La oposición venezolana lucha por frenar el desgaste y el desaliento
Juan Guaidó llama a la unidad y se aferra a la organización de una consulta alternativa a las elecciones legislativas para tratar de recuperar la iniciativa
La oposición a Nicolás Maduro entró hace una semana en una fase de desconcierto después de meses de tensiones internas y con un liderazgo consumido por el desgaste. La fuga de Leopoldo López de Venezuela añadió incertidumbre al camino emprendido por Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional y principal cara visible del antichavismo. Su pulso con el Gobierno bolivariano se apoyó desde principios de 2019 en la estrategia diseñada por López. Y pese a que el político promete continuar su trabajo desde el extranjero, el simbolismo y las circunstancias de esa decisión han profundizado el desaliento.
La noticia trascendió la mañana del 24 de octubre y sorprendió no solo a los simpatizantes del dirigente sino también a muchos cargos de responsabilidad en las filas opositoras. La confusión, las dudas sobre el operativo, los probables despistajes aumentaron la zozobra al menos hasta que López aterrizó, la mañana siguiente, en Madrid. Después de pasar casi siete años privado de libertad -primero en la cárcel militar de Ramo Verde, después bajo arresto domiciliario y en los últimos 18 meses resguardado en la residencia del embajador español, Jesús Silva- nadie cuestionó su opción personal, esto es, la de estar cerca de su familia. Sin embargo, han sido muchas las voces que, sobre todo en privado, han manifestado su preocupación.
La fuga se dio en el enésimo momento decisivo para la mayoría de las fuerzas antichavistas. Es decir, cuando falta poco mas de un mes para las elecciones legislativas convocadas por el chavismo para el 6 de diciembre y mientras la oposición trata de organizar una consulta alternativa a esos comicios, a los que no acudirá por considerar que carecen de garantías suficientes. Además, con las elecciones de Estados Unidos, cuya administración ha sido clave en los intentos de debilitar a Maduro, detrás de la esquina.
A Guaidó, que mantiene el reconocimiento de cerca de 60 países como presidente interino, no le ha quedado otra opción que apelar a lo que el frente opositor nunca tuvo: unidad. “La consulta representa la unión, el encuentro y el convocarnos a la acción contra el fraude y por elecciones presidenciales y parlamentarias libres, justas y verificables”, manifestó el sábado desde las redes sociales mientras buscaba retomar el pulso de la calle con un acto en el municipio caraqueño Sucre. "Es un éxito de resistencia de nuestra sociedad, un testimonio de lucha en el que todos debemos participar.... Unidos vamos a lograr que regrese nuestra familia, que haya justicia sin revancha, que renazca Venezuela”, agregó. Ese referéndum, cuyos detalles organizativos siguen en el aire, también está previsto para principios de diciembre.
La votación de diciembre se convirtió en otra manzana de la discordia para los dirigentes que tratan de forzar un cambio de régimen. El excandidato presidencial Henrique Capriles dio un paso al frente después y abrió a la puerta a su participación. Lo hizo en busca de lo que califica de “hecho político real” precisamente después de casi dos años de intentos, presión internacional y levantamientos frustrados que no han impedido que Maduro mantenga firme el control de las riendas del Estado. Finalmente también Capriles renunció a la posibilidad de concurrir a las parlamentarias porque la Unión Europea solicitó formalmente un aplazamiento que el régimen negó. La falta de garantías y el hecho de que apenas esté prevista observación internacional de las elecciones ahonda de nuevo la brecha entre el sucesor de Hugo Chávez y sus rivales.
La salida de Leopoldo López disparó también las especulaciones sobre la posibilidad de una negociación previa con el chavismo. Todos los actores de alguna manera afectados lo desmintieron rotundamente: la plana mayor del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV); el Gobierno español que a través de sus servicios diplomáticos le dio resguardo y que habló de una decisión voluntaria y personal del político; y la propia oposición. Maduro y sus principales colaboradores aprovecharon, además, para denunciar nuevos intentos de injerencia desde el exterior, sobre todo desde Estados Unidos y la vecina Colombia.
Jorge Rodríguez, exministro de Comunicación y ahora candidato del PSUV a las elecciones legislativas, fue más allá y vinculó la huida de López con la planificación de atentados. “Van a planear desde España atentados, asesinatos contra líderes de la revolución y contra candidatos a diputados por la Asamblea Nacional, sabotajes como el que se acaba de perpetrar en nuestra refinería de Amuay”, lanzó en una comparecencia, informa Efe.
López fue encarcelado en 2014 con la acusación de alentar una oleada de protestas que derivaron en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad y acabaron con decenas de muertos. Desde hace una semana el Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) y los cuerpos policiales han intensificado el acoso contra el entorno del político, con el periodista Roland Carreño, uno de sus principales colaboradores, a la cabeza. Los agentes incluso llegaron a detener personal contratado por la Embajada de España, al menos seis vigilantes de seguridad que fueron liberados al cabo de unas horas. Mientras tanto, la crisis diplomática entre Caracas y Madrid, que renunció a nombrar un nuevo embajador en sustitución de Jesús Silva, que está a punto de dejar el cargo, va camino de entrar en un callejón sin aparente salida.
Incógnitas y desmentidos oficiales
De la fuga de Leopoldo López solo se conocen tres evidencias irrefutables. El líder opositor salió de Venezuela tras abandonar la residencia de la Embajada de España, donde llevaba resguardado un año y medio; la huida trascendió el sábado 24 de octubre, en horas de la mañana; y un día después el político se reunió con su familia en Madrid. Todo lo demás, sobre la ruta y las escalas que hizo y el operativo que hizo posible su salida, es un hervidero de versiones y detalles que se topan con los desmentidos oficiales del chavismo, de la oposición, del Gobierno español y del propio López, que quiere evitar comprometer a los que le apoyaron como manifestó en una conferencia de prensa la semana pasada.
Lo cierto es que la extracción de la residencia del embajador Jesús Silva, en la exclusiva urbanización del Country Club de Caracas, tuvo que contar con una organización previa y un respaldo logístico calculado al milímetro. Las dependencias diplomáticas estaban rodeadas por patrullas del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) y de la policía desde el 30 de abril de 2019, el día en que López se escapó de su arresto domiciliario y pidió protección a España. Una versión, relatada a EL PAÍS por fuentes conocedoras de los últimos pasos de López, apunta a que los agentes recibieron la orden interna de retirarse. Y según ese relato hay al menos tres directivos policiales involucrados.
Ese extremo coincide con el mismo modus operandi de López en vísperas del alzamiento fallido del año pasado. En esa ocasión, el dirigente antichavista logró abandonar su residencia, donde cumplía una medida de arresto domiciliario, gracias a la ayuda de oficiales del Sebin y otros uniformados. Ese día se produjo, además, la deserción del jefe de la inteligencia, Christopher Figuera, que huyó primero a Colombia y después se instaló en Estados Unidos.
El camino emprendido por López para abandonar el país es otra de las incógnitas. Distintas fuentes lo situaron en Bogotá y en Miami antes de aterrizar en Madrid. Para llegar a la frontera con Colombia y cruzar por algún paso informal, hubiera tenido que afrontar un viaje de alrededor de 12 horas en una carretera donde suele haber decenas de retenes. Con esas premisas en las filas opositoras cobró fuerza la hipótesis de que tras salir de Caracas viajara hasta el Estado Falcón a través de una ruta menos transitada y de allí cruzara en lancha los más de 150 kilómetros hasta la isla de Aruba. El político afirmó con claridad que no quiere ofrecer detalles por si alguien necesitara recurrir al mismo esquema de fuga.
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