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La emigración puede tener en sus manos el futuro político de Bolivia

Un resultado ajustado este domingo multiplica el peso electoral de los 300.000 bolivianos que votan fuera de su país

Simpatizantes de Evo Morales celebran en Buenos Aires, Argentina, el 14 aniversario de la fundación del Estado Plurinacional de Bolivia, el 22 de enero de 2020.
Simpatizantes de Evo Morales celebran en Buenos Aires, Argentina, el 14 aniversario de la fundación del Estado Plurinacional de Bolivia, el 22 de enero de 2020.STRINGER (Reuters)
Federico Rivas Molina

Más de 300.000 bolivianos están habilitados para votar este domingo desde el exterior. El peso electoral de esta diáspora es enorme. Solo en Argentina representan el 2,2% del padrón nacional, con 161.000 personas. En las presidenciales del año pasado, el expresidente Evo Morales obtuvo en ese país el 82% de los votos. Si las elecciones de este domingo se presentan tan ajustadas como anticipan los sondeos, del voto exterior puede depender que Luis Arce, el hombre de Morales para poner al MAS otra vez en el Palacio Quemado, gane en primera vuelta.

Los bolivianos en Argentina están movilizados. Desde 2014, cuando se habilitó por primera vez el voto exterior voluntario, la participación electoral no bajó del 70%. El MAS arrasa en las urnas en Argentina. Y por eso los bolivianos desconfían de la transparencia de unas elecciones organizadas por un gobierno, el de Jeanine Áñez, al que consideran de facto. La orden es “cuidar el voto” y salir a votar, como sea. Denuncian que el Órgano Electoral Plurinacional ha cambiado el mapa de las escuelas habilitadas y no informó de ello. Temen, además, que ante un resultado ajustado en La Paz, una mano negra “pierda” los votos llegados desde Buenos Aires, Salta, Jujuy o Córdoba. La Cancillería boliviana respondió a las denuncias con un comunicado y dijo que las elecciones “en el extranjero serán limpias, transparentes y libres de sospechas de fraude, a diferencia de lo sucedido en las últimas elecciones generales de 2019”.

Según el censo nacional de 2010, el último disponible, viven en Argentina 345.000 bolivianos, una cifra que solo supera la diáspora paraguaya. Las organizaciones, sin embargo, manejan números mucho más altos. “Somos entre dos y tres millones”, dice Leandro Ruiz Iriarte, de la Cooperativa 8 de octubre de Ezeiza, a las afueras de Buenos Aires. Ruiz Iriarte nació en Argentina hace 33 años, de padres bolivianos emigrados en los setenta. El domingo votará por Luis Arce y lleva las últimas semanas muy ocupado.

“El voto en Argentina supera al de departamentos bolivianos como Beni y Pando y puede definir la elección”, dice Ruiz Iriarte. Por eso cree que hay una campaña de “desmovilización del voto” orquestada desde La Paz. “Recién el miércoles el órgano electoral informó de los recintos. Han desaparecido escuelas de votación con respecto al año pasado y otras se han desdoblado. La gente no sabe adonde vota, porque la aplicación no está actualizada y todavía te manda a las escuelas anteriores. Además, en septiembre, elevaron de 119 a más de 50.000 los inhabilitados para votar en el exterior. 25.000 están en Argentina. El cambio de lugares y la falta de información va a reducir la participación”, dice.

La comunidad boliviana en Argentina no ha perdido los lazos con su país. Y es en su gran mayoría fiel al expresidente Evo Morales. “Tiene que ver con el perfil de los que emigraron, que es parecido al que vota al MAS en Bolivia”, resume el historiador Pablo Stefanoni. Félix Lamas vive en La Plata, ciudad capital de la provincia de Buenos Aires. Como jefe de recinto por el MAS, el domingo supervisará el trabajo de los delegados del partido que velarán por el resultado “como se marca a Maradona”.

“En Argentina hay un 5% de opositores al MAS”, dice Lamas. Diego Rodas es uno de ellos. Tiene 28 años y lleva desde 2010 en Buenos Aires, donde se graduó de abogado en una universidad privada. Su primera votación fue en 2014, cuando optó por la oposición a Evo Morales. El domingo pondrá la papeleta de Carlos Mesa, que va segundo en las encuestas. “Argentina es una plaza súper importante”, dice, “pero me da la impresión de que los candidatos que no son del MAS no le han dado importancia porque saben que está perdida”.

Rodas dice que el MAS tiene asegurado el triunfo en Argentina porque “la comunidad ha visto resultados en el pasado”. “Pero yo creo el milagro económico, como se dice, también tiene que verse en una evolución institucional y en que ya no haya bolivianos de primera y segunda. Eso no ha pasado”, sentencia. Son pocos los bolivianos que en Argentina piensan como él. Felix Lamas cuenta que “en los barrios periféricos, en las quintas, nadie es de otro partido que no sea del MAS. Uno se para con un paisano y lo primero que le dice es 'cuando vamos a ir a verlo a Evo”. Y Evo lo sabe.

Durante una charla desde su exilio en Buenos Aires con dirigentes sociales, a la que estuvo invitada EL PAÍS, pidió a sus compatriotas que se movilicen. “Yo le dije a mis hermanos en Argentina en 2019: ustedes deciden el futuro de Bolivia. Se abrazaban de alegría, cantaban. Y qué hacemos ahora, pidamos a [el expresidente Mauricio] Macri que nos preste la Bombonera, no nos va a prestar, pidamos al Papa Francisco la cancha de San Lorenzo para hacer un acto. Pero la pandemia lo cerró todo”, se lamentó.

El Gobierno de Alberto Fernández autorizó la apertura de 114 escuelas, cerradas desde marzo por la cuarentena contra la covid-19, para que voten los bolivianos. También abrió temporalmente las fronteras para el ingreso y egreso de personal electoral y observadores internacionales. Josefina Barriga es la presidenta de la Nueva Comunidad Boliviana, una asociación que agrupa a parte de sus compatriotas en Salta, provincia fronteriza con Bolivia. Nació en Potosí hace 63 años y lleva 33 en Argentina. Ha dejado parte de su familia en Yacuiba, Tarija, y aún recuerda los tiempos en que para votar cruzaba la frontera. “Era una forma de reencontrarnos y pasar un rato allá. Muchos iban a votar para estar con su familia”, dice. Este domingo también votará, pero en Salta, y lo hará por el MAS. “La gente esta deseosa para que cambie Bolivia, para que no sufra la gente, ya estamos acostumbrados a como progresaba”, dice. Este año no hubo grandes mítines de los candidatos bolivianos, como antaño, pero el MAS confía en la diferencia que hará con el voto en Argentina.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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