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Canadá sigue con ansias la campaña presidencial al otro lado de la frontera

El Gobierno de Justin Trudeau espera las elecciones en Estados Unidos con la incertidumbre que tanto Donald Trump como Joe Biden generan sobre el futuro del comercio bilateral

El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, durante una conferencia de prensa en la ciudad de Ottawa, el pasado 13 de octubre.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, durante una conferencia de prensa en la ciudad de Ottawa, el pasado 13 de octubre.Sean Kilpatrick (AP)

La noche del 8 de noviembre de 2016, Justin Trudeau, con apenas un año como primer ministro canadiense, recibió un balde de agua fría al saber que Donald Trump había ganado la elección presidencial en Estados Unidos. Un día después declaró: “Trabajaré con la Administración de Trump de forma positiva, no únicamente para Estados Unidos y Canadá, sino para el mundo entero”. Trudeau y Trump representan visiones y estilos antagónicos. En esos momentos volvió a sonar con fuerza la frase que el diputado Robert Thompson pronunció en Ottawa en los años sesenta: “Los estadounidenses son nuestros mejores amigos, nos guste o no”. Canadá no tiene otra opción: su relación con el país vecino es toral en asuntos económicos, aunque tiene también marcado impacto en otras esferas. Es por ello que los canadienses aguardan con impaciencia los resultados de los comicios presidenciales en Estados Unidos del 3 de noviembre.

Desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, las relaciones entre estos países norteamericanos se han erosionado. Trump ha citado en diversos momentos que Canadá se aprovecha de la relación comercial. También ha impuesto tarifas al aluminio canadiense, argumentando temas de seguridad nacional. Asimismo, su cuenta en Twitter ha servido para atacar a Justin Trudeau. “Deshonesto y débil”, le ha dedicado, entre otros adjetivos. Trudeau ha replicado que defenderá los intereses canadienses, sin cerrar la puerta al diálogo. Aunque su declaración más recordada –el pasado junio– incluyó 22 segundos de silencio; fue el tiempo que tardó en articular una respuesta sobre la actitud de Trump respecto al movimiento Black Lives Matter.

Con estos y otros antecedentes, no es difícil suponer que el Gobierno liberal de Canadá prefiere una victoria de Joe Biden en las urnas. Además, una encuesta publicada el 1 de octubre, a cargo de la firma Léger, mostró que el 84% de los canadienses consultados prefiere al candidato demócrata. Sin embargo, la cautela se ha impuesto como estrategia. El 8 de octubre, el primer ministro sostuvo que su Gobierno no se inmiscuirá en la elección, pero que se prepara frente a cualquier eventualidad. La cadena CBC difundió en agosto que Trudeau pidió a sus ministros aumentar los canales de comunicación con Washington, pero no pronunciarse sobre los comicios. En diciembre de 2015, Stéphane Dion –en ese entonces ministro de Exteriores– criticó duramente la propuesta del candidato Trump de prohibir a los musulmanes la entrada a Estados Unidos. Pocas semanas después de la victoria del neoyorquino, Trudeau remplazó a Dion por Chrystia Freeland, quien estuvo al frente de la renegociación del marco comercial norteamericano con sus pares de México y Estados Unidos.

Cerca del 75% de las exportaciones canadienses tienen a Estados Unidos como destino. Los lazos comerciales con el país vecino son un asunto neurológico para Canadá. Biden ha señalado su oposición a las tarifas impuestas por Trump al aluminio canadiense. También ha manifestado su deseo de volver a involucrar a su país en el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica. “Un segundo mandato de Trump sería un gran desafío para Canadá. La incertidumbre ha sido una constante. Firmamos un nuevo acuerdo comercial, pero nunca hemos estado seguros de qué pasará. Biden es un político más institucional. Valora más la relación bilateral”, comenta Christophe Cloutier-Roy, investigador del Observatorio sobre Estados Unidos de la Universidad de Quebec en Montreal.

Sin embargo, no todo sería miel y pétalos para Canadá en la esfera comercial. La plataforma electoral de Biden indica que tiene la intención de continuar –e incluso reforzar– la política de “Buy American” respecto al consumo de productos internos. Lawrence Herman, miembro del Instituto Howe, escribió hace unos días en The Globe and Mail que es necesario tomar en cuenta la influencia de los sindicatos dentro del Partido Demócrata, recelosos del libre intercambio. “Merece la pena recordar que a menudo son los políticos demócratas de los Estados fronterizos los que han sido los más críticos con Canadá y los más difíciles de tratar en términos de comercio bilateral”, señaló. “No todos los puntos de tensión desaparecerían con Biden. Desde hace décadas existen diferendos sobre la madera industrial. El aluminio también es un asunto que continúa y habrá seguramente señalamientos hacia compañías canadienses en el nuevo marco comercial”, señala Cloutier-Roy.

En el plano internacional, un triunfo de Biden volvería a acercar a Canadá y Estados Unidos en diversos puntos de sus agendas exteriores, dado el espíritu unilateral que ha caracterizado a la Administración de Trump. Un ejemplo es la promesa de Biden de que su país vuelva al Acuerdo de París. También ha expresado que la OTAN estaría en riesgo de desaparecer si Trump consigue la reelección.

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China no es un tema menor. Si bien numerosos expertos sostienen que la rivalidad entre Pekín y Washington proseguirá en las próximas décadas, un triunfo demócrata podría bajar los decibeles. Mark Haefele, analista de UBS Global Wealth Management, escribió en una nota que con Biden se esperaría “una política exterior más predecible y menos abiertamente hostil hacia China”. Canadá ha sufrido daños colaterales por estas pugnas. Meng Wanzhou, vicepresidenta de Huawei, fue detenida en diciembre de 2018 en Vancouver, a petición de los estadounidenses, por supuestamente haber violado las sanciones comerciales impuestas a Irán. El procedimiento de extradición continúa discutiéndose en tribunales. Pekín impuso restricciones a ciertos productos canadienses y detuvo a dos ciudadanos de dicho país. Canadá ha señalado que dichas acciones fueron en represalia por el caso de la ejecutiva. Algunas voces de peso en Canadá (como Guy Saint-Jaques, embajador canadiense en China de 2012 a 2016) han declarado que Biden podría retirar la solicitud de extradición en el marco de un enfoque político distinto hacia el país asiático.

La pandemia también es un tema que inquieta a Canadá en esta elección. La frontera entre ambos países solo está abierta para actividades esenciales desde el 21 de marzo. En septiembre, una encuesta de Research Co. arrojó que el 90% de los canadienses está de acuerdo con estas restricciones. Estados Unidos es el país del orbe con más contagios y decesos por la covid-19. Biden señala en su programa electoral, entre otros puntos, que aumentará las pruebas y el monitoreo y escuchará la opinión de científicos, además de consultar constantemente a gobernadores y alcaldes. “La gestión sería más prudente con Joe Biden. Es muy importante la relación que subraya con los Estados, ya que toman la mayoría de las decisiones. Biden sería más cauteloso respecto a la reapertura de la frontera. Trump se ha mostrado más apresurado en hacerlo”, apunta Cloutier-Roy.

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