el Gobierno tendrá que cambiar de paso al día siguiente. Y sobre todo en el tema de la obra pública.

P. ¿No cree que a Salvini, con un apoyo de más del 30%, quizá sería mejor dejarle gobernar y ver qué es capaz de hacer?

R. Si gana las elecciones, se respetará. Pero Italia no puede permitirse un líder como Salvini del que no están claras sus relaciones con Rusia, que ataca a los socios de la UE, que invoca el odio social en el tema migratorio… Un Gobierno Salvini no es ninguna vacuna, podría hacer mucho daño.

P. Y si no se vota en los próximos meses, ¿qué estrategia cree que seguirá?

R. Un alejamiento progresivo de la ultraderecha soberanista y se acercará al Partido Popular Europeo. Es mi apuesta. Se separará cada vez más de los acercamientos que tiene hoy Vox en España y se parecerá más a Casado, para decirlo en términos españoles. Si quiere un futuro, tendrá que hacer esto.

P. Si el Gobierno cae, ¿ve a Mario Draghi como primer ministro?

R. Las instituciones italianas necesitarán a Draghi en los próximos meses. No sé a qué nivel, y no quiero crearle problemas ni dificultades. Pero si fuera un observador diría que las instituciones llamarán a su puerta. Es una persona a la que Italia necesita a todos los niveles. Pero ahora dejémosle reposar.

P. Italia Viva, el partido que creó este verano para captar los votos de centro en un escenario polarizado, tiene hoy en torno al 5% en los sondeos. ¿Esperaba tan poco?

R. Yo siempre soñé un modelo distinto en el que quien gana gobierna cinco años. Pero perdimos el referéndum y volvimos a un sistema proporcional. El objetivo es llegar al 10% para ser un muro contra el populismo. Con calma, sin ansia.

P. En el Parlamento Europeo, ¿con quién se sentarán?

R. En el grupo con Macron.

P. Y con Ciudadanos, con quien siempre se identificó... Hoy el partido está hecho trizas.

R. Yo soñaba con un acuerdo entre Ciudadanos y socialistas tras las anteriores elecciones. Habría hecho bien a España, pero no fue posible. No diré por culpa de quien… Pero después de eso, Ciudadanos viró a la derecha y cometió un grave error que ha pagado caro. Pero un Gobierno con Pedro [Sánchez] y Albert [Rivera] habría sido más sólido que el actual. Dicho esto, respetamos la decisión de los ciudadanos españoles.

P. ¿No le gusta el acuerdo con Podemos?

R. Son apuestas arriesgadas, y eso vale también para nosotros con M5S. Solo el tiempo dirá si los resultados llegan o no. De lo que estoy seguro es de que Europa entera vive una época extraña. Hay acuerdos realmente extravagantes. Piense en España o Italia, pero fíjese en Austria: populares y verdes. La democracia occidental vive una crisis, aunque debe seguir defendiéndose.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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